Capítulo 28

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Inmediatamente, las pesadas manos de Ryker rodean mis caderas presionándome contra su ardiente torso y el borde marmóreo del lavamanos se clava en la parte baja de mi espalda.

Mis labios se deslizan sobre los suyos, ligeramente húmedos, con cierta desesperación. De repente, sus manos descienden hasta mis nalgas y me levanta. Un sonido de sorpresa sale de mi garganta y, después, Ryker me deposita sobre la encimera que rodea el lavamanos. En esta nueva posición, la diferencia entre nuestras alturas ya no es tan elevada y mis dedos se deslizan por su cuello sin la necesidad de tener que aferrarme a él. Acaricio su piel con lentitud y siento una suave vibración bajo mis yemas... es como si el hormigueo se desencadenase justo después de mi toque.

Sus manos, que descansaban pacientemente sobre mis caderas, comienzan a moverse. Se cuelan bajo el fino borde de mi camiseta y ascienden por la piel de mi espalda despertando cada una de mis terminaciones nerviosas.

Entonces, el beso cambia. Ryker toma el control y nuestras bocas comienzan a moverse con una lentitud torturadora. La sensación de estar siendo saboreada por un hombre capaz de convertirse en un enorme lobo de ojos amarillos y pelaje de color pardo hace que me derrita contra él.

Después, su boca se abre y nuestras lenguas se encuentran. Sus dedos descienden por la piel de mi espalda para luego volver a ascender, así, una y otra vez.

Tiemblo.

Tiemblo tan fuerte que hasta tengo miedo. Temor de que lo que estoy sintiendo en estos momentos no sea real, de que todo esto sea un sueño creado por una lastimosa chica que continúa encerrada en su celda.

El beso se detiene.

Nina... —susurra Ryker a un suspiro de mis labios y abro los ojos para enfrentar su intensa mirada —. ¿De qué tienes miedo? —pregunta él como si hubiese estado escuchando los pensamientos que se arremolinan en las profundidades de mi mente y sintiendo mi inseguridad bajo las yemas de sus dedos.

— ¿De verdad somos libres? —pregunto interrumpiendo el sonido de nuestras respiraciones aceleradas en el pequeño cuarto de baño —. ¿Y si todo esto fuese sólo un experimento más?

Jamás me recuperaría de algo así.

Si despertase y descubriese que siguo encerrada entre esas cuatro paredes viendo una celda vacía frente a la mía. Una celda que realmente no ha sido ocupada. Un espacio similar a un pozo negro lleno de densa oscuridad.

No podría soportarlo. No podría seguir...

Shhh —susurra Ryker deteniendo el hilo autodestructivo de mis envenenados pensamientos y sus manos salen de debajo de mi camiseta para acariciar mis mejillas con suavidad —. Somos libres, te lo prometo.

Su tono bajo y ligeramente ronco atraviesa las gruesas barreras que rodean mi mente extendiéndose por cada rincón. Obligando a la ponzoña a retroceder quedando marginada contra los bordes.

Parpadeo y mi corazón se ablanda. Imitando su acción coloco mis manos a ambos lados de rostro y sostengo su mirada.

— ¿Cómo es posible que habiendo vivido toda tu vida sin saber tu verdadera naturaleza seas capaz de utilizar todos los dones de un Cambiaformas con tanta facilidad?

Los Cambiaformas puede tener diversas habilidades, pero hay una que todos y cada uno de nosotros compartimos y es que nuestra presencia puede ser utilizada como un bálsamo para los demás. Capaces de espantar los malos sueños o incluso hacer retroceder a los miedos, justo como Ryker acaba de hacer con los míos.

Él me observa como si no comprendiese lo que digo y una lenta sonrisa se extiende por mi rostro. Entonces, tiro de él y vuelvo a besarlo.

Lo siguiente que sé es que estoy en los brazos de Ryker y él se está moviendo. Salimos del cuarto de baño, donde se había creado una intensa burbuja de calor. Por lo que cuando entramos en la habitación, la diferencia de temperatura hace que un escalofrío sacuda mi cuerpo.

El deseo del ave enjaulada © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora