Psycho (KimNamJoon)

54

Desperté de golpe al sentir una mano fría cubriéndome la boca. Un rostro en negro fue lo primero que vi y después la escuché a ella.

—¡Namjoon! -alguien la había tomado de mi lado en la cama

Intente sostener su mano, pero alguien me tomó de los hombros pegándome a la cama. Mi pesadilla se estaba volviendo realidad y sentía como la adrenalina crecía en mi pecho.

—¡Namjoon! -escuchaba como me llamaba desde el pasillo, pero no podía ir tras ella

—¿Quiénes son? -el tipo dejó mi boca y sacó un arma con la que me apuntó a la cabeza

—Levántate en paz o ella se muere -su voz retenida levemente por el plástico de la máscara negra que llevaba puesta no me dejaban entender del todo lo que decía

Me levanté de cama poniéndome los zapatos con movimientos lentos.

—Toma los de ella -dijo

Me agaché por los zapatos de Yun y con ese idiota y su arma a mis espaldas caminé por el pasillo hasta fuera de la casa, donde al parecer ellos no sabían que ella era difícil de someter. Pataleaba sentada a la orilla de la parte trasera de la camioneta y en una de esas patadas golpeo la entrepierna del hombre que intentaba amarrarla de los pies haciéndolo caer al suelo y después al que tenía detrás le dio un cabezazo que al parecer le reventó el labio. Sus ojos se cruzaron con los míos calmándola de inmediato.

—Dile que se calme o le atravieso la cabeza -dijo el tipo detrás de mí

Los dos hombres se levantaron de inmediato para volver a sostenerla y ella volvió a patalear. Me acerqué a Yun, apartando con un empujón a los hombres que estaba tocándola.

—Yun, mírame, cálmate

—Namjoon, tenemos que salir de aquí -las lágrimas se asomaban en sus ojos

—Tranquila, cariño, no pasará nada -acaricié su cabello intentando relajarla un poco

—Suban -dijo uno de los hombres

Le indiqué con la mirada que subiera y ella lo hizo sin decir nada, pensé que se negaría, pero lo hizo sin protestar. Ya dentro, los tres hombres tomaron sus lugares, piloto, copiloto y uno detrás con nosotros.

—Traje tus zapatos -dije

—Gracias -tomó los tenis que había conseguido y se los puso

Por habernos tomado por sorpresa y a mitad de la madrugada llevábamos las pijamas. Yo llevaba un pants de color negro con una franja roja a los costados más una sudadera roja con gorro y unos tenis blancos, en cambio ella, llevaba unos shorts bastantes cortos, de terciopelo rojo vino, una sudadera negra con gorro y sus tenis blancos.

—¿A dónde nos llevan? -preguntó

—Con una persona -dijo el que iba con nosotros

—¿Quién?

—Ya lo verán

Las luces de los faroles iluminaban el interior de la camioneta conforme los pasábamos, pero eso no era suficiente para verlo todo. Después de un tiempo nos detuvimos, la puerta se abrió y nos obligaron a bajar.

—Manos

Pusimos las manos juntas, delante de nosotros, esperando a que las ataran mientras admiraba el paisaje. La carretera no se veía, pero sí veía la fábrica abandonada delante de nosotros.

—Vamos -comenzaron a empujarnos por la espalda hasta que entramos a ese lugar

Los vidrios de las ventanas rotas, estaba por todo el piso, más la basura y la tierra amontonándose. Las paredes tenían el color cayéndoseles a pedazos, los pocos muebles que había estaban demasiado viejos, rotos y aterrados. Caminamos por largos pasillos y distintas habitaciones hasta que llegamos a una del fondo la cual era de techos altos.