XL

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La primavera había llegado, y con ella, las famosas excursiones de María. Como las llamaba.

Todos los años, la chica organizaba una salida a un lugar perdido entre muchos otros. Se reían, bebían alcohol, pero sobretodo se despejan de las responsabilidades.

Este año no iba a ser menos, había alquilado una casa enorme en medio de un monte, pero cómo le parecía poco, la buscó en Alicante.

Alba se emocionó al saber que el sitio estaba en un pueblo al lado de Elche, se llamaba Guardamar del Segura.

Había ido un par de veces y conocía la zona, pero todas las fiestas se realizaban en Torrevieja.

Viajaron en un autobús un poco cutre, pero es a lo que podían aspirar con unos míseros veinte euros, que fue lo que les costó.

Era el típico al que siempre ibas en las excursiones con el colegio.

El grupo ocupaba la mayor parte de la zona de atrás del vehículo, el resto lo completaban desconocidos.

Se montaron en Plaza Elíptica, donde se confundieron un poco hasta que lograron encontrar el autobús que les correspondía.

-¡Qué emoción!-Gritaba Marta cada dos minutos, mientras se sentaba en uno de los asientos.

Era el primer año de Natalia en las excursiones de los chicos, no sabía muy bien como funcionaba el sistema.

-Es muy fácil.-Le explicó Alba, sentada a su lado, junto al lado de la ventana.-La Mary alquila una casa, organizamos actividades chulas, como discotecas, playa...Y luego nos volvemos a Madrid.

-¿Pero cómo os ponéis de acuerdo todos los años?-Preguntó la morena, sorprendida.

-Pff, al principio fue difícil, pero supongo que es la práctica.

El bus arrancó, provocando la emoción de los amigos, aún quedándoles seis horas de viaje.

Alba estuvo la primera hora mirando Instagram en el móvil, ignorando un poco a Natalia. Hasta que le ofreció hacerse fotos con ella.

Casi llenan el espacio del teléfono de la rubia, pero no pudieron resistirse.

-¡Qué chula ésta!-Exclamó la más bajita. Señalando una, salían las dos dándose un beso, mientras sus compañeros de atrás las miraban con cara de asco.

Ambas se rieron y siguieron viendo las selfies, hasta que terminaron y se aburrieron un poco.

-Joe, me aburro, Nat.-Se quejó Alba.

-Duérmete.-Susurró ésta, cerrando los ojos.

-No tengo sueño.-Murmuró, parecía una niña pequeña.

Se acercó al cuello de la morena y enterró su cabeza en él, provocando que la chica la abrazara.

-Vamos a jugar a algo.-Sugirió.

-¿A qué?-Preguntó Natalia, acostumbrada a la impaciencia de la chica.

-¡A los besos!-Gritó Alba, abrazándose a ella como si de un peluche se tratara.

Le comenzó a dar besos por toda la cara, desde la nariz hasta la frente.

Natalia cerró los ojos y sonrió con ternura, le encantaba que hiciera eso.

Cuando llegó a los labios, la otra chica le correspondió, besándola de vuelta.

El beso se tornó un tanto dulce, prácticamente se acariciaban, la morena estaba a punto de quedarse dormida.

Alba lo notó y se separó de ella, con una sonrisa enorme en su cara.

-Venga, vamos a dormir.-Aceptó, apoyando su cabeza en ella.

-Menos mal que eres inteligente.

Se abrazaron y se quedaron dormidas prácticamente al instante, sintiendo los latidos del corazón de la otra.

Estuvieron así por dos horas, despertándose por la parada obligatoria del bus.

Bajaron al baño y comieron algo en la cafetería de la gasolinera.

Cuando volvieron al autocar, no sabían muy bien que hacer.

-Chavales.-Susurró María, a todos sus compañeros.-Cuando lleguemos, vamos al super y compramos la comida, que luego nos quejamos siempre de pasar hambre.

-¿Y el alcohol?-Preguntó Africa.

-Eso ya, cada uno lo suyo.

Natalia y Alba jugaron a distintos juegos con el único fin de distraerse con algo, cosa que consiguieron.

Cuando llegaron a su destino, se bajaron del autobús y pudieron sentir el ambiente húmedo tan característico de la zona del mediterráneo.

Tuvieron que coger otro bus, esta vez público, para ir al monte dónde estaba casa, que quedaba a media hora del mar.

Llegaron al sitio y todos se sorprendieron bastante, la casa, además de ser enorme, era preciosa.

Tenía varias habitaciones, cada una con un baño. Una cocina y un salón.

Los chicos se asignaron los cuartos por parejas. Natalia y Alba, obviamente, lo cogieron juntas.

Les esperaba el viaje del año.

Por si ya no estás | AlbayWhere stories live. Discover now