No dudo ni un instante en ir hasta esa publicación y es una fotografía de mi persona el día del cumpleaños de Carmen, sin ninguna descripción, yo con mi camiseta de Pokemon comiendo pastel, mi nariz se había cubierto del baño dulce y yo intentando limpiarme con la lengua, algo que ni de coña dejaría estar en internet.

Reviso los comentarios, cada uno habla de lo adorable que me veo en la foto y la verdad que pienso que las mujeres están locas, estoy con una camiseta de pokemon y la nariz cubierta de pastel ¡vamos, señoritas! Que eso no es nada sexy, sigo revisando uno a uno pero me detengo de pronto en uno en especial, uno proveniente de Brittany.

El comentario es sencillo, unos emoticones de risa.

De pronto entro en pánico, porque en realidad me parecería absurdo que mi ex novia y ex esposa ahora sean amigas. Aunque Natalie no me ha dicho nada al respecto, voy más allá de su perfil y me doy cuenta que se siguen mutuamente. También me sigue a mí y me percato que tengo un mensaje suyo, es un simple "Hola" que decido ignorar, ruedo los ojos, dejo mi celular sobre mis piernas y me froto el rostro con ambas manos.

Me dejo caer en el respaldar del sillón y miro de nuevo mi teléfono. Decido apartarlo antes que la tentación me nuble el poco raciocinio que me queda. De pronto me llega una notificación, no dudo en mirarla en ese instante esperanzado con encontrarme un mensaje de Natalie en mi teléfono. Pero no es nada de eso, mi estómago se encoge violentamente cuando observo, que hace unos segundos, ha subido un foto con alguien. Una foto con un chico.

De pronto me siento enfermo, me duele la cabeza y siento algo incómodo en el estómago. Cierro los ojos un momento para ver su imagen reflejada aún sin verla, la foto no es de ahora, o eso creo, porque ambos están en el set sonriendo para la cámara, no sé si este será el tipo del que ella me habla, pero me voy directo a su perfil y puedo ver que él tiene imágenes con ella, más de un par y en varias ocasiones, el tipo es un actor o eso es lo que pone en su descripción. Algo se instala en mi pecho y un nudo se aferra de mi garganta. Miro la fotografía una vez más y la rabia me invade por dentro.

—David —escucho a Caroline, no quiero moverme de aquí. Dejo mi teléfono en la mesa de al lado pero sin despegar mi vista de algún punto fijo en el vacío —¿nos podemos ir ya?

No le digo nada, porque no me siento bien, poco tiempo después me doy cuenta que en realidad sí no estoy bien, cuando siento algo querer salir de mi interior y no son precisamente palabras. Siento que el estómago se me encoge y un dolor agudo me atraviesa el intestino.

—Creo que no estoy bien —le digo, tocando mi frente al mismo tiempo que mi estómago. Ahora siento que todo me da vueltas y dejo caer mi espalda contra el respaldar.

—¿Qué te pasa? —escucho a Caro, su tono es de preocupación y se acerca a mí para poner su mano en mi frente, mira el yogurt que tengo al lado y me interroga: —¿Te comiste el yogurt?

—Sí.

—Te dije que no lo hicieras.

—No, me dijiste que no debía comérmelo. Pero hay muchas cosas que no debería hacer que siempre hago.

—Necesitamos ir al hospital.

—No es nada grave, Caroline. Ya casi estoy bien —no, no lo estoy y me doy cuenta justo en el momento que siento un dolor abdominal que me hace inclinarme hacia adelante —por Dios, ¿esto es una indigestión o un exorcismo?

Escucho el celular de mi hermana sonar, lo saca de un bolso pequeño que lleva colgado en el hombro y se retira una distancia prudencial para contestar. Me quedo en el mismo lugar y en la misma posición, no me interesa qué dice o con quién habla.

Recién Cazados © (Borrador de la 1era edición)Where stories live. Discover now