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A esas alturas de aquella tarde de viernes Alba todavía seguía plantada delante de su lienzo esperando un rayo de inspiración que le ayudara a comenzar con su trabajo. Llevaba alrededor de tres horas en la habitación. Su cabeza dolía del esfuerzo y sus ojos lucían algo cansados, pues la noche de antes había dormido relativamente peor que cualquier otra.

A pesar de ser una persona alegre, últimamente estaba pasando por un período de descubrimiento propio que no había tenido hasta la edad de veinte años, la que tenía en ese entonces.

De fondo no se oía más que la música leve de su compañera de piso María, a la que Alba ya estaba acostumbrada.

Ambas llevaban compartiendo piso en el centro de Madrid dos años, se conocieron de casualidad, ya que Alba vivía en Elche, pero decidió ir a estudiar a la capital.

Suspiro tras suspiro pasó media hora más, ya pensaba en cualquier otra cosa que no fuera el estrés que le provocaba su época de sequía creativa.

Su amiga irrumpió en la habitación con una sonrisa, ignorando los detalles de las ojeras de su compañera.

-Me acaba de llamar África.-Dijo alegremente.-Me ha dicho que va a salir con Marta a tomar algo, nos han invitado a unas copas.

-María sabes que yo no bebo.-Dijo Alba dejando apartada su tarea para prestar toda la atención a su amiga.

-Bueno, cervezas para mi, CocaCola para ella.

-Me parece un buen plan, así me despejo.

-¡Sabía que no me defraudarías!-Y salió corriendo cerrando la puerta detrás de ella.

Alba negó con la cabeza divertida ante aquella escena y guardó sus cosas para comenzar a prepararse para salir.

Cuando terminó ya estaba con mucho mejor humor, tuvo la esperanza de encontrar algo que pintar en la experiencia de esa noche.

Optó por un pantalón estilo militar con un top negro básico y una chaqueta. En su pelo llevaba una coleta desarreglada y en sus ojos su típica raya fina.

Se encontraron con sus amigas en la parada de Sol, dispuestas a ir a algún bar cercano.

El grupo de María, África, Marta y Alba había sido inseparable desde prácticamente el principio de sus amistades. Las cuatro estaban en la misma universidad pero en distintas facultades, lo que les hizo unirse más.

-Hoy nos comemos el mundo.-Dijo Marta emocionada.

-Tampoco te flipes tanto que la última vez que dijiste eso tu cabeza colapsó tres veces seguidas en esa discoteca, querida.-Ironizó Áfri, provocando risas en las demás.

-Podríamos entrar a este.-Sugirió Alba señalando el bar por el que pasaban.

El local se veía bastante cómodo, en su exterior se apreciaban distintos colores provenientes de las luces de neón en los escaparates, sobre su puerta se podía leer en un cartel la palabra 'Harry's Pub' dándole nombre.

-Mola.-Dijo María entrando sin preguntar.

Su interior era oscuro, pero se lograba ver gracias a las luces de discotecas que se encontraban en el techo. El pub tenía diferentes secciones, la barra, un espacio de mesas y sillas, y otro de sillones de cuero.

-¡Quiero bailar!-Gritó Marta por encima de la música.

-Marta cariño vamos a beber primero.-Enfatizó África.-¿CocaCola no?-Preguntó a Alba con la esperanza de que cambiara su bebida, desgraciadamente esta asintió.

La rubia de pelo corto se tomó un tiempo en observar la gente del local con intención de buscar alguien interesante con quien juntarse si sus compañeras se ponían lo suficientemente mal como para no poder hablar con ellas.

Detuvo su mirada en una situación que le pareció un poco peculiar, una chica con un septum colgando de su nariz se encontraba discutiendo con un chico que parecía ser su pareja.

A Alba le llamó la atención ella, ya que mostraba una actitud despreocupada mientras su novio le gritaba bastante enfadado, no pudo evitar que la situación le hiciera gracia.

La chica era demasiado atractiva al parecer de Alba, tenía una media melena negra, unos ojos perfectamente pintados y muchos tatuajes en sus brazos.

La noche prometía.

Por si ya no estás | AlbayWhere stories live. Discover now