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Entraron en la habitación de Natalia con las ganas disparadas, besándose como si los labios de la otra se fueran a acabar. La morena dominaba la situación, queriendo enloquecer a Alba.

La empujó con un poco de fuerza contra una de las paredes, agarrando su cara con las dos manos mientras sentía como la rubia se impacientaba y recorría su cuerpo con ansia.

Bajó a su cuello y lo mordió, provocando un gemido algo alto en la más bajita, soltando una sonrisa.

Decidió aminorar el ritmo, quería disfrutarla completamente. Le dio pequeños mordiscos por el curso que seguía su mandíbula.

-Nat...-Jadeó Alba. Suplicándole sin decir nada.

-Shh.-Le indicó, agarrando el borde de su camisa y sacándosela lentamente.

Siguió con la sesión de besos un rato más, hasta que la rubia hizo la misma acción que había hecho anteriormente la morena y se tumbaron en la cama.

Natalia se colocó arriba de la otra, mientras intentaba quitarle el sujetador.

Cuando lo consiguió, se dedicó a adorar sus pechos por unos largos minutos, a Alba se le hicieron eternos.

Bajó un poco más y se encontró con su vientre, besándolo con suma delicadeza mientras observaba las reacciones de la rubia, que la miraba desde arriba.

Le desabrochó el pantalón y se lo bajó con cuidado, encontrándose con la ropa interior, la cual no tardó en desaparecer también.

Miró a la rubia, esperando una señal que le dijera que podía continuar. Alba llevó su mano a su cabeza, empujándola.

Natalia sonrió y comenzó a hacer su trabajo, al principio el ritmo era algo demasiado lento, con delicadeza.

Pero el cuerpo de la rubia le pedía más, y se lo dio. Aumentó la intensidad cuando notó como la otra chica estaba al borde del abismo.

Sintió su orgasmo como si fuera el suyo propio, y le encantó.

Dejó un par de besos más hasta que se puso a su altura, mirando su cara mientras la otra intentaba controlar su respiración.

Esperó a que se calmara, acariciando su tripa con la yema de los dedos.

-Cuenta saldada.-Susurró, haciendo reír a Alba.

-Eres tonta.-Contestó, girando su cabeza para contemplarla.

-Bueno, depende de por dónde lo mires.

Natalia se levantó y abrió el cajón de la mesilla, sacando dos cigarros y un mechero.

-¿Cumples un sueño conmigo?-Preguntó, enseñándoselos a la rubia.

-Anda, trae.-Dijo cogiendo uno de ellos y poniéndoselo suavemente en los labios, mientras se lo encendía.

Dio la primera calada y le supo a gloria, soltando el humo de sus pulmones como un suspiro.

-Es la polla.-Afirmó la morena.

-Casi tanto como lo anterior.

Natalia sonrió suavemente y puso una cara pícara mientras terminaba de dar una calada.

-¿Qué vas a hacer tú sin los orgasmos que te doy?-Preguntó, molestando a la rubia.

-Poca cosa, sinceramente.

Se creó un silencio de los suyos, tan sólo con el sonido de sus respiraciones y del cigarro consumiéndose en sus dedos.

-Te quiero.-Susurró Alba, la morena la miró, ella contemplaba el techo.

-Y yo a ti.-Correspondió.

-No, pero de verdad Nat.-Suspiró.-No pensaba que te fuera a querer tanto.

-¿Enserio?

-A veces me da miedo, es cómo un sentimiento que no puedo controlar de ninguna manera y me asusta.

-Bueno, Albi. No tienes que tener miedo, ¿sabes? Yo voy a estar contigo siempre.

-Eso es mucho tiempo.

-Sí, lo es.

-¿No te da miedo?-Preguntó.

-Un poco, pero me siento bien contigo, no tengo motivos para pensar en nada más.

La rubia se aclaró la garganta y suspiró, cerrando los ojos un momento.

-Eres tan mala.-Acusó, mirando hacia arriba de nuevo.

-¿Por?

-Porque, tía, deberías haberme tenido un poco de piedad el día que nos conocimos, prácticamente me obligaste a enamorarme de ti.

-¿Perdón?-Exclamó Natalia, llevándose una mano al pecho, haciéndose la ofendida.-Te recuerdo que me trataste fatal.

-Porque eras super irritante, no, corrijo, eres super irritante.

-Pero te gusta que sea así.

-Me encanta, joder, pero me molesta.

-Esto es surrealista.

-Se nos está yendo la cabeza.

Ambas se empezaron a reír y no pararon hasta un rato después. Natalia se abalanzó sobre Alba para darle un abrazo fuerte y soltando un sonido adorable.

Se quedaron así prácticamente toda la tarde, con una felicidad que no cabía en su pecho.

Por si ya no estás | AlbayWhere stories live. Discover now