EXTRA 1

3.6K 162 8
                                    

Keiler's POV

-No me pasa nada.- dije por cuarta vez.

-Te conozco Warren, ¿qué planeas?.- preguntó Chase. Me levanté del sillón.

-Eres desesperante.- dije, salí al patio trasero de la casa. Taylor y Noah habían ido a un lugar que honestamente no recuerdo y Chase se quizo quedar aquí. Por ahora, estaba viviendo en mi antigua casa, junto a Noah y Amelie. A pasado un mes de todo lo ocurrido y mi relación con ella mejoraba poco a poco.

Últimamente no me encontraba bien, he estado discutiendo con todos y no sabía porque sentía rabia en mi interior. Estaba enojada con todos y no se porque. He pasado mucho tiempo en el campo de tiro y boxeando, hace tres días casi dejo inconsciente a mi oponente en el ring, Henry tuvo que detenerme. Los chicos no sabían de eso. Al cerrar los ojos veía la estupida sonrisa de Dmitry o los ojos de Frank al apuñalarme. Bert me prohibió verlos, por lo ocurrido antes con Dmitry, para él yo no estaba en condiciones de tenerlos cara a cara y no se podía arriesgar a que yo cometiera una estupidez y al parecer eso es lo que no me deja olvidarme del tema. Subí a mi habitación a cambiarme de ropa, necesitaba golpear algo, así que ir boxing era mi única opción.

-¿A donde vas?.- Preguntó Amelie cuando yo iba a cruzar la puerta principal.

-Fuera.- fue lo único que salió de mis labios, no me di el tiempo de mirarla, solo salí. Opté por ir caminando, era algo tarde, comenzaba a anochecer, pero no me apetecía conducir, además no quedaba tan lejos. Las calles estaban algo solitarias.

-¿Por qué tan sola hermosa?.- escuché tras de mi. Ignoré el comentario y seguí caminando.- Realmente podríamos divertirnos tu y yo.- sentí una respiración a la altura de mi oreja.

-No te atrevas a tocarme.- dije al voltear. Un hombre de unos treinta años, de mal aspecto y evidentemente muy borracho, me sonreía. Tomó mi mano y me acorraló contra una pared.- Me encantan las que se resisten.- Cuando iba a besar mi cuello golpee su entrepierna, al inclinarse mi rodilla impactó con su cara y cayó al suelo. Posterior a eso, el rostro de Dmitry apareció para mis ojos y mis nudillos viajaron sin control a su rostro, muchas veces. Hasta que me separaron de él y volvió el rostro de aquel hombre de 30 años.

-Calmate maldita sea.- Me solté del agarré y volteé a ver quien era. Bert estaba mandando a sus agentes a seguirme.- Sube al auto.- dijo el chico. Lo había visto un par de veces por la agencia. El camino fue en silencio.

-¿Qué ocurrió?.- preguntó Bert cuando estuve frente a él.

-¿Por qué demonios me sigues?.- respondí con otra pregunta.

-¿REALMENTE ME PREGUNTAS ESO?, MIRATE KEILER, ESTAS TOTALMENTE FUERA DE CONTROL.- gritó, estaba enojado.- pasas cinco malditas horas en el campo de tiro y ¿Crees que no sé lo que ocurrió en boxing?. Lo que hiciste hoy sobrepasó los limites.- habló.

-Quizo aprovecharse de mi, ¿acaso querías que me dejara?.- conteste con enojo.

-Puedes solucionar las cosas como la agente que eres. Pensé por un momento en dejarte entrar a verlos, creí que ya estabas en condiciones, pero con esto me demuestras que no.- apretó el puente de su nariz.

-Déjame entrar a...

-NO.- elevó el tono de su voz.- estás suspendida por una semana, dame tu placa y el arma.- soltó.

-¿Me estas hablando en serio?.-  pregunté sorprendida. Me levanté del asiento. Él estaba exagerando.

-¿Me ves con animos de bromear?.- preguntó. Tensé mi mandíbula y dejé de un golpe mi placa y el arma en su maldito escritorio.- Más te vale llegar controlada, no quiero a la antigua Warren en mi agencia. Y para que lo sepas llamaré a Amelie.- habló.

-Eres un idiota.- solté. Salí de la oficina, todos me observaban mientras esperaba el ascensor, cuando estuve sola golpee la  pared provocando un dolor en mi mano.  

Llegué a casa algo más tranquila, o eso creo, sabía que Bert no bromeaba al decir que llamaría a Amelie y probablemente ya lo haya echo, ya que me demoré mas de lo normal en llegar. No quería escuchar más regaños, ya tenía suficiente con mi suspensión. Entré, Noah, Chase, Taylor y Amelie estaban sentados en la sala, al parecer esperándome, ya que al dirigir mi vista hacia ellos sus rostros mostraban enojo. Hice una mueca. Joder, no era una maldita cría para que hicieran eso.

-Nos tienes preocupados, a todos.- habló Noah.

-No hay de que preocuparse.- me encogí de hombros.

-¿A no? Estas actuando como la Keiler que yo conocí.- soltó Chase. Eso dolió. Quise golpearlo aunque sabía que tenía razón.- ¿Qué demonios te pasa Keiler?.- se levantó para dirigirse a mi, miraba mis ojos fijamente.

-No me pasa nada.- evité su mirada, él negó con su cabeza.

-Estaré en mi habitación.- le avisó a los demás. Amelie tenía sus ojos llorosos.

-Si yo hic...

-Tu no hiciste nada Amelie, solo son cosas mias.- la tranquilicé.- Solo... quiero estar sola.- dije. Subí a mi habitación y me encerré allí. ¿Qué demonios me pasa? me acosté y lloré, lloré como hace tanto tiempo no lo hacia, estaba saliendo de mis casillas nuevamente y estaba empeorando todo lo que había avanzado. Pero se que ellos no me comprenden, y tampoco es su culpa, no se como hacer funcionar todo esto.

Pasaron un par de horas, me decidí por limpiar mis nudillos para evitar alguna infección. Sabía que allá abajo todos estaban enojados conmigo, y estaban en todo su derecho. Miré por mi ventana y Taylor estaba sentado cerca de la piscina. Habíamos discutido un par de veces esta semana y nuestra relación estaba un poco extraña. De verdad quería arreglar eso. Bajé para acercarme a él.

-¿Puedo?.- pregunté señalando un lugar junto a él. Él se limitó a solo observarme y encogerse de hombros para después quitar su mirada de mi. Me senté y solté un suspiro.- se que la jodí, de verdad lamento que todo esto influyera en nosotros.- solté.

-¿Por qué no me contaste lo de boxing?.- preguntó haciendo caso omiso a lo que había dicho. Bajé la mirada.

-No quise hacerlo.- confesé. El río sin gracia.

-No se lo que quieres Keiler, necesito saber si realmente quieres esto.- dijo refiriéndose a nosotros.- honestamente siento que solo te preocupas de ti misma, y no te das cuenta que aquí todos estamos para ti, yo estoy para ti, necesito saber si tú estás para mi. Porque si te soy sincero yo creo que no lo estás.- confesó. Miré sus ojos y sentí los míos aguarse. Eso había dolido.

-Quiero estar para ti Taylor, todo el tiempo que sea posible. Se que he sido una idiota estos días pero...

-Tengo que saber que te pasa entonces, podemos solucionarlo juntos.- tomó mis manos entre las suyas.

-Los veo, cierro mis ojos por la noche y veo la sonrisa de Dmitry, al momento después veo los ojos de Frank cuando me apuñaló, no puedo controlarlo, siempre están ahí Taylor.- susurré, él limpió las lágrimas que corrían por mi rostro.- Me enoja no poder hacer algo, me enoja no controlar lo que siento cuando los veo.

-Las noches que me he quedado contigo siento cuando despiertas, nunca creí que eran esos tipos de pesadillas.- me rodeó con su brazo para abrazarme. Escondí mi cara en su pecho.- Déjalo ir cariño, ellos están donde deben estar, vuelve a ser la chica malhumorada que a mi me gusta.- levantó mi rostro. Reí.

-Te amo, créeme.- dije. Sonrió.

-Te creo, yo también te amo rubia.- besó mis labios. Eso era lo que necesitaba.

Could be...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora