XXVIII

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Empezaba a hacer mucho frío en Madrid. Las chicas evitaban salir a la calle, sólo para la universidad y poco más.

Un puente de noviembre decidieron que era un buen momento para ir al parque de atracciones.

Habían comprado la entrada por internet, por lo que no se les hizo demasiado complicado entrar.

-Nunca había estado.-Informó Alba, mirando a todos lados.

-Joder, pues vas a flipar.-Dijo Natalia emocionada.-¿Por dónde quieres empezar?

-No sé, una montaña rusa.

-Vamos a empezar por lo flojo y luego ya pasamos a lo más bestia.

Se cogieron de la mano y caminaron a la cola de una atracción que había en la zona de niños.

La rubia tiritaba un poco mientras esperaba, apoyada en la valla.

Natalia se acercó a rodearla con sus brazos para que entrara en calor, dejándola completamente pegada a su cuerpo.

-Eres tan calentita.-Le susurró su novia, escondiendo su cabeza en su pecho.

-¿Sigues teniendo frío?-Preguntó preocupada.

-Ahora menos.

Cuando se montaron en la atracción, ambas se lo pasaron en grande, gritaban y se reían mientras se miraban mutuamente.

Pasaron el resto de la mañana disfrutando del parque, hasta que llegó la hora de comer y decidieron ir a una pequeña zona de césped, para sacar el bocadillo que habían traído.

Natalia se sentó, apoyando su espalda en una pared detrás de ella, para dejar a su novia colocarse entre sus piernas.

Conversaron mientras terminaban su almuerzo, cuando lo hicieron, se quedaron en la misma posición por un rato.

-¿Te está gustando?-Le preguntó la morena a Alba.

La rubia giró la cabeza para poder mirar a su novia desde abajo, sonrió y contestó.

-Me encanta.

Natalia se inclinó y le dio un pequeño pico, separándose un segundo después, a la rubia le supo a poco y cogió a su novia de la mejilla y la besó con un poco más de intensidad, haciendo sonreír a ésta.

-Anda, vamos, que quiero seguir viéndote cagada.-Dijo la morena, indicando a su novia que se levantara.

-¡Pero si la que siempre tiene miedo eres tú!-Protestó, incorporándose y tendiendo la mano a Natalia para ayudarla.

Continuaron con las atracciones, algunas un poco más tranquilas y otras un poco más fuertes. Se lo pasaron bien en todas y cada una de ellas.

Hubo una en especial que le gustó mucho a Alba, era una montaña rusa cuyo carro se movía en círculos mientras bajaba y subía por los carriles, metiéndose incluso por debajo de la tierra.

Salió de ella prácticamente saltando de la emoción, dejando a su novia una imagen muy tierna de ella.

-¡Mi favorita!-Exclamó Alba, abrazándose a Natalia mientras ésta se reía.

-Se ha notado.-Contestó.

A más o menos la mitad de la tarde, comenzó a anochecer, dejando un ambiente muy bonito en el parque.

-Albi, vamos a subirnos a eso.-Exclamó Natalia señalando la atracción más alta, que consistía en un grupo de sillas que giraban colgando de una plataforma, que subían y bajaban por una torre.

Se montaron una al lado de la otra, dándose la mano cuando comenzaron a subir.

Llegaron arriba y se veía todo Madrid iluminado por las luces de la noche. Alba estaba flipando, se podía notar en el brillo de sus ojos.

Natalia no lo pudo evitar y sacó el móvil, con cuidado de que no se le cayera, para sacarse una foto junto a su novia.

Se sacaron varias fotos, con distintas poses. Ambas sonriendo, Alba dando un beso a la mejilla de Natalia, sacando la lengua, dándose un pico...

Cuando la atracción comenzó a bajar la rubia puso un puchero bastante adorable, haciendo sonreír a su novia.

Llegó la hora de irse a casa de nuevo, ya que el parque estaba cerrando.

Se dirigían a la estación de metro, agarradas de la mano, como se habían acostumbrado a hacer.

-¿Tu casa o la mía?-Bromeó Natalia.

-Vamos a la mía, que ayer dormí en la tuya.-Dijo Alba.

Llegaron después de un tiempo largo de viaje. Abrieron la puerta de su casa y vieron a María tumbada en el sofá viendo una película.

-Hey.-Saludó la compañera de piso de la rubia.-¿Cómo está la parejita?

-Muy bien, cariño.-Dijo Alba, acercándose a darle un beso en la cabeza.-¿Y tú?

-De puta madre, de pelis y mantas.

-Pues genial.-Exclamó Natalia con una sonrisa.

-Bueno,-Murmuró Alba.-Nos vamos a la habitación, hasta luego, nena.

-Ala, a follar.-Intuyó María.-Qué sola estoy.

Por si ya no estás | AlbayWhere stories live. Discover now