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Llevaban un buen rato discutiendo. Natalia ya empezaba a impacientarse, así que Alba intentó consolarla agarrándola de la mano suavemente.

La madre, al ver la interacción de las chicas, miró a su hija alarmada.

-¡No me lo puedo creer!-Gritó.-Por esto nos montaste este pollo el otro día, diciendo que no querías a Mikel.

-No sigas por ahí, mamá.-Advirtió Natalia.

-¡Estás con una chica!-Exclamó aterrado su padre.-Te lo dijimos, que no salieras con mujeres, no nos has hecho caso.

-Menuda intuición tienes,-Ironizó la morena.-bueno, ya que estamos, os presento, ella es Alba, mi novia, Alba, mis padres.

La rubia saludó con la mano bastante tímida, prácticamente escondiéndose detrás de la chica más alta.

-¿Acabas de escuchar lo que te ha dicho?-Preguntó su madre.

-Perfectamente, pero no quiero que entréis en ese terreno porque ahora mismo no me apetece que habléis de Alba de la manera que sé que vais a hablar. Estoy enamorada de una chica y no vais a cambiar mi vida, y sí, follo con ella, me beso con ella y hacemos cosas de novias, bienvenidos al siglo XXI.

Sus padres pusieron caras de horror ante las palabras de su hija, se levantaron sin decir palabra y salieron por la puerta de su casa.

Natalia sabía que era, posiblemente, la última vez que los vería.

Cuando salieron no pudo evitar ponerse a llorar de la rabia. Alba la abrazó sin decir nada.

-Me jode mucho tener unos padres así.-Admitió

-A mi me jode que los tengas, no por ellos, por ti.-Añadió la rubia.

-No puedo más, me han estado jodiendo la vida desde que se enteraron de que me gustaban las chicas.

-Nadie se merece que les traten así, Nat. Pero ahora eres libre. ¿No te sientes mejor?

-Me siento mejor desde que te besé.-Respondió la morena.

Alba sonrió y se abrazó más a ella, escondiendo su cabeza en el hueco de su hombro.

-Yo voy a estar siempre.-Informó la rubia, haciendo cosquillas a su novia al hablar.

-Ya lo sé.

Y de verdad lo sabía.

Se escondieron en la habitación de Natalia por horas. No hacían nada en especial, sólo hablaban, abrazadas encima de la cama.

En un momento dado, la rubia se quedó dormida escuchando a su novia.

Cuando Natalia se dio cuenta, sonrió y se levantó a taparla, para luego salir a la terraza a fumar.

Llevaba días sin hacerlo, pero con esta situación no pudo evitarlo.

Entre caladas decidió escribir en su libreta, como siempre hacía cuando los sentimientos le desbordaban, era su manera de escapar.

Cuando terminó, volvió a la habitación dónde descansaba la rubia, que seguía en la misma posición que al principio.

Se tumbó junto a ella y se dedicó a mirarla fijamente durante un largo tiempo, le encantaba observar sus reacciones.

A veces soltaba una pequeña sonrisa mientras soñaba, otras veces fruncía el ceño. A Natalia le volvía loca.

Se quedó inevitablemente dormida, abrazada a Alba como si fuera a desaparecer.

Y la realidad es que Natalia nunca se había creído del todo que tenía a una mujer así a su lado.

Sonó el despertador en medio de la noche, pegando un susto bastante grande a la morena, que se incorporó rápidamente en la cama.

Se le había olvidado apagarlo.

Miró a su novia, que se movía encima de la cama, desperezándose con una mano y con la otra frotando su ojo.

-¿Qué hora es?-Murmuró adormilada.

-Las siete, se me ha pasado quitar este cacharro, podemos dormir un ratito más.

-Vale.-Susurró la rubia, cerrando los ojos de nuevo.-¿Estas mejor?

-¿Cómo no voy a estar mejor con esta pedazo de tía en mi cama?-Exclamó lanzándose a abrazarla, provocando una risita en Alba.

-¿Te refieres a ti?-Preguntó la rubia.

-Me has pillado.

Y así, se volvieron a quedar dormidas, ahora cara a cara, sin que nadie las pudiera separar jamás.

Por si ya no estás | AlbayWhere stories live. Discover now