XXXI

12.8K 532 206
                                    

Dos meses después:

Natalia:

Te escribo esta carta como último recurso para poder comunicarme contigo, puesto que no me contestas a los mensajes, ni me coges las llamadas y me has bloqueado en todas las redes sociales.

Sigo sin entender muy bien porque te fuiste, me dejaste rota aquel día.

Habíamos quedado en un parque, te notaba rara, pero tampoco quería preguntar, quizá tenía miedo de lo que fueras a decir.

Me dejaste con la palabra en la boca cuando soltaste: ''Me voy a vivir a Barcelona'', te levantaste y me dejaste allí.

Nuestra relación no era perfecta, lo entiendo, pero tú siempre andabas de puntillas, como teniendo miedo de dejarme huella.

No sé como sentirme. No si tenerte rabia, rencor, o simplemente echarte de menos.

Supongo que esta carta nunca te llegará, no tengo tu dirección y tampoco quieres hablar conmigo, pero necesitaba decirte todo esto y cerrar este capítulo.

Es como una especie de discurso a mi misma, para concienciarme definitivamente de que te has ido.

Sólo quiero que sepas, que aún que lo he pasado muy mal este último mes y te sigo queriendo como el primer día, he asumido que tengo que estar bien.

Me gustaría pensar que sentiste algo por mi, pero estabas demasiado rota cómo para poder querer a alguien más.

Y por mucho que aparentaras ser una chica dura, sin preocupaciones ni rayadas, yo sabía perfectamente que no era así.

Siempre me acordaré de ti, de como te intenté cuidar, a pesar de no conseguirlo.

Pd: He empezado a fumar, lo odio. Pero es lo único que me hace volver a cuando estábamos juntas.

Dobló el papel con las manos temblorosas, mientras fumaba un cigarro en la ventana de su piso.

Hacía un mes que Natalia se había marchado, dejando a Alba completamente rota.

Suspiró mientras se llevaba las manos a los ojos, llena de frustración.

Tenía demasiada impotencia en su cuerpo. No tenía claro sus sentimientos, ni tampoco como vivir a partir de ese momento.

Alba quiso a Natalia desde el primer día, con sus más y sus menos, con sus idas y venidas.

Hacían ya dos semanas que había dejado de ser persona. Se levantaba a comer, fumaba sus cigarros y se dormía de nuevo.

Decidió poner punto y final, superarla.

Se duchó, dejando el agua caer por su cara. Salió de la ducha y se vistió con el chándal más deportivo que tenía.

Necesitaba correr hasta que se le cansasen los pulmones.

Corrió con todas sus fuerzas, mientras recordaba todos los momentos, intentando dejarlos atrás.

Cuando pasó una hora, no sentía el cuerpo, y decidió sentarse en un banco de El Retiro.

Prácticamente se dejó caer, intentando controlar la respiración.

Natalia se había ido, ya no estaba.

La rubia lo había asumido, ahora tocaba superarlo.

Había pensado en numerosas ocasiones coger un vuelo e ir a buscarla.

Llegó a ir al aeropuerto en una ocasión, pero no sabía que haría allí, ni dónde buscaría.

Si se había ido, era porque no quería verla.

Pasaron otros dos meses y Alba ya estaba mejor, había sonreído varias veces desde que la morena se fue.

-Joder, ya era hora de que volvieras a ser tú.-Le dijo su amiga María, mientras bebía cerveza en el salón de su casa.

-Nunca voy a ser yo,-Suspiró.-por más que me cueste admitirlo, Natalia sacaba la mejor versión de mi misma, y estaba enamorada de ella hasta las trancas.

-Lo sé, lo veía.

Un silencio incómodo reinó en esa sala, ambas sin saber qué decir sobre aquel tema.

-¿Otra CocaCola?-Preguntó su amiga, a modo de inicio de conversación. Alba asintió y María se levantó para desaparecer por la cocina y volver con una lata.

-Gracias.-Dijo Alba cuando se la dio.

-El martes voy a un concierto.

-¿Enserio?

-Te lo juro, el de Rosalía, deberías venirte.

-Me lo pensaré.-Contestó Alba.

Su amiga la miraba con cara de pena, lo había hecho desde ese día, pasaría un buen tiempo hasta que volviera a mirarla igual.

Por si ya no estás | AlbayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora