Parte 37

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No.

No quiero morir.

No, no quiero ir hacia la luz ni a ningún lado.

Joder.

Siento que no puedo respirar.

Solo puedo pensar en que me quedan como cinco minutos de vida, estamos dando vueltas y a este punto hasta el instructor está comenzando a gritar. Voy a desmayarme, tal vez así no siento la fuerza del impacto. Nunca he gritado tanto en mi vida, ya mis cuerdas bucales se están desgarrando y mi garganta ya no da para más.

Algo cae de su mochila, de inmediato mi cara cambia a un gesto de desesperación y grito con más fuerza. El instructor comienza a agitar los brazos como alas y yo comienzo a hacer lo mismo, no sé si esto va a salvarnos de algo, pero a este punto ya nada me importa.

—Nah, es broma —le escucho decir con una risa ahogada por el aire, presiona el botón rojo y en ese momento siento el famoso tirón del que tanto hablaba.

...¿Qué?...

¡La madre que lo parió!

¡Hijo de su puta madre!

¡Hijo de su putaaaa madreeeeeeee!

—¡Hijo de tu putaaaaaa madreeeeeeeeeeee! —le grito con todas mis fuerzas, quiero llorar, de tensión o de alivio, no me interesa. El muy maldito comienza a reír a carcajada limpia mientras descendemos. Quiero agarrarlo y darle un puñetazo en la cara ahora mismo pero la velocidad a la que me golpea el viento me lo impide.

Iba a morir de un infarto.

—Iba a morir por tu culpa hijoooooo de putaaaaaaaa.

Debí imaginarme el porqué de su parecido con Lord Voldemort.

Mi garganta está seca y ni siquiera lágrimas me salen por la conmoción, siento mis rodillas flaquear y a este punto me tiembla hasta King Kong. Voy a matar a este tipo, voy a matarloooooo, el arnés me está rozando la entrepierna y la adrenalina que siento ahora es para golpear en la cara a este bastardo.

Él comienza a zarandearse y, por ende, esos movimientos no ayudan a mi sistema nervioso, cierro los ojos con fuerza.

—Te matooooooo —le grito a todo pulmón, el suelo se ve más cerca y solo quiero poner mis pies en la tierra y no volver a hacer esto nunca más —más te vale que tengas un seguro de vidaaaaaa, más te vale malnacidoooooooo.

No sé cómo alguien puede hacer esto por diversión.

Algunos siete, ocho o diez minutos después, no estoy seguro, es cuando finalmente miro el suelo a unos escasos metros. Él habla sobre algo que según él me dijo antes de tirarnos del avión, alguna cosa sobre como aterrizar, pero en este punto me vale una mierda la manera cómo debo aterrizar. Solo unos segundos después mis pies se estampan contra la tierra y mis rodillas no reaccionan a tiempo, ambos caemos rodando cubriéndonos de polvo y hojarasca seca, uno encima del otro, aún unidos por la cintura lo cual me dificulta rodar en paz, terminamos chocando y, para rematar la situación, envueltos en el paracaídas.

—Esa no era la forma...

—¡Me vale una mierdaaaaa! —le grito a la mala copia de Voldemort, interrumpiéndolo. Estoy casi hiperventilando, él solamente se ríe y comienzo a desenredarme del paracaídas para lazarme sobre él —. Maldito seas —torpemente intento ponerme de pie para dejarle ir mi puño en su cara, pero por el agarre de nuestros trajes, cada movimiento es tonto y en vano, pero lo intento, lo dejaré sin nariz para que le haga honor a su cara del señor tenebroso, él intenta defenderse y me molesto más por no poder desquitar mi ira con toda la comodidad posible.

Recién Cazados © (Borrador de la 1era edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora