Cuarenta y Tres

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   Apoyado en una pared, Kanz se termina su pitillo de lo más tranqulo. Alrededor de él, descansan todos los implementos necesarios para poder darle algo de vida a una pulcra pared.

—EHEHEHE, hola...—Se alegra él aplastando a su amigo con su pie. Me besa en la mejilla muy amigablemente.

—Amanda—Le sonrío. El frío que se siente por estos lugares no te lo quitas ni con un lanzallamas.

—Exacto ¿Qué tal? ¿Has venido por algo de diversión?—Dice cogiendo una lata para luego comenzar a trazar ciertos patrones que desconozco.

—Pues si. Hoy no ha sido el día más "perfecto" que digamos.

—¿Ah sí? Cuéntame que ha pasado.

—Unos disturbios me cagaron la buena onda. Unos estúpidos echaron abajo lo pacífico de una marcha en pleno centro—Meto las manos en los bolsillos traseros de mi pantalón. Quizas ahí estarán mejor.

—Típico. Ya pronto le hallarás más sentido a todo eso, aunque no concuerdo con los disturbios sin sentido—Los dibujos ya comienzan a tener algo de forma.

—Pensamos igual. A todo esto ¿Has sabido de Alectra?

—¿Alectra? De seguro que debe andar en el Bronx comprando algo de materiales para su próximo trabajo. Le encanta una tienda en particular...

—No me refiero a eso ¿Acaso no lo sabes?—Me apoyo en una mesa de trabajo que apenas se mantiene de pie.

—¿Qué quieres decir?—Kanz deja de lado su trabajo y guarda silencio. El frío parece afectarle de un momento para otro y decide colocarse el gorro de su ancho polerón.

   El aire corre ligero pero no deja de ser bastante gélido. El ambiente  no ha cambiado nada desde el otro día. Quizá la música es lo único que no suena lo bastante alto esta vez.

—Ella estaba en la marcha de esta mañana. Tras enfentrarse con unos policías, fue detenida. —Ethan se suma a la conversación al salir de debajo de las piedras.

—No jodas ¿Crees que ella está bien?—Su cara de estupefacción es única. Nunca antes vista. Aunque, en verdad, lo conozco hace muy poco.

—No te preocupes, lo estará.Siempre se las arregla—Dice nuestro buen amigo Ethan.

—¿Estás seguro de ello?—Kanz puede llegar a dudar incluso más que yo misma.

—100%. Ya verás cómo se va de rositas—Su confianza en ella es increíble.

    Vaya, este buena migo si que inspira buena vibra cuando se lo propone. Y pensar que fue el que menos me la dio cuando llegué aquí .

—¿De qué hablaís, chicos?—Alectra hace su gran aparición vistiendo unas botas muy onderas, un pantalón rasgado y un polerón canguro muy guay. Es como si fuese la Sitara del grupo.*

—Ostras, pero si eres tú—Ethan se rie ante tal sorpresa de Kanz. Menudo pavo, pensará.

—¿Qué os dije, eh?

—Estás bien... Eso es bueno—Balbuceo al verla más feliz que nunca.

—Pues claro. Esos polis son una escoria que no sirven ni para asustar a un  pendejo de cinco  años—Su risa burlona asoma abiertamente. Es como si nada más importase.

   Sus gestos. Su ropa. Su postura. Todo inspira una figura muy alzada sobre la de los demás. Es como si fuese digna de nuestra admiración... !Con esos cojones, pues claro!

—Venga, no os quedeis ahí todos bobalicones. Tenemos trabajo que hacer.—Dice cogiendo un bate que estaba apoyado en la pared.

—Cierto, casi lo olvido. Vamos a ello—Kanz inspira mucha rudeza al ser como es. Aumque lo conosco hace muy poco.

—Esperen ¿De qué me he perdido?—Admito no saber nada.

—Ven con nosotros y lo averiguarás—Dice Ethan buscando en sus bolsillos algo extraño. Cuando lo consigue, me doy cuenta que son las llaves de...

    Kanz me pide que le ayude a subir todas  sus cosas  al auto. Ethan y Alectra conversan sobre algo misterioso. De seguro que no es nada bueno.

—Hey ¿Qué planean?—Susurro.

—Será mucho mejor que lo veas por ti misma. De seguro que fliparás.—Deja en la maletera un bulto bastante extraño.Además, un par de bidones acompañan a otro par de herramientas.

   Esto no me lo perderé por nada del mundo.


*Personaje del  videojuego Watch Dogs 2.

AnsiedadWhere stories live. Discover now