Capítulo 9

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— ¿Por qué te sorprendes tanto? —se ríe Nhor —. Cómo ya he dicho antes, este rompecabezas tiene una serie de piezas y tú, Nina, eres una de las más importantes.

La inquietud me invade inmediatamente. El acelerado bombeo de mi corazón parece ascender inundando mis oídos mientras una agobiante sensación de calor recorre mi cuerpo.

— ¿Yo? —pregunto con cierto temor e incredulidad —. ¿Qué puedo hacer yo? — soy un halcón sin capacidad de cambiar de forma. Desde la muerte de mi hermano no he hecho otra cosa que hundirme profundamente en una oscura depresión de la que parezco incapaz de salir —. ¿Y cómo se supone que voy a llegar al transformador?

Creo que esa es la cuestión más importante puesto que supongo que el transformador no se encuentra, precisamente, dentro de mi celda.

— No desesperes —responde ella como si estuviese sobredimensionando el problema y después da una sonora palmada que, sin pretenderlo, me sobresalta —. Es muy simple. Matías te subestima y... mucho. Cómo explicas si no que ayer hiciese descender el cristal de tu celda sin ni siquiera activar el gas primero para dejarte completamente inconsciente. Es cierto que estabas al borde de la muerte, pero... ¡vamos! Incluso así, su acción fue demasiado confiada.

Nhor parece estar muy segura de lo que dice y, ciertamente, algo indignada. Por otra parte, yo no estoy de acuerdo. No creo que Matías fuese demasiado confiado pues era obvio que no suponía amenaza alguna. Apenas podía mantener los ojos abiertos y la cabeza erguida... mucho menos tratar de escapar.

Sin embargo, decido no contradecirla.

— Incluso si Matías me subestima, ¿cómo nos va a ayudar eso? —pregunto confundida pues soy incapaz de ver más allá de los impedimentos que parecen situarse ante nosotros.

Ella suspira. Es obvio que comienza a perder la paciencia, pero ¿qué culpa tengo yo de no poder imaginar como podemos salir de este lugar?

— Hay tres piezas en este rompecabezas —comienza ella con su explicación —. La primera, el cerebro. Como dice el dicho: "el conocimiento es poder" y yo poseo más que nadie — hay tanta confianza en su gélida voz que es difícil desconfiar de lo que está diciendo —. Segunda, el músculo. Valiéndonos únicamente de la maña, no conseguiremos mucho. Como ya sabemos, necesitamos que el perro use ese enorme cuerpo que tiene para hacer pedazos el cristal de su celda. Una vez fuera, tan sólo tiene que liberarnos seleccionando la opción en los pequeños paneles que se encuentran en el pasillo —desde mi posición puedo ver sin problemas la pantalla oscura de la que habla. Situada a la derecha junto al cristal de la celda de Ryker contiene las funciones que permiten activar el gas y, también, hacer bajas los cristales —. Tercero, el caballo de Troya.

El caballo de Troya fue una enorme construcción de madera con la forma de dicho animal que los griegos utilizaron como estrategia para entrar en la ciudad. Los Troyanos lo tomaron como signo de victoria sin saber que en su interior se ocultaban varios soldados enemigos. Al caer la noche, los soldados salieron y mataron a los centinelas, abrieron las puertas de la ciudad permitiendo, así, la entrada del ejercito griego. Aquello provocó la caída de Troya.

— ¿Yo soy el caballo de Troya? —aventuro temiendo su respuesta.

— Tú hermano era un hombre inteligente, ¿sabes? —el repentino cambio de tema hace que me tense sin remedio. Cada vez que nombra a mi hermano siento esta intensa sensación de dolor en mi pecho, como si alguien estuviese clavando ganchos en las paredes de mi corazón para después comenzar a tirar. Temo que en algún momento se desgarre —. Tuvo una muy buena idea, en su momento, cuando se dio cuenta de que el gas tardaba tres minutos exactos en inundar el espacio entre estas cuatro paredes. Aguanta la respiración durante ese tiempo y, cuanto menos flujo alcance tus pulmones, menores serán sus efectos. Eso es exactamente lo que necesito de ti, Nina. Han pasado cinco años en los que, día a día, has ido perfeccionando la técnica y a penas te cuesta esfuerzo mantenerte durante todo ese tiempo sin respirar.

El deseo del ave enjaulada © #3Where stories live. Discover now