Psycho (KimNamJoon)

36

Por la mañana la presión de seguir sin saber qué hacer me estaba comiendo viva. Tomé ropa limpia y caminé directo al baño esperando que el agua caliente me ayudara a aclarar mis ideas.

Me quité la pijama pero cuando mis ojos toparon con ese reflejo en el espejo, no pude evitar descocer a la chica que mis ojos miraban.

¿Quién eres?

¿Quién es esa chica que ahora le teme a la vida?

¿Dónde quedó esa chica que no le importaba nadie a su alrededor?

No pude contener las lágrimas y la chica en el espejo lloró conmigo, como si llorando las dos el dolor fuera menos pesado.

¿Qué mal hice para que la vida me castigará de esta manera?

Mi único sueño en la vida era terminar mis estudios, tener una carrera, trabajar, conocer al amor de mi vida, viajar por el mundo, casarme y tener una familia. Jamás le deseé el mal a nadie, jamás robé nada, jamás maté a nadie, no era mala con mis padres, bueno, solo les contestaba a veces, pero peleas normales entre padres e hijos, jamás me drogué, jamás fumé. No era una mala persona, así que no entiendo por qué mierda la vida es tan maldita conmigo.

Abrí la regadera y no esperé a que el agua se calentara, simplemente entré. El agua caliente recorriéndome todo el cuerpo se sentía bien, pero no lo suficiente como para hacerme sentir bien del todo.

Salí del baño y por un momento recordé que no había escuchado la voz de Owen en todo este tiempo.

—¿Owen?

—¿Mm?

—Nada... solo quería saber si seguías ahí

—¿Por qué no lo estaría?

—No lo sé

Dejé mis cosas en mi habitación y salí camino a la cocina donde Namjoon ya estaba comiendo su desayuno.

Preparé el mío en completo silencio sintiendo como el ambiente pesado e incómoda entre los dos se clavaba en mis huesos.

—¿Le dirás? –preguntó Owen, pero no le respondí un no o un sí, así que supongo que entendió que no estaba segura de qué hacer

Tenía miedo se cómo terminaría la revelación de mi verdadera identidad, me cae bien Namjoon y no quiero que me obligue a lastimarlo.

—¿Namjoon?

—¿Qué? –su mal tono y su voz rasposa me dieron escalofríos haciéndome desconocerme aún más

—...Yo... tengo... tengo algo que decirte –lo miré

—¿Qué cosa?

—Sobre qué pasa en realidad, conmigo

Dejó de mirar su plato de cereal para ponerme atención.

—¿Lo harás? –preguntó molesto

—Sí

—¿Por qué?

—Porque necesitas saber quién soy para que pienses en una respuesta sobre la propuesta que te haré al final

Se recargó en el respaldo de la silla, cruzando los brazos y suspirando.

—Comienza –ordenó

Apagué el fuego de la estufa y me senté en la silla delante de él.

—Mi verdadero nombre es Yun, no Lila