Capítulo 7

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Al llegar de nuevo el inicio de semana ambos hombres se despidieron de Padme y volvieron al Templo, se despidieron y cada uno siguió su camino, Luke a la sala de meditación, como le había ordenado su maestro, y su padre a buscar lo necesario para salir de inmediato en una misión a otro planeta, no había dicho nada a nadie, ya que entre menos personas lo supieran mejor para todos.

Antes de salir fue a buscar a Obi-Wan, lo encontró hablando con el maestro Yoda y el maestro Mundi en el balcón del tercer piso, sin querer interrumpir se recostó en la pared del otro lado del pasillo y esperó hasta que terminaron de hablar, al verlo Obi-Wan se acercó.

—Creí que ya habías salido—comentó Obi-Wan.

—Si, en realidad debí haber salido hace una hora—admitió Anakin.

—¿Y por qué sigues aquí?—inquirió su antiguo maestro con un toque de riño en su voz.

—Tenía que hablar contigo—contestó Anakin caminando.

—¿De qué querías hablar?—repuso Obi-Wan siguiéndolo.

—Del hijo de Padme.

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Una mañana antes del entrenamiento fue a su casa a buscar a sus padres, al llegar encontró a su madre en la alcoba con dos de sus doncellas, al verlo llegar Padme le dirigió una pequeña sonrisa.

—¿Cómo estás Luke?—saludó la senadora mirándolo por el espejo.

—¿Podemos hablar?—preguntó Luke mirando a la doncella más joven que en ese momento pasaba a su lado.

—Por supuesto.

—A solas—añadió Luke mirándola.

—Claro. ¿Nos permiten?—añadió dirigiéndose a sus doncellas.

Ambas mujeres asintieron y se retiraron, en cuanto salieron Luke se sentó en la cama y puso ambas manos en su regazo incómodo, algo que no paso desapercibido para Padme, se levantó del tocador y se sentó a su lado, le pasó una mano por el cabello con cariño.

—¿Qué sucede cariño?—preguntó Padme con suavidad.

—Yo..., pues verás..., a Quink no le gusta que pase los fines de semanas aquí.

La sonrisa de Padme se endureció.

—¿Qué quieres decir?—preguntó sabiendo la respuesta.

—No puedo venir aquí cada mes.

—¡¿Que no puedes qué?!—exclamó Padme fuera de si.

Luke no contestó tan sólo bajó la mirada.

—¿Quién se cree que es? No puede ordenarte eso...

—Es mi maestro, mamá—la cortó Luke con dureza—puede ordenarme lo que sea.

Fue entonces que Padme se dio cuenta que al chico también le dolía aquello, pero después de todo tenía razón, era su maestro y él no era más que un padawan que tiene que obedecer a su maestro pase lo que pase.

—Lo siento mamá, en verdad lo siento— murmuró Luke, y Padme sabía que hablaba en serio.

La senadora lo abrazó por los hombros.

—No es tu culpa.

"Sí, sí lo es" pensó Luke con amargura.

—¿Dónde está papá?

A pesar de que le costaba admitirlo, incluso ante sí mismo, sabía que su padre era el único que podría ayudarlo, siempre lo había sabido, pero nunca había tenido el valor suficiente para confiarle sus temores.

—¿No te lo dijo?—preguntó Padme extrañada.

—¿Decirme qué?

—Anakin salió de viaje hace un par de días, no volverá hasta dentro de un par de meses—contestó Padme.

Luke sintió su mundo venirse abajo, ¿por qué él? ¿por qué ahora?

Sin más se despidió de su madre y volvió al Templo, fue a la cámara del Consejo y esperó hasta que lo dejaran entrar, su maestro ya estaba ahí, parado en el centro esperándolo junto con los demás maestros, pudo ver a su padre en un holograma junto a Obi-Wan, ambos hablaban en murmullos pero al verlo llegar se callaron. Sin muchos rodeos saludó a los maestros con una inclinación y se quedó en silencio junto a Quink toda la sesión, escuchando lo que hablaban el Consejo con su maestro, a pesar que sabía que a su padre no le gustaría que se quedara con la mirada baja no se atrevió a levantarla, no porque fuera tímido sino porque sabía lo que le esperaba si la levantaba, en palabras de su maestro, "no eres merecedor de ver a nadie a la cara" y Luke no era capaz de llevarle la contraria.

Al salir siguió a su maestro, cuando un padawan los alcanzó, saludó a Quink con una profunda reverencia y le comunicó que la maestra Shaak Ti lo estaba necesitando. Después de ordenarle a Luke que lo esperara en la planta baja acompañó a el aprendiz.

En cuanto Quink se fue, salió al jardín y se sentó junto a la pequeña fuente, cerró los ojos un segundo intentando relajarse, al abrirlos de nuevo encontró a Obi-Wan al otro lado del pequeño jardín mirándolo fijamente. El chico inclinó la cabeza con respeto en dirección al maestro.

—Maestro Kenobi—saludó Luke en tono seco.

—¿Cómo estás Luke?—preguntó Obi-Wan con amabilidad.

—Bien ¿y usted maestro?—contestó Luke educadamente, claro que eso se lo debía a su padre no a su maestro.

—Sólo llámame Obi-Wan— le pidió el jedi con una sonrisa.

—Claro maest... Obi-Wan—se corrigió el chico al ver la mirada de Obi-Wan.

El jedi sonrió divertido.

—Mucho mejor. Sé que no es de mi incumbencia, pero me parece que lo que me dijiste hace un momento no era del todo cierto, ¿me equivoco?— inquirió Obi-Wan arqueando una ceja.

El chico no contestó en seguida.

—No es nada, sólo un par de problemas con el entrenamiento, eso es todo—contestó Luke restandole importancia.

—Claro, ¿y cómo te va con tu maestro?

El padawan tragó saliva y contestó algo indeciso.

—Bien.

Obi-Wan se dio cuenta que su amigo tenía razón, algo andaba mal con el chico, por no hablar de la cara que puso cuando mencionó a su maestro. Obi-Wan asintió con la cabeza.

—Genial. ¿Has hablado con tu hermana últimamente?—aventuró el maestro con curiosidad.

—Si, hablé con ella hace un par de semanas.

Obi-Wan asintió, ahora entendía la preocupación de su antiguo aprendiz, algo andaba mal con el chico, hace varios años, cuando había hablado con él, el chico era muy detallista y todo lo contaba con pelos y señales, y ahora a duras penas decía más de una oración seguida.

Star Wars. Un Nuevo ComienzoWhere stories live. Discover now