Capítulo 113 Vínculo Eterno.

103 6 1
                                    

Trago grueso bajo la atenta mirada de mis chiquitos, que por obra y gracia del Espíritu Santo se han mantenido calladitos. Me inquieta que mi confesión generen algún tipo de trauma en ellos; que crean que ya no me importan, o peor aún, que no los ame o incluso que se sientan desplazados en mi cariño, más con la particular situación que hemos enfrentado como familia, mi larga ausencia. Ellos no han pasado por el proceso de adaptación que les brinda el embarazo, pasaron por alto ese período que debió haberle dado apertura a Alessia, no sólo en la familia, sino en sus mentes. Pero no puedo seguir tentando a la suerte, al mal paso darle prisa, así que me animo a revelar la noticia antes que se impacienten y comiencen a hablar.

— Verán, hijos, mientras yo estuve lejos de ustedes, tuve otro. . . . hijo, bueno una bebita.— Me apuro a corregir y hago silencio. Según las investigaciones que realice, la mayoría de los profesionales en el área aconsejan que la información suministrada a los niños de corta edad sea básica, ya ellos irán preguntando lo que su curiosidad les dicte. 

Lo primero que percibo es que parece que no hubieran entendido lo que les he dicho, los tres miran mi boca, como si necesitasen cerciorarse que de ahí salió la información. Es impresionante, todavía reaccionan igual. Luego, Lucía busca con sus ojos a Luca, tal vez como fuente de apoyo, que él le explique lo que está sucediendo, pero mi chiquito sigue mirándome, al igual que GianPaul, que ni siquiera pestañea.

— Tienen una hermanita y se llama Alessia.— Suelto la noticia desde otro ángulo, esperando que digan algo, porque francamente me estoy impacientando.

— ¿Es como Carlota Sofía?— La primera en romper con el silencio es Lucía, al recordar la bebé de Elizabeth, mi jefe de recursos humanos. Cuando su hija nació, Lucía me acompañó a conocerla y había olvidado lo emocionada que se puso con la bebita, así que por ahí me dejo ir.

— Sí, solo que Alessia es un poco más grande que cuando conocistes a Carlota, que para ese momento era una recién nacida, en cambio Alessia hace varias gracias, sonríe y mueve los brazos y las piernitas. Es una bebita muy tierna y es su hermana menor.— Le explico de lo más emocionada, en un intento de contagiarlos. Lucía práctica vocalizando el nombre de su hermana, aparentemente le ha gustado.

— ¿Corre, salta, juega fútbol?— Esta vez pregunta GianPaul por las cosas que a él le gusta hacer, con una seriedad a la altura de las circunstancias.

— No, todavía no, es muy chiquita, pero las hará a medida que crezca.— Le contesto y miro a Luca, extrañada que él no partícipe con alguna pregunta. Lucía agarra mi rostro con sus dos manitas, como siempre hace cuando requiere mi exclusiva atención. Otra vez las tiene fría y sudorosa.

— ¿Tan chiquita como una de mis muñecas?— Pregunta emocionada y me alegra el corazón.

— Es más grande que una de tus muñecas, es una linda bebita que es nuestra. Solo de nosotros.

— ¿De papino también?— Vuelve a preguntar Lucía, que al parecer es la más interesada. GianPaul guarda silencio, pero Luca mantiene la distancia, es lo que me preocupa más.

— Alessia es tuya, tuya y tuya, de nadie más.— Toco sus naricillas restando importancia a esa pregunta, la que había anticipando y por ende preparado la respuesta.

— Yo la voy a cuidar.— Proclama GianPaul y quisiera aplaudir brincando de la felicidad. Sabía que podía contar con mi hombrecito.

— Mami, ¿por eso tardaste en venir?— Por fin Luca muestra un poco de interés, aunque haciendo la pregunta más relevante, la que más temía. Aspiro hondo y contesto con la mayor franqueza que su edad me permite.

— Yo tuve que guardar reposo para que Alessia naciera, como hice cuando ustedes estuvieron en mi panza.— Mi chiquito presiona los labios entre si, gesto que profundizan sus hoyuelos, pero no sé si conforme con mi respuesta o está confundido, así que preciso.— Yo los amo mucho y mi corazón es tan grande que abarca a mis chiquitos. Los cinco somos una familia que se quiere y cuida.

A Pesar De Las Espinas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora