Veintisiete

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   El Whisky es lo mejor que me puede acompañar en estos instantes. Me busco un lugar acomodado entre el patio repleto de árboles para poder pensar y dios sabe qué otras cosas hacer... en mi cabeza.

   "—¿Acaso no lo han escuchado? Todo lo que dice es repertir las mismas palabras de mierda que ha estado diciendo durante los últimos meses—Me exaspero."

   "—Joven creo que debería usted calmarse. Le digo que  su abuelo ha tenido una recaida, es algo normal para lo que sufre. Supongo que deberías entenderlo"

   Un banco-columpio  de madera me es bastante cómodo a esta hora de la noche. La fiesta prosigue sin deseos de parar. A veces tenemos que hacerlo.

—Vaya que loco está todo por aquí—Dice Celeste, quien decide seguir mis pasos.

—He visto cosa peores—Pronuncio al momento en que un barril de cerveza sale proyectado por la ventana. Muy común.

—Lo dudo—Levanta su vaso y lo observa, como si su vida dependiera del siguiente trago.

   La noche presenta matices oscuros de estrellas brillantes, pero de tímidas nubes  que la hacen perfecta para una pelicula de terror en donde el novio de la chica se transforma en un hombre lobo. Auuuuuuu.

—No entiendo bien lo que te ha pasado ahí dentro.Es como si te hubieras transportado a otro mundo.

—No tengo muchas palabras  para eso—Digo apoyando mi tobillo derecho en mi rodilla izquierda.

   Se me queda mirando  por un instante como si mis palabras dijeran mucho más de lo que parece. Luego cuando quiere preguntar algo más los chapuzones en la piscina  a su lado la mojan lo suficiente para hacerla enojar.

—Tontos del culo.

—Que te den, eres una seriona. Vengan a divertirse chicos—Responde uno de los cuatro hombres que nadan sin ropa.

—A tomar por culo, Jimla*

   Mi sonrisa se apaga cuando ella me lanza una mirada fulminante. Las mujeres son demasiado complicadas y cambiantes para reirse de ellas.

—Allí dentro dijiste que  nada esta bien, que nada estaría bien ¿Qué querías decir?—Pregunta Celeste mientras los hielos de su vaso tintinean suavemente.

—No... no es nada—Dudo.

   Tras una mirada al alrededor apoya sus codos en sus rodillas para entrar en un espacio más  personal... o privado.

—A veces la memoria es  como una vida, sientes que vives en ella, pero no puedes hacerlo por siempre. Creo que vivir en ella puede ayudar a la aparición de ciertos comportamientos no propios en la persona.

—¿Como qué?

—Puede cambiarte. Los recuerdos son muy preciados y residir con ellos no hace más que  quieras que tu vida real sea como ellos. Y cuando ves que no es así comienzas a  alterarte.

—¿Hablas de que podria enfermarme?

—Principalmente en el ámbito psicológico. Que afecta en tus comidas, la hora de dormir o tu peso es ya otra cosa.

—¿Por qué me dices todo esto?—Arrugo la nariz y la duda entra en mi.

—Que nada estará bien no fue lo único que dijiste. No sé si lo recuerdes, pero mencionaste algo relacionado con tu memoria. Algo así como "La memoria nunca envejece, sólo crece y se hace más fuerte".

—No lo recuerdo.

   Celeste deja de lado el vaso, sube las piernas para poder abrazarlas y luego mira al cielo. Es como si no me creyera nada de lo que le digo.

—Dime una cosa ¿Tienes algun desorden mental?—Dice al momento en que me muestro enojado—No me mal entiendas. Me refiero a algo como esquizofrenia.

—Pues la verdad si. Pero no eso.

—Diablos soy una tonta, no debí preguntar eso—Dice levantandose queriendo marcharse.

—No... Esta bien—Le sujeto el antebrazo indicandole que se quede. Ella se vuelve a sentar, recuperando la timidez que la caracterizaba hace no más de una hora.

—¿Sabes? Esto me tiene jodido. Es como si tuvieras una foto en tu teléfono recordandote que nada saldrá bien. Que cada paso es un riesgo.

—¿A qué te refieres?—Su voz se vuelve más suave y más distante para mí.

—Digo que no puedo dormir en las noches de tan solo pensar  que mañana podría ser el último día. Me digo que mañana  nadie me querrá y  que quedaré solo, o quizá que soy un estúpido  imbécil.

—Eso es...

—Ansiedad. Soy un puto manojo de nervios.

—Estas sudando—Dice ella tocando mi frente—¿Quieres algo de agua?

—Estaría bien. Supongo—Digo tocando su hombro con la mano temblorosa. La veo marcharse lentamente. Aprovecho de respirar profundamente con la cabeza echada hacia atrás.

   "—Diablos Alex estas temblando—Dice mamá, al verme algo solitario en ese rincón de aquel pasillo que tantos malos recuerdos me trae."

   "—No es nada."

   "—Nunca te había visto así antes ¿Que ha ocurrido?"

   "—Lo peor"

—Toma, está helada.—El vaso me sienta algo frío e inhumano.

   Cuando es que bebo un sorbo los recuerdos rozan mi memoria y creo verme aprendiendo a montar mi primera bici con mi abuelo. Aquellos días fueron los mejores.

   "—Vamos, tú puedes.Sólo tienes que perder el miedo a caer. Si lo haces está bien, aún puedes volver a intentarlo. Yo nunca aprendí."

   "Las rodillas hinchadas me hacian mueca de burla, pero no fue en ese instante si no cuando decidí que podía hacerlo. El metal estaba frío en mis manos y podía sentir que me comenzaba a romper las palmas del dolor. Pero luego simplemente imaginé que volaba en un coche rápido que me conducía hacia el sur del mundo... y pude montarla solo. Mi abuelo había quedado atrás y luego tuve que dar la vuelta unos metros más allá"

   "—Abuelo, !lo he logrado! Soy un coche rápido"

   "—Lo eres Alex, eres un coche muy rápido"

   De las manos el  vaso se rebala e impacta contra el suelo. No tener nada en las manos nunca antes me había hecho sentir tan bien.

—Soy un coche rápido. Lo he logrado.

—Alex ¿Te sientes bien?—Ella me busca mi mirada, pero es imposible cuando está perdida.

—Lo estoy. Sólo estoy perdido... Lo he logrado ¿Lo sabías?

—¿Logrado qué? ¿Qué has logrado?

—Aprender  a montar mi bici.

—Eso suena bien.

—Pero me  preocupa que algun día me caiga de ella y nunca más me levante.


   *Frase de 22/11/63, Stephen King. 








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