Parte 29

130K 13.7K 3.3K
                                    


Natalie.

Miro la superficie marrón y blanco de la taza en mis manos, soplo un poco el caliente líquido para luego llevarlo a mis labios bajo la mirada de Alex quién está frente a mí con sus piernas cruzadas y su torso ligeramente inclinado con los codos sobre la mesa.

Esta mañana la había invitado a un café, mientras llevaban un piano a su casa, se supone que es una sorpresa de su padre por su cumpleaños, así que no podía estar presente. Yo soy la única persona disponible para distraerla durante este tiempo, ni tan disponible, pero solo con una llamada de Oliver Anderson a mi jefe ya tengo todo un día completamente libre.

Tomo un sorbo del líquido café mientras ella analiza todos mis movimientos, ya me tiene intimidada. Ese día a través de un mensaje de texto, con los tragos demás, le había comentado lo sucedido en el auto de David, al menos agradezco que no se lo comenté a Carmen, porque justo ahora estuviera en una sala de interrogación al estilo investigación policiaca, con un faro de frente y la cara de Carmen sacándome todo tipo de información posible.

—Natalie, eso nunca termina bien —dice, sin despegar sus ojos de mí, hoy desde que subió a mi auto, su primer pregunta fue al respecto. Vuelvo la taza a la mesa que nos separa, sin mirarla y me encojo de hombros.

—La verdad es que prefiero que seamos amigos, Alex —también le había comentado sobre mi decisión. Hace unos meses, Alex hubiera aplaudido mi acto de indiferencia hacia lo acontecido con David, pero ahora el amor la ha trastornado y cree que todas las personas deben enamorarse.

—Existen dos tipos de personas en este mundo —dice, apartando su taza de café hacia un lado para entrelazar sus dedos sobre la mesa —las que las mandan a las friendzone y las que se friendzonean solas, tú eres de las segundas.

Se deja caer en el espaldar de la silla tomando la taza de café y llevándola a sus labios, es que Alex no conoce a David, ser su amiga todavía es mucho pedir.

—Alex, son felices los que nada esperan de los demás, porque así nunca serán defraudados —hago un gesto de brindis con mi taza de café y ella suelta un suspiro.

—Natalie, que tu padre haya hecho lo que hizo no significa que todos los hombres vayan a hacer lo mismo.

—Imagínate —suelto una risa desganada —el primer hombre que existió en mi vida y prefiere no saber nada de mí. Prefiero estar sola que repetir la historia de mi madre, tal vez ella tiene razón, nunca voy a encontrar un hombre que me tome en serio.

—Natalie —riñe —no vuelvas a decir eso. Tu madre te repetía eso todo el tiempo porque todos los hombres que a ella le gustaban se fijaban en ti, no es tu culpa que ella le gusten los tipos idiotas.

—No me lo recuerdes —niego con mi cabeza llevando mi vista a la taza de café, con una expresión totalmente distinta en mi rostro. Ella no dice nada porque sé que también recuerda el porqué me mudé a su casa.

Algo que no le conté a David aquel día fue que mi madre me había echado porque según ella yo provocaba a los hombres, mi paciencia se colmó una vez que su ahora esposo entre tragos se intentó sobrepasar conmigo y mi madre gritó "lárgate", pero no se lo dijo a él, me lo dijo a mí.

—Según lo que Oliver me ha comentado, David no es una mala persona —Alex interrumpe mis pensamientos cambiando ágilmente de tema.

—No lo es, simplemente no es la persona para mí. Algún día llegará esa persona, pero no voy a traumarme intentando forzar a David a sentir algo por mí.

—Algún día tiene que ceder —se encoge de hombros. Para ella es bastante fácil decir eso, pero yo no soy ninguna rubia ojos verdes para hacer que alguien caiga a pies tan fácil.

Recién Cazados © (Borrador de la 1era edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora