XLI

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Era la primera noche en esa casa, los chicos habían decidido quedarse allí, estaban bastante cansados del viaje.

Sacaron las botellas de alcohol que habían comprado esa misma tarde.

Se sentaron todos en corro a beber, hablando de la emoción que tenían por ese viaje.

Alba fue la primera noche que decidió experimentar con el alcohol.

-¿Me dejas probar?-Le preguntó a Natalia, cogiendo el vaso que tenía en la mano.

-Te estoy mal-influenciando, Albi, no podemos seguir así.-Bromeó la morena.

-Por un día no pasa nada.-Se excusó, dando un trago, le pareció que estaba bastante bueno.

Natalia le acabó echando uno para ella sola.

-Venga, vamos a jugar a algo.-Dijo María.-Este juego va a provocar problemas, pero no olvidar que nos queremos.

La advertencia fue tomada como una burla por parte de la chica, más tarde descubrieron que no lo era.

-Mirad,-Comenzó a explicar.-tengo una chapa y una moneda.-Dijo mostrándolas.-Quién tiene la chapa, tiene que hacerle una pregunta a uno de nosotros y pasársela. La pregunta tiene que tener como respuesta el nombre de una persona del grupo, por ejemplo: ¿A quién le darías un abrazo de aquí?. Quién reciba la pregunta, debe darle la chapa a la persona a la que daría un abrazo.

Los chicos pillaron muy bien el juego hasta ese punto, entonces la chica continuó.

-Entonces se lanza la moneda, si sale cara se dice la pregunta, si sale cruz, se oculta.

Los murmullos se hicieron presentes, algunos de asombro, otros de preocupación, y otros de emoción.

Empezaron el juego y las preguntas fueron subiendo de nivel a medida que avanzaba la noche.

Los chicos iban bastante borrachos y empezaban a no controlar sus acciones.

En un momento dado, la chapa llegó a manos de Natalia, por parte de Carlos, que se la entregó con una sonrisa tímida.

Alba, que iba bastante afectada, frunció el ceño un poco y ordenó que se lanzara la moneda.

-Cara.-Dijo Africa, mirando a Carlos con una sonrisa maligna.

La persona que había hecho la pregunta fue Dave, que fue obligado a decirla en alto.

-Le he preguntado que con quién de aquí follaría esta noche.

-Uhh.-Dijeron los demás, mirando a Natalia, que tenía una cara de sorpresa.

La rubia lanzó una mirada asesina a Carlos, que estaba rojo de vergüenza.

Continuaron con el juego y Alba estaba bastante molesta con la situación anterior, pero decidió ignorarla.

A la morena le cayó la chapa en varias ocasiones, en algunas se dijo la pregunta, en otras no.

Todas ellas hacían referencias a que tendrían algo con ella.

La rubia echaba humo por las orejas, sin creerse que todos sus amigos tuvieran ganas a Natalia.

-Pues si teníais tantas ganas de follaros a mi chica, me lo podríais haber dicho.-Soltó, sin medir sus palabras, a causa del alcohol.

Empezaron a excusarse diciendo que era la más guapa, la más atractiva y la que más buena estaba.

Esto, en vez de animar a la chica, la enfureció más.

-Yo flipo.-Exclamó, levantándose del suelo y dirigiéndose a su habitación.

Natalia corrió detrás de ella, bastante preocupada de que le pasara algo debido a su estado.

-Albi.-Susurró, entrando en el cuarto.

La observó intentándose quitar las zapatillas sin éxito, sonrió un poco y se ofreció a ayudarla.

-Vaya con la que no bebía.-Se burló.

-Cállate.-Dijo la rubia, yendo al baño, bastante molesta con la situación.

-Oye,-Se quejó, siguiéndola.-que yo no tengo la culpa de estar así de buena.

Alba, que se estaba lavando los dientes, la miró con la ceja levantada, bufó y siguió con la tarea.

La morena la imitó, dando por hecho que no iban a volver a bajar con sus compañeros.

Suspiró cuando vio que la chica no le hacía caso, lo cierto es que su broma había estado un poco fuera de lugar.

-Amor.-Susurró, tumbándose en la cama con ella.-Yo sólo te quiero a ti, lo sabes de sobra.

-Pero si tú no has hecho nada, Nat.-Habló, por fin.-Pero me jode que no me digan las cosas a la cara.

-Que piensen eso no significa que vayan a intentar nada conmigo.-Explicó dulcemente la otra.

-Ya lo sé.-Suspiró Alba, comprendiendo que se había pasado.-Estoy muy mareada.

-No si ya, vaya pedal llevas, maja.-Se mofó Natalia, tocando la nariz de la rubia.

Ambas se fueron a dormir, demasiado cansadas como para seguir hablando de cosas sin sentido.

Por si ya no estás | AlbayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora