Parte 31

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David.

El líquido amargo que contiene mi taza quema mi boca en el momento que le doy un sorbo, hago un gesto al sentir el daño en mis papilas gustativas, saco mi teléfono celular del bolsillo, esbozo una sonrisa al ver el mensaje en la pantalla del aparato.

De: Constanza.

"¿Mucho trabajo?"

Comienzo a teclear mi respuesta mientras camino hacia mi oficina, al llegar a la puerta observo que está semi-abierta, no tardo más de dos segundos en reconocer la cabellera rojiza que está dentro, al percatarse de mi presencia gira levemente en mi dirección y simplemente pasa a mi lado dejándome —o más bien, lanzándome —unos papeles en un sobre, suelto un suspiro ignorando su actitud mientras camino hacia mi escritorio, haré que Oliver la despida.

Voy hasta mi asiento y me dejo caer luego de dejar la taza sobre mi escritorio, una vez que mi espalda choca la silla me percato que no he enviado el mensaje a Constanza, por tal motivo, le doy enviar a mi respuesta afirmativa. No tarda ni un minuto en hacer llegar su respuesta pero no lo reviso para sacar lo que contiene este sobre, muerdo el interior de mi mejilla al reconocer las letras que contienen cada uno de los pliegos en mis manos.

Son los papeles de divorcio.

Un correo de mi abogado se hace llegar, llevo mi vista al aparato electrónico y le echo un vistazo a sus palabras dejando a un lado el mensaje de Constanza, simplemente me hace saber que está todo listo y que espera mi respuesta cuando ya estén los papeles firmados.

No voy a negar que estar soltero otra vez me hace feliz, tanto que comienzo a teclear un mensaje para hacérselo saber a Natalie, pero algo en mi interior me frena y me debato entre hacerlo o no, luego de lo acontecido con su padre y saber que no tiene a nadie más, es imposible no pensar que será de ella luego de que todo esto acabe.

Relamo mis labios y me decido por contestar primeramente al abogado, un "revisaré el documento cuando tenga tiempo" es suficiente, pero la verdad es que ya los estoy revisando, dejo el teléfono celular a un lado para seguir revisando los papeles y vuelvo a tomarlo al recordar que no he revisado el mensaje de la castaña.

De: Constanza.

¿Ya almorzaste? Apenas tocaste el desayuno hoy ¿Estás enfermo? Culparé al caga-billetes por tanto trabajo que te encarga, tal vez necesites medicamentos, deberíamos ir a ver a un doctor.

Me hace reír, precisamente porque por su culpa y no dejar una alarma nos levantamos tarde y apenas probé un bocado. Además, estaba muy cómodo con mi cara en esos pechos.

Estoy tecleando mi respuesta cuando de inmediato otro mensaje suyo invade mi pantalla.

De: Constanza.

¿Quieres que te lleve el almuerzo a tu oficina?

Para: Constanza.

Si te digo que no ¿Se lo llevarías a Camilo?

De: Constanza.

No.

Para: Constanza.

Entonces no.

De inmediato me envía un emoji que no logro descifrar que es pero es gracioso, me rio, llevo de nuevo mi vista a los papeles sobre mi escritorio y otra vez a mi teléfono celular donde está su nombre indicándome otro mensaje suyo. Tal vez deba guardarlos por ahora, al menos, voy a asegurarme que ella tenga un lugar adonde ir.

Recién Cazados © (Borrador de la 1era edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora