Capítulo 23

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Dante —su nombre se desliza fuera de mis labios sin esfuerzo. Hacía tanto tiempo que no escuchaba la voz de alguien que solía conocer que incluso creo estar soñando. Mis ojos ascienden de nuevo al hombre que aguarda en el pasillo mientras respondo a la llamada. No hay muchos Cambiaformas tan conocidos como Dante, el jefe de una de las redes de información más importantes de nuestro submundo. Se dice que tiene ojos y oídos en todas partes, que no hay nada que él no sepa. Supongo que el hombre con oscuras gafas de sol y chaqueta negra de cuero es uno de sus informantes. ¿Una rata quizás? —. ¿Cómo me has encontrado?

Ryker me observa detenidamente mientras mis dedos se cierran fuertemente alrededor del teléfono. Su expresión está llena de seriedad y preocupación, además de la tensión que atraviesa sus anchos hombros debido a la presencia del extraño al otro lado de la puerta.

— Tantos años sin respuesta, sin pista alguna... — dice él con clara frustración en su tono —... y, de repente, apareces en las imágenes de las cámaras de seguridad de unos grandes almacenes. No lo hubiese creído si no lo hubiese visto con mis propios ojos — la emoción en sus palabras tira de las comisuras de mis labios y sin darme cuenta sonrío ligeramente. Recuerdo a Dante como una de las personas más amables y caballerosas que haya conocido, aunque también he oído los rumores... Historias sobre lo que le pasa a aquellos que se atreven a desafiarlo —. ¡Me alegro enormemente de haberte encontrado por fin! No sabes lo feliz que se pondrá Jay cuando se enteré de que su hermana y hermano mayores han aparecido.

El aire sale bruscamente de mis pulmones como si mi pecho colapsará de repente. Mi garganta se cierra mientras una punzada de intenso dolor atraviesa mi corazón. La pequeña sonrisa que se había formado en mi rostro se desvanece.

Ryker da un paso en mi dirección al percatarse del cambio en mi estado de ánimo. Abro la boca, pero soy incapaz de pronunciar palabra alguna. Entonces, niego con la cabeza y doy un paso atrás hacia el interior de la habitación. Después, doy media vuelta y arrastro los pies hasta el baño. Cierro la puerta y apoyo mi espalda sobre ella.

¿Nina? —se escucha la voz de Dante al otro lado de la línea.

Dante...

Mis ojos irremediablemente se llenan de lágrimas que pronto comienzan a deslizarse por mis mejillas.

— ¿Qué ocurre, querida?

— Mi hermano no... —es tan difícil formar las palabras, decirlo en voz alta, porque de ese modo todo se vuelve más real —. Él n-no lo ha conseguido —tartamudeo finalmente y me deslizo hasta el suelo, donde quedo acuclillada contra la puerta del baño.

Mi cuerpo se siente frío de repente y mis manos tiemblan haciendo que tenga que presionar el teléfono con más fuerza contra mi oreja. Mi corazón se rompe en pequeños pedazos. Jay, mi pequeño hermano, solía seguirnos a mi otro hermano y a mí a todas partes. Recuerdo su enorme sonrisa y su cara inocente. No puedo ni llegar a imaginar lo que sentirá cuando descubra que jamás volverá a ver Nhoa.

Nhoa... he estado tratando enterrar su nombre en lo más profundo de mi mente porque el sólo hecho de pensar en esas cuatro letras me provocaba tal dolor que creía que podría morir.

Él está muerto.

No volveré a escuchar su voz alegre, a ver sus ojos risueños, a compartir con él todos y cada uno de mis secretos. Nhoa era más que un hermano para mí, era mi mejor amigo y no creo que jamás pueda volver a encontrar a alguien como él.

Se ha ido... para siempre.

Lloro, encogida en un pequeño cuarto de baño de un barato motel de carretera, simplemente dejo que las lágrimas caigan hasta que ya no queda nada. La línea permanece en silencio mientras me desahogo y no es hasta que mis ojos se secan que Dante vuelve a hablar.

El deseo del ave enjaulada © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora