Capítulo Final.

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-Oye Nat.-Le llamó la rubia, dejando la última maleta en el suelo del pasillo de la entrada.

Hacía un par de semanas que habían vuelto a Madrid y Alba había decidido mudarse con su novia. Le dio pena dejar a María sola, pero, antes de todo esto, ya se quedaba prácticamente todas las noches en casa de Natalia. Su amiga no notaría la diferencia.

-Dime cariño.-Dijo la morena, asomando la cabeza por el umbral de la puerta. Estaba haciendo hueco en el armario para ella.

-¿Me das un beso?-Preguntó, poniendo una voz tierna, al mismo tiempo que un puchero.

Natalia sonrió y se acercó a ella, agarrándole suavemente de las caderas y juntando sus labios durante unos segundos.

Se separaron y la chica ayudó a Alba con el equipaje, cogiéndolo y arrastrándolo hacia su habitación.

-Estoy tan emocionada.-Reconoció. Había sido ella la que le había propuesto quedarse allí.

-Ya era hora.-Suspiró la rubia.

Se juntaron para deshacer la maleta y colocar la ropa en el armario. Natalia abrió un compartimento exterior y se sorprendió al ver lo que había dentro.

-¿Qué es esto?-Preguntó, sacando un conjunto de lencería rojo.

Alba se sonrojó a más no poder y alargó su mano para que se lo diera. Cuando lo hizo, lo guardó en un cajón.

-Un regalo.-Soltó. Natalia levantó las cejas.

-¿Para mí?

-No, para mi amante.-Ironizó.

-Ah, bueno, entonces no me meto.-Dijo divertida.

Alba se rió y se lanzó a darle un abrazo, rodeando su cuello con sus brazos mientras sentía a su chica apretarle por la parte de la cintura.

-Qué mona eres, joder.-Exclamó Natalia.

-No soy mona.-Se indignó la rubia.

-Bueno, tendrás que ponerte eso para que lo compruebe.

La chica sonrió y volvió a lo suyo, ignorando a su novia. Sabía que odiaba que hiciera eso.

La morena intentaba captar su atención, pero Alba no daba su brazo a torcer. Sintió su mano posarse en su muslo, lo acariciaba suavemente.

-¿Me vas a ignorar?-Preguntó Natalia, en su oído.

La rubia asintió y cogió otra camiseta. La más alta la agarró y la lanzó contra la cama, iniciando una guerra de cosquillas.

Alba se reía como una niña pequeña, intentaba zafarse de la chica, que la sujetaba con sus caderas.

-¡Me rindo!-Gritó, haciendo que parara.

-Así me gusta.

Natalia se inclinó y dejó un beso en sus labios, se apartó pero la rubia elevó su cabeza para que no se separara.

Jugaron con sus bocas durante varios minutos, rodando por la cama en busca del control.

Alba fue la primera en separarse, había quedado ella encima, entre las piernas de la chica, que tenía sus manos en los bolsillos traseros de su pantalón.

La miró a los ojos mientras la morena acomodaba su cabeza sobre la almohada, sonriendo suavemente.

Le acarició la nariz, bajando hacia sus mofletes. Acunó su cara entre sus manos y apretó un poco, haciéndole poner morritos.

Soltó una pequeña risa y siguió deformando su cara por un tiempo.

-¿Te diviertes?-Murmuró Natalia, con los cachetes estirados por la rubia.

-Mucho.

-Hay que seguir con la maleta, amor.-Le recordó.

Suspiró y se levantó del regazo de la chica, sentándose de nuevo en el suelo para reanudar su mudanza.

Siguió rebuscando hasta que encontró un paquete, los dados que compraron en Amsterdam. Sonrió y se los mostró a su novia.

-No los hemos probado.-Dijo Natalia.

-Son muy graciosos.-Reconoció Alba.

-Muy graciosos te van a parecer cuando dicten tu sentencia.-Ironizó, mientras susurraba en su oído.

La rubia abrió el paquete y los sostuvo en sus manos, mirando con atención cada una de las figuras de las caras del dado.

-No tenemos jardín.-Dijo, leyendo la palabra en uno de ellos.

-Cierto, pero tenemos estudio.

-Nat, que ensuciamos tus guitarras.

La morena rió y cogió los dados, observándolos mientras intercalaba su mirada entre su novia y estos.

-¿Los probamos?-Preguntó, poniendo una cara pícara.

Alba asintió y, algo nerviosa, indicó que tirara los dados. Sexo oral en la cocina.

-Uh.-Sonrió Natalia.-Mi favorito.

Entrelazó sus manos con las de su novia y la besó con pasión, sintiéndola corresponder de la misma manera.

Araño su espalda por debajo de la camiseta y tiró de ella para sacársela por encima de la cabeza. Alba hizo lo mismo con ella.

Se levantó, cogiéndola por los muslos y elevándola para que la rodeara con sus piernas, sin desenlazar sus labios en ningún momento.

Se dirigió a la cocina y dejó a la chica en el suelo de nuevo, ordenándole que se quitara los pantalones.

Alba obedeció y acabó con tan solo su ropa interior en la parte de abajo. Natalia la sentó en la encimera mientras se lanzaba a cuello, ambas estaban muy excitadas.

Bajó hasta ponerse de rodillas en el suelo, dejando una imagen perfecta de su próximo objetivo. Le retiró la única prenda que le quedaba y sopló su parte íntima, haciéndola jadear.

La rubia agarró del pelo a Natalia, ansiando el contacto. La morena comenzó a repartir besos suaves por la cara interna de sus muslos.

Llegó a su destino y comenzó a jugar con el clítoris de Alba, mientras sentía como el agarré de su cabeza aumentaba.

Ambas estaban en un estado de éxtasis, jugaron a los dados durante toda la tarde, sin cansancio.

Ahora están tumbadas en la cama, Natalia descansa encima de su novia, trazando rutas en su hombro derecho.

-Te quiero.-Escuchó decir a la chica.

-Yo más.

FIN.

Bueno, hasta aquí la historia.

Quiero agradeceros a todxs con todo mi corazón porque gracias a vosotros esta historia ha sido tan bonita. La inspiración me venía por vuestrxs comentarios y fue tomando forma a medida que escribía.

Quiero daros las gracias, a lxs que me leéis, a lxs que me votáis y a lxs que me comentáis en cada capítulo.

Esto es para vosotrxs.

He publicado el capítulo uno de la nueva historia Albalia/Albay, que está en mi perfil. Se llama 'Inalcanzable' y la he creado, como ya sabéis, según me fuisteis diciendo.

Espero que os guste la nueva, igual que espero que os haya gustado ésta.

Os quiero. ❤️

Por si ya no estás | AlbayWhere stories live. Discover now