XLIX

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Se giró y vio a la rubia dirigirse a uno de los lavabos y abrir el grifo.

-Te he visto muy nerviosa.-Se burló, haciendo a Natalia soltar un gruñido.

-No me hace gracia.-Informó.

-Qué pena, yo me estoy descojonando.-Murmuró, soltando una carcajada. Se enjabonó las manos y las metió debajo del agua.

-Ya.-Dijo Natalia. Acercándose a ella y apoyando su cadera contra su pelvis. Alba pegó un salto y cerró el grifo, mientras cogía papel y se secaba.

La morena agarró su cintura y la presionó contra ella, provocando una sonrisa en la otra chica.

-No te equivoques.-Soltó, mirándola a través del espejo.-He venido a lavarme las manos.

La más alta la hizo girar, poniéndola de cara a ella. La levantó del suelo y la subió al lavabo, colocándose entre sus piernas.

-Bueno, ahora tienes que terminar lo que has empezado.-Ordenó, a centímetros de sus labios.

-¿Y si no quiero?

-Más te vale querer.

La besó, soltando todas las ganas que tenía acumuladas y relajando la tensión del ambiente. Alba correspondió con ganas, enredando las manos en su pelo y tirando de él.

El baño era pequeño, como mucho cabían dos personas en él, Natalia decidió coger a la chica por los muslos y meterla dentro del cubículo, cerrando el pestillo mientras dejaba a la rubia en el suelo.

Bajó la tapa del retrete y se sentó, agarrando el brazo de Alba y haciendo que se pusiera sobre ella.

La volvió a besar, sintiendo cómo la otra cogía su cara e intentaba mantener el control.

Natalia agarró el trasero de la chica y apretó fuerte, provocando un gemido en ella.

Guió su mano hasta la costura de su pantalón y metió la mano por dentro de su ropa interior. Llegando a dónde ella quería.

Tanteó la zona y notó el nivel de excitación de la chica. Sonrió maliciosamente.

-Así que te me has puesto jugetona.-Susurró, separándose un poco. Mientras seguía tocándola. La rubia gemía con los ojos cerrados mientras se agarraba a su cuello.-Pues ahora, te has quedado sin polvo.

Le dio un pico y sacó su mano, dejando a Alba muy confusa. La obligó a levantarse de encima y salió del baño con una sonrisa de victoria.

Se sentó en la mesa de nuevo. Retomando la conversación con sus compañeros, que no habían notado su ausencia.

Al rato la rubia volvió, con una cara de enfado y frustración más que evidente. Se sentó y bufó un par se veces, cruzándose de brazos.

-¿Qué le has hecho?-Le preguntó Marta a Natalia, observando a Alba.

-¿Yo? Nada.-Dijo, encogiéndose de hombros.

Continuaron con la comida, al acabar, pagaron y se levantaron para dirigirse a Chueca.

Las calles estaban abarrotadas de gente, como era normal en el centro de Madrid.

Alba seguía roja como un tomate y muy molesta. Ignoraba a la morena, que se burlaba de ella constantemente.

Llegaron a una discoteca y entraron, pidieron unas copas y se sentaron en uno de los sillones del local.

-Vamos a bailar, churri.-Le dijo Natalia a la rubia, poniendo un brazo por encima de sus hombros.

-No.-Sentenció la otra chica.

-Venga, va, no te enfades, tienes que admitir que te lo merecías.

-Nadie se merece eso.

La morena rió suavemente y se acercó al oído de Alba.

-Si bailas conmigo luego te pago lo que te debo.-Susurró.

La rubia suspiró y se levantó con ella. Llegando a la pista y moviéndose al ritmo de la música.

El enfado se había disipado conforme fue pasando el tiempo, pero Alba no había olvidado la promesa de Natalia.

Estaba deseando con todas sus fuerzas que todos decidieran irse.

Salió a fumarse un cigarro y la morena le acompañó, caminando hacia un parque y sentándose en el césped mientras miraban el cielo.

-Estoy tan frustrada ahora mismo.-Reconoció, provocando la risa de Natalia.

-Cariño, no puedes hacerme eso y esperar que no te lo devuelva.

-Eres mala.

-Un poco, pero tienes que reconocer que te encanta.

-Más vale que luego cumplas tu promesa, porque te dejo.

Natalia soltó una carcajada y la abrazó, sintiendo el calor de la rubia en su cuerpo.

Le dio un beso en la mejilla y se separó, dando otra calada al cigarro.

Por si ya no estás | AlbayWhere stories live. Discover now