XXXV

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Alba había decidido ir al concierto de Rosalía. Era una buena vía de escape.

También quiso perdonar a María, la acabó echando de menos, no podía soportar el puchero que ponía al verla.

Estaban esperando para entrar, habían reconocido a alguien de la cola que les ofreció quedarse con él.

Africa llegó después. Cuando Alba se acercó a saludarla, miró detrás suya y vio a Natalia.

Frunció el ceño y miró a María, que se encogió de hombros, como señal de que no sabía nada.

-La he invitado yo.-Susurró Afri.

La rubia suspiró, pero se acercó lentamente a darle dos besos.

-Siento venir sin avisar, pero me encanta Rosalía.-Se excusó Natalia.

-No te preocupes.-Murmuró la otra chica.

Abrieron las puertas y la gente comenzó a aprisionarse contra la entrada, prácticamente tirando a Alba al suelo.

La morena la agarró de la cintura para evitar que se cayera, intentando mantener el equilibrio.

Se quedaron en esa postura durante todo el recorrido, la chica ya no lo necesitaba, pero Natalia tampoco la había soltado y no le dijo nada para que lo hiciera.

Se tuvieron que dar la mano para correr hasta el escenario, casi perdiéndose entre la multitud.

Rosalía había estrenado hace unos meses su disco, y había tenido un éxito impresionante en todo el país.

Quedaron relativamente cerca, podían ver perfectamente a la cantante. Sobre todo Natalia.

Cuando apareció Rosalía, la morena no pudo morirse más de ternura al ver a la rubia ponerse de puntillas, intentando mirar por encima de las cabezas.

-¿Ves algo?-Preguntó riendo. Alba la miró, dándose cuenta de su mofa, le dio un golpe en el brazo.

-Cállate.

Se puso delante de la rubia, sorprendiéndola.

Pensaba que lo hacía para molestar, pero se agachó un poco y le hizo una seña de que se subiera a su espalda.

-¿Qué haces?-Preguntó.-Ni lo sueñes, te vas a morir.

-Venga, un ratito.-Gritó, dándole palmaditas en el muslo.

Finalmente cedió y se subió encima de ella, pudiendo ver algo mejor el escenario.

Disfrutaron del concierto como dos niñas pequeñas, cantando todas y cada una de las canciones.

A la mitad del espectáculo, Natalia sentía sus músculos demasiado cansados. Alba lo notó y se bajó de su espalda.

Se lo pasaron en grande. Cuando terminó, salieron por la puerta para dirigirse al metro, que quedaba a poca distancia de allí.

-Qué pasada.-Exclamó María, mientras caminaba.

-Me pitan los oídos.-Se oyó decir a Africa, llevándose las manos a la cabeza.

Natalia y Alba escuchaban la conversación mientras se reían de sus compañeras.

Llegaron a la estación que les correspondía a todas, se bajaron y se despidieron para irse cada una a su casa.

-Qué bien me lo he pasado, por Dios.-Manifestó María, dándole un abrazo a Africa y a Natalia.

-Ha estado guay.-Concordó Alba.

No sabía muy bien como despedirse de la morena, así que simplemente le fue a dar dos besos.

Pero la chica la agarró de la cintura y se escondió en su cuello, abrazándola fuertemente.

No se resistió en corresponder y estiró los brazos para abrazarla también.

Natalia se separó, dando un pequeño beso a su cuello.

-Nos vemos.-Susurró.

-Adiós.-Respondió Alba, un poco abrumada por la situación.

Separaron sus caminos, cada una andando en una dirección distinta.

Las compañeras de piso estaban a punto de llegar al portal. María miraba a la rubia con una cara imposible de descifrar.

-¿Qué pasa?-Preguntó Alba.

-Nada, nada.-Contestó la otra chica, levantando las manos.

-Va, dime.

-¿Natalia...?

La rubia supo por donde iba su amiga y suspiró, se encogió de hombros y habló.

-No sé, Mary, yo no quiero nada con ella, pero no puedo evitar mantener contacto físico cada vez que nos vemos.

-No es por meterme, que me voy a meter, pero conozco a Natalia lo suficiente como para saber que se está haciendo ilusiones.

-Le he dejado claro en todo momento que no somos nada.

-Ya, pero luego os veis y os dais abrazos que no son normales.

Alba se quedó en silencio, recordándolo con una sonrisa.

Su amiga la miró y rodó los ojos.

-Mira, tía. El único consejo que me vas a oír darte acerca de este tema es que no te eches el freno. Ahora estas en la fase de dura porque te ha hecho daño y lo entiendo, pero te comportas con ella como si fuera el primer día. No te quiero ofender con esto, pero serías un poco estúpida si cierras este capítulo de tu vida cuando sabes perfectamente que Natalia puede llegar a ser tu historia entera. Nada más que decir.

Por si ya no estás | AlbayWhere stories live. Discover now