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Namjoon

Sabía que no era buena con el alcohol y por el modo en el que tomaba la comida y la lata, sabía que ese alcohol comenzaba a hacerle efecto mientras que a mi apenas comenzaba.

Comenzó a cantar la canción que estaban pasando en la televisión justo ahora, o más bien intentaba, porque atropellaba las palabras de vez en cuando mientras sonreía como tonta.

Las latas vacías comenzaban a ocupar espacio en la mesa.

—Creo que deberías dejarlo aquí –tomé la lata que tenía en la mano

—No –la alejó de mi –quiero seguir tomando esto

—Ya estas demasiado ebria

—¿Y eso qué? –sonrió

Rodeé los ojos mientras ella se tomaba el último trago para enseguida abrir otra.

—Namjoon –me miró con sus ojos adormilados

—¿Qué?

—Eres un completo... idiota

—Ya me lo has dicho –tomé cacahuates

—Eres un maldito idiota que tiene miedo de la vida –otro trago –deja de temerle a las cosas y simplemente déjate llevar

—Aja –no me molestaría lo que me dijera por el simple hecho de cómo me lo decía

—¿Y sabes qué más?

—¿Qué?

—Ya no... quiero hablar con un idiota como tú –le dio el trago más largo de la noche a su cerveza y bajó la lata con fuerza, limpiándose la boca con el dorso de la mano –me voy a dormir –apoyó las dos manos sobre la mesa intentando levantarse, pero por el modo en el que sus brazos temblaban y después de varios intentos pude saber que estaba demasiado ebria

Yo simplemente la miraba en silencio esperando el momento en que pudiera levantarse por sí sola. Después de algunos intentos, lo logró, pero casi caía sobre el sofá, aunque consiguió mantener el equilibrio.

—Adiós –se despidió

Se tambaleaba defendiéndose con las paredes para no caer, siendo seguida por mi mirada mientras no dejaba de comer las botanas que tenía en mi mano. Desapareció y escuché como cerraba la puerta de su habitación y en ese momento yo me levanté para ir a la mía.

Sacudí las migajas de la comida de mi pantalón y mientras lo hacía un gran golpe en su habitación me tomó por sorpresa.

Salí corriendo por el pasillo hasta su puerta. Ella estaba en el suelo, recargada en la esquina que se formaba con la mesa de noche y su cama.

—¿Qué pasó? –pregunté

—Solo... -levantó los hombros –no logré llegar a la cama

El fuerte ruido había sido por la lámpara que tumbó cuando golpeó con el mueble, aunque, afortunadamente no cayó al suelo.

—Ven -la tomé de las manos para tirar de ella y levantarla del suelo

Se sentó a la orilla de su cama y me miró con cara somnolienta.

—¿Qué? -pregunté

—¿Por qué... mueves de ese modo la cabeza?

—No estoy moviendo mi cabeza

—Claro que sí, pareces uno de esos monitos cabezones -movió su cabeza de un lado al otro

Psycho (KimNamJoon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora