Cuarenta y Siete

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   Somos víctimas de la realidad.

   El desayuno me sienta bien. Creo que después de una buena borrachera siempre viene el "bajón" de hambre. Eso seguro.

—No quiero que termines siempre de la misma forma, no es bueno para tu salud—Dice Mamá mientras mastica su tostada.

—Yo tampoco—Poco pero preciso.

—¿Yo seré como Alex cuando tenga su edad?—Amanda se entromete sin dejar de lado el extraño sándwich de hace unos minutos.

—Es muy probable, pero de seguro que no te estarás emborrachando como él.

—No diré nada al respecto.

   El ambiente se vuelve pasivo cuando las miradas dejan de cruzarse entre sí y nos limitamos a disfrutar de este pequeño instante familiar.

—Ya me tengo que ir a trabajar. Una mala suerte que no haya podido terminar el café—Mamá se levanta rápidamente sin levantar su taza. Solo queda que no se lave los dientes.

—No te preocupes, cuando llegues disfrutaremos uno juntas—Dice Amanda con su voz más tierna que tiene. Siempre se la guarda para ciertos momentos especiales. De seguro le pedirá algo a Mamá.— ¿Puedo salir con Hayley esta tarde?

—Claro, tienes que prometer que no llegarás tan tarde como la otra vez—Dice cogiendo su bolso y arreglando un poco su cabello.

—Eso no volverá a pasar ¡ lo prometo!—Ahí va su voz de nuevo.

—Espero que así sea—le da un beso en la mejilla y luego otro en la frente. A mi solo me da uno—Portate bien, no le subas mucho a la música ¿OK?

—Mmmmmmm

   Que pereza es tener que escuchar las mismas palabras cada vez que se va en la mañana ¡Debería ser algo más creativa!

—¿OK?

—Está bien.

—Muy bien, eso era todo lo que quería oir—Rápidamente desaparece por la puerta y solo quedamos Amanda y yo.

—¿Qué me miras?—Sus ojos son cada vez más raros.

—Mmmmm—Comienza a hacer gestos de sospecha sin perderme de vista ¿Tendrá algo bueno que decir?

   Esto me recuerda a cuando éramos niños y a ella le encantaba mirarme como si tuviese alguna pinta de gracia solo para hacerme enfadar ( creo que aún lo sabe hacer a la perfección). Siempre terminábamos golpeándonos el uno a otro. Eran tiempos geniales.

—¿Pretendes dejar de mirarme de esa forma? Estás rara.—La miro con ojos de extrañeza cuando vuelve sus ojos hacia atrás y me saca la lengua.

—NUNNNNNNCAAAAAAAAAAAAAA—Grita mientras se toma una coleta de pelo y la levanta para que parezca una palmera.—HORRRAAAAAAAA DE MUEEERRRTTEEEEEEEEEE.

—Ja,ja,ja,ja,ja,ja ¿Pero qué haces?—En serio se ve ridícula.

—SEEEEERRRRR TU JUZZZGAAADOOOOOO— Ríe mientras comienza a mover el brazo libre como si fuera un pulpo.

—Creo que me iré a lav...

—NOOO TE PUEEEEDES IRRRRR, NADIEEEE PUEDDEEEE ESCAPARSE DEL JUICIO DE la  GRAN DIOSA XAÍS.

—¿Estás bien?—Trato de encontrar sus ojos, pero en verdad ya se volvió algo muy difícil de hacer.

—NOOOO LE HABLEESSSS ASÍ A LA GRAN DIOSA XAÍS. LIMITATE A RESPONDER MIS PREGUNTAS, OH PLEBELLO.

—Tienes un minuto, tengo que averiguar que es de Mike.

—ESOOO SERÁAA  MÁS QUE SUFICIENTE. COMENZEMOS ¿FUMASTE ALGO DE COCAÍNA?—Comienza mover la cabeza hacia ambos lados mientras murmulla algo incomprensible.

—Eh, gran diosa Xaís, que la cocaína no se fuma, se inhala. Deberías ser menos pava eh.

—NOOOO LE HABLES ASÍ A TU MAJESTAD. ADEMÁS, ESO YA LO SABÍA. SOLO TE ESTABA PROBANDO

   El tiempo se ralentiza cuando veo algo familiar en su estupidez. Un rostro conocido se proyecta sobre el suyo y parece mirarme fijamente...

 "—Ve allí y encontraráslo que buscas"

  Mierda.

  ¿Por qué su voz se me hace tan...

—Eh, pringao ¿Qué pasa por tu cabeza? Casi te das de lleno contra el suelo.

—Ehhh—Recupero un poco la conciencia y veo que estoy en el piso apoyado en mi brazo izquierdo. Los ojos de mi hermana han vuelto a la normalidad. Todo se ve más realista de lo normal

   Esto es un asco. Me odio.

—Nada, no pasa nada—Me levanto rápidamente y corro hacia mi habitación, pero mi cuerpo me juega una mala pasada  y me mareo al llegar a la escalera.

—Joder Alex, ten cuidado—Dice Amanda ayudando a levantarme con mucho cuidado.

—Estoy...—Mejor voy a ver a Mike.

   Al llegar a mi habitación le cierro la puerta a mi hermana y me dejo caer al suelo bruscamente. Los minutos pasan lentamente cuando trato de relajarme un poco; todo es como si fuese a ser peor cuando lo intentas.

—Vamos hermanito, dejame entrar—Los golpes no cesan.

   ¿Qué fue eso?

   ¿Estoy loco?

   Si logro pensar con claridad quizá pueda saberlo... o tal ves no.

—Venga, no exageres ¿Qué es lo que pasa contigo?

   El sonido de su voz se hace débil cuando mi mente se trata de concentrar. 

   Mi alrededor es más de lo de siempre. Un mundo vuelto hacia arriba que ya se ha acostumbrado a vivir así. Todo se me hace normal... excepto eso. Me levanto  al ver el vinilo que antes había llamado mi atención.

—¿Cómo diablos has vuelto al piso? Estoy seguro de haberte dejado en tu  lugar.—Esto se me hace extrañísimo. 

   Al dejarlo en su lugar noto algo distinto. Sus colores han cambiado de un rojo encendido a un verde agua. De seguro que me lo imagino.

—Mejor voy a ver a...

—Es mejor así... ¿Qué rayos pasa?—Dice Amanda sin soltar su maldito bocadillo.

—¿Cómo entraste?—Me comienzo  a vestir rápidamente.

—No lo sé.

—No tengo tiempo, tengo que irme.—Me acomodo la chaqueta y salgo corriendo.

—Ehhh, espera.

   No se que diablos signifique todo eso, pero de seguro Dash tenga algo bueno para decirme.Además, de seguro que no quiere afrontar a sus padres solo.

—Dime algo—Dice corriendo detrás de mi.

—Ehh, detente un poco ¿quieres?—Vuelve a decir agarrándome del brazo cuando abro la puerta principal.

—¿Qué quieres?—Sus ojos se baren como platos. Quizás fui un poco brusco.

—¿Qué fue lo que pasó hace un momento? ¿Alguna recaída o algo por el estilo?—Sus ojos pasan de normales a preocupados. Es como si fuese la persona más angustiada del planeta.

   Mejor guardo silencio.

—¿No me dirás nada?

   Bueno retiro lo dicho.

—Abrigate, cuidate y vuelve temprano.

   Cierro la puerta  y nada más se escribe en nuestras nubes simuladoras de conversación. Eso ha sido todo. 






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