IV

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Habían pasado ya varios días desde el encuentro con Natalia en aquel bar y Alba no la había visto todavía.

De vez en cuando su compañera de piso le hablaba de ella, contando anécdotas del día en las que aparecía, pero nunca porque la rubia le preguntara.

Llevaban toda la semana pensando en que hacer el viernes, y finalmente se decantaron por organizar una fiesta en su casa, sin motivo de celebración alguno.

Ambas anunciaron el acontecimiento por redes sociales para que sus conocidos pudieran asistir, aún que no tenían mucha idea de quién podría ir.

Cuando llegó el viernes ya habían organizado todo y tenían un número aproximado de personas, habían quedado en que cada uno se traía su propia bebida y algunos se habían ofrecido a compartir con las anfitrionas como agradecimiento.

Tenían como hora mínima de llegada las diez de la noche, para que les diera tiempo a cenar y prepararse correctamente.

Sus amigas fueron las primeras en llegar, acompañadas del mejor amigo de Alba; Joan Garrido. Siempre había estado con la chica desde su llegada a Madrid y eran inseparables.

La casa se fue llenando poco a poco de gente, la música y el ambiente a alcohol comenzaba a hacerse presente pero tenían la suerte de vivir en un edificio de estudiantes, por lo que casi todos sus vecinos estaban en la casa celebrando con ellas.

Alba se encontraba en la terraza cuando se fijó, a través de la ventana, como aparecía por la puerta Natalia con su novio. Así que decidió entrar a saludar.

Cuando llegó hasta ellos la morena se percató de su existencia y sonrió, alegrándose de ver a la rubia.

-Quién iba a decir que nos volveríamos a encontrar Alba Reche.-Le picó.

-No soy yo la que ha venido a mi casa Natalia Lacunza.-Le siguió el rollo. El chico junto a la morena se aclaró la garganta algo molesto por ser ignorado y Alba le miró.

-Ah, sí.-Dijo con desgana Nat.-Éste es Mikel, Mikel Alba.

-¿Y la bebida?-Preguntó sin saludar, Alba se quedó bastante sorprendida ante la actitud del chico y, en ese momento, deseó no haberlo conocido.

-Tenías que traerla tú, lo dijimos por Instagram.

-Ya bueno, iré a ver que encuentro.-Y acto seguido se marchó, dejando a Natalia y a Alba solas entre la gente.

-Simpático ¿Verdad?-Le preguntó irónicamente la morena.

-Eh... mucho.-Dijo Alba riéndose.

-¿Y las demás?

-Vamos con ellas.-La rubia se atrevió a coger de la muñeca a Nat en un arrebato de valentía y la guió entre la multitud hasta dar con sus amigas.

Entre charlas, bailes, risas y mucha fiesta pasaron las horas de la noche. Alba se lo estaba pasando en grande gracias al ambiente de su casa.

En un momento dado Natalia llamó a Alba para preguntarle dónde estaba la terraza para fumar, y la rubia se dispuso a acompañarla como la última noche.

Y allí estaban, ambas sentadas en las pequeñas sillas que tenían, solas con la noche.

-Nat...

-Mmhm.-Pronunció como señal de que continuara.

-¿Por qué te traes a tu novio a una fiesta, si no vas a estar con él en toda la noche?

Natalia suspiró ante su pregunta y se levantó de la silla para, acto seguido, apoyarse en la barandilla y darle otra calada al cigarro.

-Quería venir, y yo no soy quién para decirle lo que hacer o lo que no.

-No entiendo porqué permites esto.

-Ven.-Invitó, extendiéndole la mano, Alba la cogió dudosa y se levantó de la silla para quedar frente a frente con la morena.

-¿Le ves?-Señaló dentro de la casa, observando las facciones de la rubia detenidamente. Alba siguió el dedo de Natalia y vio al chico bebiendo como si le fueran a quitar la copa.- Le conocí hace tiempo, su familia es muy amiga de la mía y nos dijeron que deberíamos salir juntos y ver que pasaba, y aquí estamos.

-¿Le quieres?-Se atrevió a preguntar.

-No me queda otra.

-¿Por qué no le dejas?

-Demasiadas complicaciones, he aprendido a soportarle y me va bien ahora.

Alba se quedó en silencio mientras observaba a Natalia dar caladas al cigarro, estaban lo suficientemente cerca como para sentir sus respiraciones pero lo suficientemente lejos como para cometer una locura.

-Prefieres comodidad a libertad.-Afirmó Alba.

-La libertad es algo a lo que no todo el mundo está entrenado, Albi.

Por si ya no estás | AlbayWhere stories live. Discover now