Treinta y Cinco

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 Juro por Dios que nunca antes lo había visto así.

                   La locura no es mi enfermedad, es mi debilidad. Es lo que me hace quien soy.

   Bueno, estamos atrapados por la realidad. Atrapados por lo que puede ser nuestro fin.

—¿Pero qué carajos es todo esto?—Grita el padre de Mike.

—Buenas tardes caballero, lo que sucede es que nosotros somos de la PDI,  y tenemos una orden de registro de esta casa. Como los chicos no han colaborado tuvimos que hacer nuestro trabajo por las malas—Dice una chica que muestra un culo con crema y un pelo revuelto de comida, específicamente queso derretido.

—Sal de aquí !Ahora!

—Creo que no se lo ha creído—Susurro al oído de Mike. Por consiguiente el codo de Celeste se entromete en mis costillas.

   Los responsable nacimos en una era en donde la educación te mostraba que las fiestas eran de lo peor; y si esto no es una fiesta cualquiera, de seguro que nos ganamos un espacio en el infierno personalizado de los padres de mi amigo. Somos una generación vacía.

—Hijo ¿Qué mierda es todo esto?—Dice de manera relajada su madre. 

—Pues...—No termina de decir.

—Una fiesta que te cagas !Creo que me he perdido de lo mejor!—Dice su pequeña hermana totalmente impresionada con el asco que esta hecha la casa.

—Controla esa lengua Anastasia—Ladra su madre.

—¿Tenías una hermana pequeña y no me lo habías dicho?—Pregunta un tipo de gran barba que aparenta ser un tanto profanador de cunas.

—No creo que hubiese sido necesario—Responde Dash.

—¿Qué me miras?—Dice Anastasia, burlandose de  el ojo entrecerrado del mirón de la barba.

—Vaya si que eres ruda !Además estas muy guapa!

—Que asco !Solo tengo 11!

   Esta frase está seguida por un golpe bien plantado en el mentón de barbas  de parte del dueño de esta casa.

—!Maldito pervertido!

—Vaya amigo, tienes que calmarte un poquito ¿Acaso nunca miraste  por debajo de las faldas de la niñatas de  secundaria a los 30?—Responde barbas algo adolorido. Luego otro golpe le cae dolorosamente en el abdomen.

—Quiero que todo mundo se vaya inmediatamente de mi casa—Dice padre de manera demoniaca.

   Todo mundo se queda perplejo ante tal  reacción y padre al ver que nadie mueve un dedo repite lo mismo a modo de grito. Luego coje un bate y amenaza a todos; y es ahí precisamente donde todo  mundo sale corriendo salvando sus vidas.

—Creo que no hemos encontrado nada sospechoso. La PDI nos espera. Nos vimos.

                 ¿Podemos obtener otro amén para esta morada prácticamente destruida?

—Si ven a Tobías por alguna parte me lo llevan a casa—Dice Celeste cogiendo algo de ropa y saliendo como si el mundo se acabara.

—Malditos bastardos !Nunca vuelvan, o si no los mataré!

   Anastasia parece estar contenta con lo  que ve. De hecho se despide de cada chico que alcanza a ver. Es como si nunca hubiese conocido a tantas personas en una fiesta.

—Nos vemos guapa !Llamame!—Dice barbas, quien ahora va totalmente desnudo.

—No mires mi maor—Dice la mujer, quien tapa los ojos de su hija. !Que asco! de seguro estrá pensando.

   Cuando ya todos se han ido, el foco de gran clase que está colgado  en la sala de estar se descuelga y se revienta en el piso !Justo ahora!

—Todo esto es una gran mierda—dice Padre. Luego se acerca a su hijo y lo mira fijamente a los ojos —¿estás contento? Vete despidiendo de tu auto propio !Imbécil!

   Mantengo la calma y la compostura ante tal situación, pero esto  dura hasta que Padre se me acerca con una mirada fulminante.

—¿No se supone que eras el buen amigo, el correcto? 

—Pues...

—No digas nada, terminaste siendo una basura al igual que todos ellos. Largate de mi casa. Pensé que habias desaparecido de la vida de mi hijo. Pero de pronto apareces y !fuaaaa! Me decepcionas.

             La miradas de odio que recibo no creo olvidarlas jamás.


AnsiedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora