XLIV

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Esa noche decidieron coger un taxi a Torrevieja, que era el sitio dónde más fiestas había por la zona.

Entraron a una discoteca cualquiera, con el fin de beber y pasárselo bien mientras bailaban.

Alba y Natalia decidieron quedarse sentadas en un pequeño banco de la acera de en frente, fumándose un cigarro.

-No tengo mechero.-Dijo la rubia, viendo como la otra se metía la mano en el bolsillo y se lo pasaba.-Gracias.

-De nada.-Susurró la morena.

-Estás guapísima.-Piropeó Alba, mirándola de arriba a abajo.

-¿Estás tirándome fichas?-Preguntó sorprendida Natalia.-Como cambian las cosas.

-No era una ficha, era la verdad.

-Tu vas más guapa, pero no te lo quiero decir porque sé que se te sube a la cabeza y así no se puede.-Ironizó.

Terminaron de fumar y se metieron en el local, encontrándose con un ambiente bastante agradable.

Se fueron directas a la barra a pedir. Natalia pidió un cubata y la rubia una CocaCola.

-Qué malota.-Exclamó la morena.

-Ya me lo dirás esta noche.

La chica más alta levanto las cejas en señal de sorpresa, buscando algún tipo de broma en su mirada.

Fueron con el resto del grupo, que se habían acomodado en unos pequeños sillones en una esquina, para intentar que no les robaran nada.

Se dirigieron a la pista cuando escucharon por los altavoces poner una canción que a todos les gustaba.

Todos bailaban contentos, perreando entre ellos, algunos de broma, otros más enserio.

Alba intentaba no acercarse a Natalia, porque recordaba lo que pasó la última vez que se divirtió con ella en un sitio como ese.

Sin embargo, la morena no paraba de intentar picarla, sabía que la estaba evitando, así que decidió jugar.

Se aproximó por detrás en un momento de distracción, pegándola a sus caderas y bailando junto a ella.

La otra chica había cedido finalmente, moviéndose junto a ella de una forma sensual.

Sabían que no les agradaría volver a vivir un momento así en el baño de una discoteca, habían llegado a un punto de su relación en la que necesitaban algo más íntimo.

Bailaron, resistiendo a la tentación con la excusa de pasárselo bien. Pero se empezaron a calentar, por lo que decidieron cambiar de pareja.

A ciertas horas de la noche, a Joan casi le da algo. Había bebido mucho y el ambiente no ayudaba demasiado.

Salieron con él y le sentaron en el suelo. Pero el pobre vomitó.

-¡Ala, la cena!-Gritó María, que también iba un poco afectada.

Alba, que no había bebido, se tragó toda la preocupación de cuidar al chico.

Llegó un punto en el que se cansó de estar allí, así que avisó al grupo de que cogía un taxi de vuelta.

Natalia la acompañó, ayudándola con Joan y pagando el transporte.

Cuando llegaron, abrieron la puerta y dejaron a su amigo en su cama, que se durmió casi al instante.

-Joder, odio que beban tanto.-Se quejó, entrando a su habitación.

-Ya, es una putada, te estropea la noche.-Concordó la morena.

-Gracias por acompañarme.-Susurró, abrazándola fuerte, apoyándose en el pecho de ésta.

-Cariño, no te iba a dejar aquí con todo el marrón.

Alba sonrió y la besó. Al principio fue dulce, luego se tornó algo más salvaje.

Habían perdido la cordura y se tocaban con nerviosismo, excitadas por la situación.

Natalia empujó a la rubia a la cama mientras se colocaba encima de ella para continuar con la sesión.

La otra chica llevó sus manos al borde de la camiseta de la morena, atreviéndose a quitarla.

Se fueron desnudando lentamente mientras besaban todas y cada una de las partes de cuerpo de la otra.

-Hace mucho tiempo desde que no lo hacemos.-Dijo Natalia, mordiendo un punto del cuello de la rubia, haciéndola gemir suavemente.

-Joder, porque hemos esperando tanto.

Empujó a la morena, quedando ahora arriba, mientras movía sus caderas en busca de contacto.

Natalia complació a la chica, metiendo su mano por dentro de sus pantalones y tocando su punto de placer.

Se tiraron así toda la noche.

Estaban tumbadas en la cama. Ambas de lado, mirándose mientras se acariciaban la cara mutuamente.

Escucharon ruidos en el piso de abajo y supusieron que eran los chicos, que habían vuelto.

Lo comprobaron cuando se escuchó a Carlos subir las escaleras. Cantando una canción aleatoria mientras arrastraba las palabras.

Ambas se rieron y Natalia se levantó a cerrar el pestillo, no querían interrupciones.

El sexo entre ellas estaba genial, pero su momento favorito era lo de después, le provocaba una tranquilidad inmediata.

-Te quiero.-Susurró Alba cuando la morena volvió a tumbarse junto a ella.

-Y yo.

-Te había echado de menos.

-Pf, no te puedes imaginar lo que te echaba de menos yo, estaba que me subía por las paredes.

-¿Te tocabas?-Preguntó Alba sorprendida, mientras se incorporaba de la cama.

-Hombre, qué quieres que haga, querida.

La rubia se rió y abrazó a la chica, que metió su cabeza en el cuello de ésta, aspirando su aroma.

-Mañana se van a morir todos.-Murmuró Alba, acariciando la espalda desnuda de Natalia.

-Que se jodan, tú y yo nos vamos a la piscina.

-Me parece bien.

Decidieron dormir para poder rendir al día siguiente. Natalia pasando su brazo por encima de ls rubia, mientras ésta le daba la espalda.

Por si ya no estás | AlbayWhere stories live. Discover now