Capítulo 9

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Al abrir los ojos de nuevo no supo donde estaba, tardó un gran rato en recordarlo y al hacerlo se sentó de golpe asustado, en seguida las manos fuertes de su acompañante lo volvieron a acostar, el chico batalló un rato en sus brazos asustado, pero el hombre fue más fuerte y no le permitió soltarse.

—Shhh, tranquilo, estás a salvo—exclamó el hombre tranquilizador, el chico respiró profundo y dejó de batallar—estás a salvo—repitió el hombre en voz baja.

El chico dejó caer la cabeza en la almohada y cerró los ojos aún asustado.

—¿Quién eres? —murmuró el chico en voz baja.—¿Cómo llegué aquí?

—Soy Enyel, Enyel Laryons. Te desmayaste y te traje aquí.

—Eres un jedi.

No era una pregunta, pero aún así el hombre asintió.

—Así es, lo soy—añadió al notar que el chico no lo miraba.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Un día.

Al escuchar esto el chico se levantó de golpe.

—¡¿Un día?! —exclamó haciendo intento de levantarse, pero de nuevo Enyel lo detuvo.

—Wow, wow, no tan rápido, has perdido mucha sangre y aún estás muy débil, es mejor que te quedes tranquilo o te volverás a desmayar.

El chico quiso volver a replicar, pero el jedi negó con la cabeza con una pequeña sonrisa amistosa.

—Vale, ¿me dejarías al menos ir a mi habitación?

—En un rato, ¿pero antes me podrías decir que te sucedió en los pies?

El jedi observó como la expresión del chico cambiaba de golpe dándole espacio a un chico tímido y asustado.

—Yo... No, no fue... no fue nada.

—Si no quieres decirme no lo hagas, pero no me mientas.

El chico tragó saliva, eso fue justo lo que su padre le había dicho.

—No te preocupes por tu maestro, ya hablé yo con él.

Esto hizo dudar al chico e iba a añadir algo, pero en ese momento la puerta se abrió dejando ver a un joven padawan junto a una niña un par de años menor que él.

Al ver al chico la niña se acercó rápidamente y lo abrazó con cariño. El chico no supo como reaccionar simplemente le colocó ambas manos en los hombros sorprendido, en seguida la niña lo soltó.

—Me alegra que hayas despertado, por cierto soy Karmina, pero puedes llamarme Mina—murmuró la niña a gran velocidad tendiéndole una mano.

El chico la miró algo desconfiado, para luego estrecharle la mano que esta le tendía.

—¿Y tú tienes nombre?

—Claro, soy Luke—se presentó el chico aún en voz baja.

Mina iba a seguir hablando, pero su hermano la detuvo.

—Anda Mina, déjalo respirar—la niña sonrió sonrojada.

—Lo siento.

El chico no dijo nada.

—Perdona a mi hermana, es algo intensa cuando se lo propone, soy Dakel—se presentó el chico también tendiéndole la mano.

—Luke—contestó el chico estrechándole la mano.

—Vaya enserio que ustedes los niños son intensos, Mina, ¿sabe tu maestro que estás aquí? ¿Y tú no deberías estar en la biblioteca como te dije que tenías que estar? —añadió con más rudeza volviéndose hacia su aprendiz, el cual se encogió de hombros avergonzado.

—Lo siento, es sólo que las cosas por allí estaban muy aburridas así que fui a buscar a Mina y juntos vinimos a buscarte para ver si nos dejabas una hora libre.

—Pfff, usted me van a sacar canas verdes, vale, pueden ir, pero te espero antes del atardecer, se suponía que teníamos muchas cosas que hacer hoy, pero ya que, ve.

—Gracias, maestro.

Tras despedirse del chico con una breve inclinación volvió a salir seguido de su hermana, Luke quiso levantarse e irse, pero se lo pensó mejor y se quedó en su lugar esperando a que este hablara.

—Mira, no te conozco y tú tampoco me conoces, pero sé que algo te está sucediendo y mi instinto me pide a gritos que te ayude, te parecerá raro, pero a pesar de no conocerte quiero..., necesito, protegerte, así que te lo preguntaré una vez más y no es necesario que me contestes sí no quieres, ¿qué te sucedió en los pies? ¿Y quién te lo hizo?

—Lo siento maestro, pero eso es un asunto personal.

Enyel lo miró en silencio un segundo.

—Ok, di lo que quieras, está bien sí no me quieres decir, pero si necesitas ayuda con algo, sólo búscame, estoy para ayudarte, además sé que mi aprendiz y Mina estarán encantados de distraerte un rato—añadió con una sonrisa sincera.

—Gracias, lo tomaré en cuenta.

—Bien, ¿puedes levantarte?

Luke lo dudo, pero al final asintió levantándose. Lo único que lo salvó de una caída segura fue la velocidad del jedi para reaccionar tomándolo antes de que se estrechara contra el suelo.

—Mira Luke, aquí no se trata de quien es más fuerte, si no puedes levantarte sólo dímelo.

Dicho esto el hombre lo ayudó a levantarse y a llegar hasta la puerta.

—Gracias por todo, maestro.

—No es nada.

El chico hizo una última inclinación antes de irse. Enyel lo miró partir preocupado, según los informes de las cámaras el chico llevaba más de un mes saliendo de esa sala herido y a horas indebidas.

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En un principio pensó que no haría caso de su petición, pero después de una muy larga semana, se acercó a la biblioteca y allí, tal como esperaba encontró a Mina y a Dakel, los observó un rato desde las sombras de una columna, ambos niños parecían divertirse, se suponía que estaban estudiando, pero era claro que eso era lo que menos hacían, Luke los observó con envidia y... ¿añoranza?

Después de un rato se animó a acercarse, al verlo Mina se levantó rápidamente y corrió a abrazarlo.

—Hola, te he echado de menos ¿Cómo estás? ¿Quieres quedarte con nosotros? ¿estás ocupado? ¿Ya estás mejor?

Luke no contestó, tan sólo se limitó a corresponder a su abrazo.

—Creo que ya terminamos aquí—dijo Enyel apareciendo junto el maestro de Mina—¿como estás Luke? — añadió al reconocerlo.

—Bien ¿y usted, señor?

El hombre sonrió.

—Bien, creo que pueden tomarse un rato, si no te molesta claro—añadió volviéndose hacia su colega quien asintió.

—En lo absoluto.

—Gracias maestro—dijeron los dos a la vez antes de voltearse y hacer que su nuevo amigo lo siguiera.

Este no se hizo de rogar y fue con ellos. Pronto estos encuentros se hicieron más frecuentes y el chico se hizo cada vez más amigo de los niños, aunque jamás tuvo el valor de decirles nada más de lo necesario.

Star Wars. Un Nuevo ComienzoWhere stories live. Discover now