Veinticuatro

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—O mejor dicho, 5 Pointz.

—Que chulo tío.

— ¿Y ese acento?—Su mirada expresa notorio asombro.

—Descendencia española—No le tomo mucha importancia.

   La música relaja un poco el ambiente que realmente me es de ensueño. Unas cuantas risas por aquí y por allá. Unas latas levemente resonantes trocan una sencilla pared en una maquiavélica sonrisa desfigurada que con un sombrero de copa te da la bienvenida al lugar. Un lugar que de hecho ya te deja flip'aaand'ooo. Un carro al muy estilo clásico anuncia Save 5Pointz.

— ¿Así que es tu primera vez aquí? ¿Mamá no estará buscando tu presencia en tu armario?—Dice chistosamente el chico que de por cierto no espera momento para acabar la conversación.

—Apenas te conozco—Retrocedo un pequeño paso llevándome las palmas a los bolsillos traseros del jeans.

—Cierto—Me extiende la mano, que lleva un tatuaje tribal bastante peculiar—Ethan. Un gusto.

—Amanda—Estrecho en mayor parte un símbolo que no logro reconocer.

— ¿Te gusta el arte del Graffiti?

—Me identifico bastante con el—Las sudorosas palmas en sus respectivos bolsillos pican y decido frotármelas por el trasero.

—Estas en el lugar indicado. Aquí podrás encontrar una variedad de estilos tan grande que tendrás que portar papel para que no babees.

—Ya voy pillando lo listillos que sois por aquí.

   El lugar está hecho a modo que lo mires y digas Guau, joder, debería haberle conocido mucho tiempo atrás. Es que si miras con detención, podrás escuchar la voz de cada retrato empolvado por los años. Un rostro encabronado dirá "Joder, como nos hace falta Bush en estos instantes"; o tal vez ese helicóptero suspiraría "Mueran cabrones". Y todo esto sin nombrar que por donde mires encontraras una cierta belleza que no encuentras en cualquier parte. Amistad. Unión. Felicidad ¿Qué más puedo pedir?

—Estos suelen ser los sitios que espantan a una madre cualquiera—Ethan sostiene una agarra una lata que un típico John le lanza a la distancia—Esto es su pesadilla.

—Suele pasar que nunca lo entienden por completo.

—No saben que ellas también fueron jóvenes. Nosotros solo buscamos nuestra identidad—Me acerca la lata al pecho— ¿Quieres intentarlo?

   Sus manos también asoman manchas de un color ocre que al parecer, entretuvieron por bastante tiempo buenas intenciones artísticas.

—No lo sé—Digo rascándome mechones de pelo que luchan por quedarse pegados en el cuero cabelludo

—Venga vamos. Todos los nuevos lo hacen, es como un ritual de iniciación—Dice apoyándose en el delgado hombro paliducho de una chica que creo que recordaré como K-bang Tatto.

—No podría estar más en lo cierto —Dice ella recorriendo una mirada fría por todo mi cuerpo. Más tarde esboza una simpática sonrisa— Alectra.

—Am...

—Anda. Lo escuche de por alla. Tengo un oído de puta madre—Sus tatuajes también parecen sonreír tétricamente.

—Así veo.

—Te aseguro que si tomas esa lata nunca más dejaras de agitar la muñeca—Su corto cabello asoma un lado rapado que le da un aspecto de Suicide Girl.

   Observo como el objeto se dedica a poseer mi deseo. A ganarme de a poco y a enseñarme a creer en mí y a perder mis miedos. Pero no es todo lo que veo. El mundo es un lugar grande. Y pintado de manera fantástica ¿Acaso me gusta todo esto o solo me dejo llevar por lo que creo sentir? A veces estamos observando tanto, que al fin y al cabo no vemos nada. Es como si nuestro punto de fuga visual fuera tan perfecto que termina creando un deslumbre que no nos permite ver más. Pero esta vez creo ver algo. Creo ver algo más allá.

—Está bien—Sujeto la lata mientras me protejo de los últimos rayos de luz vacilantes en los montes del lugar desconocido del país.

—Así se habla—Ethan pellizca el brazo de Alectro para que también muestre su emoción por lo que haré.

   Siento el gélido tacto en mis manos y por un momento decido abandonar todo...Pero luego algo me dice que esta sensación no me la dará nada más ¡Pero si aún no he hecho nada!

   Miro el edificio y contemplo a las personas que mascullan ciertos chistecitos locales mientras le dan una última calada a su cigarrillo. I can feel the pressure. Se ven bastante felices con lo que están haciendo. Más allá se divisan otras que planean ocupar ciertos espacios para sus siguientes trabajos. Que cool. Y luego me vuelvo hacia mí. Miro la lata y ella me mira a mí. Quiero esconderme en el más profundo orificio del rincón de mi cama.

—Normalmente lo que tu harás se hacen en las partes traseras de este edificio pero ya no queda espacio—Apunta Alectra—Pero el callejón es tu última opción.

—Suena bien—Digo mientras nos echamos a andar entre las risotadas y las manchas de pintura que esbozan pantalones y remeras que asoman unos pechos ligeramente tatuados de una chica cualquiera.

    Al llegar, noto un pequeño cartel que dice Peligro, Manteneos alejados, hijos'e puta. Menudos cabrones. Y por consiguiente, noto un contenedor de color verdoso que asoma ciertas ratas por sus costados. Nada mal. Y decido finalmente que mi huella no irá a la altura de 1.60.

—Vamos a ver—Bajo la tapa cuidadosamente y luego intento subir sin antes resbalar y tocar mi trasero como tonta reacción.

— ¿Qué intentas?—Ethan realmente debe pensar que estoy loca.

—Dejar mi huella—Subo de manera efectiva y siento el olor del cemento húmedo. Es como si lo hubieran rociado  no  hace mucho.

   Mi mente aprecia el humo expelente de ciertos lugares que desconozco... pero luego me centro y anoto:


                                                                       Still young and naive:)

AnsiedadWhere stories live. Discover now