Diecisiete

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   Vaya. A veces los recuerdos me relajan más de la cuenta.

   Suena mi móvil aun con Paramore de trasfondo para darle ánimos al ambiente.

—Hola, habla Alex ¿Con quién tengo el gusto?—Respondo sentándome en el borde de la cama.

—Ohh, ¡ahora resulta que no reconoces la voz de tu mejor amigo!

— ¿Dash? ¿Cómo has conseguido mi número?

—Me he encontrado con Paulina hace unas horas, en cuanto le pregunté por ti se ha puesto nerviosa de los pelos.

—Venga no sigas, nunca ha existido nada entre los dos y lo sabes—Digo rascándome la cabeza tras un pequeño sueño que tomó unas dos horas.

—Está bien, pero debes admitir que igual te sentiste atraído por ella en su momento—Replica maliciosamente.

—No diré nada.

    Hace unos años atrás fue en donde ella apareció en mi camino . Recuerdo aquella fiesta en donde nos conocimos, y para mal mío, también fue la misma en donde mi abuelo hizo su "Gran Show". El ambiente estaba algo pasado de la raya así que decidí ir a por una cerveza. El bar estaba rodeado por chicas borrachas que se besaban entre ellas mismas mientras trataban de mantenerse de pie y no derramar nada. Tuve que empujarlas (No había ya otra manera) para llegar hasta el otro lado, pero entre ellas estaba Paulina, forcejeándose con un tipo que la acosaba sin medir consecuencias. Así que decidí entrometerme al ver que la situación era bastante incómoda para ella.

"— ¿Qué crees que haces imbécil?—Digo tomando su brazo y tirándolo hacia atrás"

"— ¿Y tú quién eres? Pírate de aquí antes de que te golpee tarado—Dice él tratando de mantener ambos ojos abiertos."

"—Hey, ven conmigo."

"—Es..."

"—Ella no va a ninguna parte, se la está pasando de maravilla ¿Verdad nena?-Dice pasando su brazo por su cintura."

"—Suéltame—Reacciona ella dándole una bofetada que resuena en su mejilla izquierda."

   "Durante unos segundos se genera un pequeño silencio que me parece aterrador y tenso. Ni ella cree lo que lo había hecho."

   "El tiempo pasa lento hasta que decide tomar una cerveza de la mesa, cosa que repito y luego la sigo hasta la puerta de atrás."

"—Ya me tenía harta."

"— ¿Estás mejor?"

"—Ahora sí, gracias—Suspira profundamente y luego destapa su botella."

"—No pareces tan agitada como generalmente se sienten otras chicas al pasar por lo mismo."

"—No es la primera vez."

"—Esperemos que sea la última-Digo sonriendo y dando un sorbo largo a algo que pensé que era lo mejor pero que ahora me doy cuenta de que es light— ¡Puaj!"

"— Ja ¿No es lo que esperabas?"

"— ¿Es muy fácil que se me note?"

"—Sí, tienes una conducta bastante expresiva."

"—La Cenestesia actuó en gran manera sobre mí, jaja—Digo al sacar la lengua y restregarla contra los dientes para ver si puedo deshacerme del mal sabor ¡Cómo odio las light!"

"—Es la Sinestesia, en la Cenestesia no intervienen los sentidos que en este caso es el gusto"

"—Cierto, a veces las confundo"

"—Típico"

"—Pareces de carácter revolucionaria pero no en el mal sentido..."

"—No eres el primero que me lo dice"

"—Y una como tú le debería gustar..."

"— ¿Una como yo?"

"—Sabes a lo que voy"

   "Su rostro parece en ningún momento mostrar preocupación por lo que pasó hace unos minutos. Esta chica tiene algo que no sé describir"

"—Le debería gustar la filosofía ¿No es así?-Digo mirándola de reojo"

"—Acertaste. Los problemas del conocimiento y el alma humana—Responde mientras se apoya en la baranda que cerca la piscina"

"— ¿Nacemos con alma?"

"— ¿Pero qué dices? Es bastante clara la respuesta, sin ella no tenemos principio de vida, movimiento alguno"

"—Sí, pero la pregunta no es tan literal, piensa en lo que postula Platón al respecto del alma humana, el recalcaba su carácter racional, y eso es algo que se desarrolla con el paso del tiempo"

— ¿Hola? ¿Aun sigues ahí amigo?—Pregunta Dash como buscándome dentro de su teléfono.

—Ehhh claro, aquí estoy—Reacciono levantando la cabeza.

—Te dije que ya se hace tarde, deberías venirte.

—Pero si aún no son ni las cinco.

—Tengo algo que mostrarte primero.

—Ya, ¿Aun sigues viviendo donde siempre?

—No, nos cambiamos dos manzanas más al norte.

—La mansión que tanto quiso tu familia.

—Aun te acuerdas ¡Que guay!

— ¡Exacto!

—Ha pasado tiempo desde que nos infiltrábamos cuando aún era una casucha abandonada.

—Y vaya que nos asustábamos uno al otro una vez dentro.

— ¡Yickish!

—Qué recuerdos de él.

—Deberías buscar las fotos que tomábamos, de seguro que deben estar en tu viejo baúl.

—Lo haré, de seguro que encuentro nuestras fotos de nuestras viejas bicis.

—No sigas, que tantos recuerdos me harán llorar.

—Tú siempre tan llorón.

—T.N.T Mike no es una nena.

—Nunca lo demostrarte al rasparte las rodillas en la caída de Jackspencer.

—Mmmmmm.

—No llores amigo ¡reclámate tu segunda oportunidad!

AnsiedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora