Capítulo 115 Desbordados

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La voz de Adriano aún resuena en el interior de mi cabeza, con el pronunciamiento del Tribunal de Arbitraje. Soy la nueva propietaria de Olivos Biachelli. En la habitación contigua, se encuentra una pareja que se reconcilia celebrando el amor, mientras que lo que acaba de anunciar mi jefe de finanzas, me aleja aún más de Gianluca. Su odio por mí alcanzará niveles épicos, de eso no cabe duda. Él no lo sabe, de ser así, jamás hubiera llamado para proponerme que los niños se pasarán unos días conmigo. Mierda, esta noticia lo arruina todo.

— ¿Es reversible?— Aunque indago, sé cuál es la respuesta.

— Absolutamente no.— Confirma con voz grave lo que ya sabía.

Adriano entiende la seriedad que encierra el documento que sostiene entre las manos, la repercusión del mismo. Suspiro profundamente en un intento de calmar las intensas y agolpadas emociones que asaltan mi estomago. Estoy tan agotada física y emocionalmente, cansada de tantos problemas que no cesan de llegar. Cuando creo que las cosas comienzan a fluir con normalidad, permitiendo que baje la guardia, ¡saz! viene algo como esto y me demuestra que la vida me tiene sorpresas a tan solo cruzar la esquina. Supongo que así es mi vida, un torbellino de emociones que marcarán el devenir de mi futuro. Soy muy consciente de ello.

— ¿Qué va a pasar ahora?— Pregunto entonces, con un marcado desaliento que no guarda esperanzas.

— Se concreta una reunión con las partes involucradas y se ejecutan los términos del acuerdo y de manera inmediata se realiza la transferencia de poderes.— Mierda. Ni tiempo me da de echarme a correr.

— Cada vez que hablas siento que las cosas se complican, tienes un don muy especial, Adriano. Oh, tuve que haber hecho algo muy grave en otra vida, porque no acabo de pagar mi karma.— Gimo con angustia mis penas, mientras mi cerebro es un hervidero de preguntas que me agobian. Oh, Gianluca, ¿por qué no cumpliste tu parte del trato? ¿Cómo es posible que hayas dejado perder la empresa familiar? Necesito que alguien me explique con exactitud cómo llegamos a esto. Que me ayude a comprender lo bizarro del momento.

— Lo siento.— Adriano dice como disculpa. Lo miro en busca de alivio.

— Es ridículo, Adriano. No entiendo cómo Gianluca permitió que las cosas llegarán a este punto. Él es un hombre riguroso y apegado a sus compromisos económicos. Es que simplemente no tiene sentido.— Acabo con un lamento. Adriano me mira sin tener idea de qué contestar, en una situación que también se le escapa de las manos.

— Mi información se basa en rumores, debo aclarar primero. Lo que he escuchado es que el nuevo servicio de viajes en helicóptero, no ha tenido la aceptación que esperaba.— Dice e imagino que es para ayudarme, sin embargo, es absurdo.

— Gianluca antes de embarcarse en la ampliación del servicio, hizo las concebidas investigaciones. No es el tipo de empresario que se aventura a nuevo negocio sin antes cerciorarse de que puede funcionar.— Objeto con conocimiento de causa, recordando las numerosas investigaciones que realizó.

— No lo dudo, señora, pero siempre existen los riegos en todo negocio, sobre todo en aquellos que son una novedad en el mercado, como los traslados en helicóptero. Ese porcentaje que no podemos controlar. El cliente italiano tiene la percepción que no son del todo seguro, de ahí que prefieren optar por otros medios de transporte disponibles en el mercado.— Explica convencido. Suelto el aire, aún menos de acuerdo con el planteamiento.

— Absurdo. El servicio de helicópteros es uno de los más seguros que hay. Yo misma estudié las estadísticas con él.— Aseguro con vigor.

— Es posible, pero lo clave aquí es la percepción, y usted entiende de qué hablo.

A Pesar De Las Espinas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora