Veintiocho

11 0 0
                                    

   Un montón de palabras que susurran levemente "Seguro nos molerá a palos" me persigue desde que doblé la esquina. De seguro es verdad lo que pienso, mi mamá me molerá...

—!Ya estoy de vuelta!—Digo al compás de el cerrar leve de la puerta, que encaja perfectamente en su barnizado marco.

   Mamá no se escucha por ninguna parte así que voy a la cocina y antes de que pueda abrir el refrigerador para prepararme mi típico sandwich ella me interviene en el trayecto.

—¿Estas son horas de llegar?—Su voz suena bastante áspera.

—No es tarde aún.

—Son las 10 de  la noche—Dice ella enseñandome su reloj de pulsera.

—¿Acaso no confías en mí?—Cruzo los brazos y dejo caer mi esperanza en su respuesta.

—Tienes 12, no deberías estar llegando a esta hora ¿Es que acaso tienes ya 18 años?

—Ya empezaste.

—No he empezado nada. Y no me contestes de esa forma.

—¿Puedo hacerme algo para comer?

—No sin que antes me respondas algo—Dice interponiéndose en mi camino.

—¿Qué?

—¿Has estado juntandote con personas mayores que tú? ¿Hombres?

—Vaya pregunta—Arrastro los brazos hasta el mesón para poder evitar la pregunta.

—Responde.

—Tan solo tenian 16, tal ves 17.

—¿Y tu amiga?

—Siempre estuvo conmigo.

   Dando vueltas fuera de aquí, debería estar mejor que esto.

—No te creo.

—Ya no importa si lo haces, nunca me crees.

—No digas eso, sabes que no es verdad.—Su semblante se torna amarga, como si se fuera pudriendo cada vez que le respondo.

—Ya se me quitó el hambre. Buenas noches.

   A veces  todo esto es inservible; no puedes entrometerte en la vida de tus hijos siempre, ni mucho menos cuando estan cambiando. Si hacemos algo malo no lo podemos cambiar. Nada  c puede devolverte a la vida si te equivocas. La vida es así de triste.

   Al menos valió la pena.

   Ya estoy de vuelta a la vida.

AnsiedadWhere stories live. Discover now