Psycho (KimNamJoon)

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Cuando volví a abrir los ojos la habitación estaba completamente oscura, miré el reloj que señalaba que ya eran las nueve y media de la noche. Me quedé mirando el techo por unos segundos antes de recordar quién estaba a mi lado. Giré mi cabeza y después todo mi cuerpo lentamente para no hacer mucho movimiento y despertarlo. Estaba dormido boca arriba con su mano izquierda sobre su abdomen y la otra estirada a un lado de su cuerpo. Su pecho subía y bajaba tranquilamente y su rostro tenía une expresión de paz. Por un momento tuve la intención de tocar su mejilla, pero al final solo escondí mis dos manos debajo de mi almohada. Ahora, gracias a él, me sentía mejor porque pude dormir bien y sin malos sueños. Aún no quería levantarme y como él seguía dormido, aproveché eso y volví a cerrar mis ojos y dormir un poco más.

Namjoon

Abrí los ojos y mi primera imagen fue el techo oscuro de la habitación, giré mi cabeza al reloj del otro lado de la cama para ver qué hora eran ya. Eran las cinco para las 10 de la noche. Mis ojos bajaron a quién estaba a mi lado. Yun estaba dormida sobre su costado izquierdo con las manos debajo de su almohada. Su rostro tranquilo al igual que su respiración me hicieron sonreír victorioso al notar que no había tenido ninguna pesadilla y por fin pudo descansar cómodamente. La luz de la luna entraba por la ventana, alumbrando débilmente en la habitación, pero lo suficiente como para poder ver algunos detalles. Me giré para quedarme del mismo modo que ella en mi costado derecho con mis manos del mismo modo que ella.

Mis movimientos la hicieron cambiar de posición sacando las manos de debajo de la almohada dejando una de ellas sobre la misma y la otra sobre su estómago. Mis ojos pasearon por todo su cuerpo y el cómo la cobija bajaba por la curva de su cintura y volvía a subir, su brazo, su cuello, sus pestañas, sus labios y su mano sobre la almohada y la... ¿Cicatriz?

Me incorporé un poco para poder ver mejor la piel de su muñeca, pero, aunque hiciera eso, la luz de la luna no ayudaba demasiado, pero mis ojos me decían eso. Había una cicatriz a lo largo de su muñeca, llevé mis dedos hasta ella tratando de sentir esa piel, pero no podía sentir nada. Seguramente mis ojos, la luz y las sombras me estaban jugando una mala pasada. Lo dejé y me volvía a recostar en silencio, pero no por mucho cuando ella abrió los ojos.

—¿Tienes hambre? -pregunté

—Sí -contestó con voz ronca

—Prepararé algo -volvió a cerrar los ojos mientras yo me levantaba de la cama directo a la cocina donde terminé pidiendo algo a domicilio. Ordené la cena que consistió en sushi que llegó en solo 15 minutos.

En cuanto cerré la puerta con el pedido sobre mis manos, ella apareció con las manos metidas en las bolsas se su sudadera y los ojos de alguien que ha dormido un buen tiempo.

—Pedí sushi ¿Te gusta? -dejé la bolsa sobre la mesa de la cocina

—Sí -al parecer se acomodó el audífono en su oído y se sentó

—¿Por qué no simplemente se mandan mensajes cada cierto tiempo? -por un momento me sentí molesto al pensar en cómo ella y Owen comunicaban todo el tiempo

—Porque si pasa una emergencia, él puede escucharlo al instante

—¿Qué clase de emergencia? -me senté en la silla frente a ella

—No lo sé, alguna emergencia

—Entiendo

Le di un plato de plástico negro con su tapa transparente lleno de suchi más sus palillos y un pequeño bote de salsa. Lo mismo para mí sin olvidar las dos sodas. Mientras ella sacaba los palillos de su envoltorio, los separaba, abría la comida y la salsa, mis ojos no se separaban de su mano izquierda, exactamente de su muñeca, esperando que lo que hubiera visto en la habitación no fuera real.