Capitulo 86 Señales

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Lo escucho llamarme, pero no me detengo. ¿Para qué? ¿Para escuchar sus patéticas excusa? Yo paso. Todo está claro, por lo menos para mí. Gianluca ya no me desea y no es desde hoy, hace un tiempo atrás dejó de ser el hombre que conocí, que reaccionaba hasta con un pequeño roce de mi dedo; que no le importaba donde estuviéramos si había deseo entre los dos y siempre había deseo entre los dos.

— ¡Ela!— Arman también me llama cuando cruzo la sala de estar, sin detenerme siquiera en su oficina, costumbre patentada, pero es urgente el que salga de las instalaciones del Consorcio, porque siento como las lágrimas se agolpan en mis ojos y empujan hacia fuera.

En cualquier momento me echaré a llorar. He quedado como una auténtica estúpida. No capté las señales que ahora entiendo eran un claro indicio de su apatía por mi presencia. Su falta de agrado al verme llegar, actitud, cuando menos, extraña. También está el que no siquiera mi juego, rehuía de mis caricias cuando en otrora nos habríamos comido a besos para recuperar el tiempo desperdiciado por estar separados. ¡Qué estúpida! Otra vez me reprocho mentalmente y domino las ganas de llorar que se apodaran de mí, mientras atravieso las puertas de vidrio que el mismo portero me abre, el que hace un rato saludara con alegría y que ahora ignoro cuando se despide. Nico que se encuentra al lado del sujeto me observa dirigirme al Levante y abrir la portezuela para sentarme en la parte trasera del vehículo, cosa que nunca hago, pues acostumbro a sentarme a su lado. Pero ni a él que ha sido mi confidente y me ha apoyado en los momentos más cruciales de mi vida, le confesaría lo que acaba de suceder entre Gianluca y yo, además de vergonzoso, es una señal que mi relación comienza a desmoronarse, con la fragilidad de un castillo de naipes, pero antes de reconocerlo prefiero que miles de agujas se claven en mi corazón. No estoy lista para enfrentar esta realidad, ni las causas que lo precipitaron, aunque las intuyo, y hablarlo con él o con cualquiera, me exigiría fijar una posición y honestamente de momento no quisiera. Es que no tengo fuerzas para admitir el fracaso de mi matrimonio. Por fortuna Nico parece leerme la mente, pues no dice nada. En silencio se acomoda detrás del volante, pone en marcha el motor del todoterreno y de ese modo viajamos lo que falta de trayecto para llegar al terminar para vuelos privados, donde Liguria Chárter Services, cuenta con una sala de espera exclusiva.

En la confortable salón de sillones mullidos, me consigo a Cleo y a Claudín. Las diseñadoras con sus estrafalarios atuendos saltan de contento al verme, felices con la experiencia de vivir el exclusivo servicio que brinda el de chárter privado. Todo esto es para ellas emocionante y nuevo. Aprovecho su entusiasmo para esconder el dolor y la humillación. Lo consigo a media, pero lo suficiente para que nadie me haga preguntas indiscretas que no podría responder. Este es el momento de Corsé, de mi marca y es en ella, por ahora, que debo pensar.

......

Miles de flash estallan inmortalizando la clausura del exitoso desfile. Yo sonrío rebosante de satisfacción con la mano en la cintura, posando entre dos de mis espigadas modelos, con un look de rockstar, que plasmas la esencia de mi colección. Intencionalmente escogí vestir toda de negro, siguiendo el hilo de mi desfile, con mi trendy pantalón harem, estilo tubo, que destacan los botines altos que monto y un corsé estraple, que ajustado en la espalda con cinta, emula un aire parisino tipo Moulin Rouge. Modestia a parte, la presentación de mi colección fue la más aclamada por los asistentes, así lo confirmaron los aplausos ensordecedores que resonaron cuando salí al final del desfile. 

— Este featuring como dirían en el argot musical, es el término que mejor describe la relación que las cadenas Máxime concreta con Corsseto, y que hoy, en presencia de todos ustedes se materializó. Una colaboración que garantiza mayores éxitos. La estrategia de marketing, favorece a ambas partes, y nace por la afinidad que las dos casas tienen con referencia del segmento al que vamos dirigidos. No me resta otra cosa que invitar al público en general, a que vengan a deleitarse con la mercancía que tenemos a disposición en los más de dos mil metros cuadrados de nuestra impresionantes instalaciones, donde encontrarán marcas prestigiosas a la altura de Corsseto.— Son las declaraciones de cierre de Mauro Stefanelli, presidente ejecutivo de la cadena Máxime, que brinda a un nutrido grupos de periodistas aglomerados detrás de un cordón rojo de seguridad. El flamante ejecutivo de cabellos canos y porte sofisticado solicita mi mano y la besa antes los innumerables flash que se disparan para capturar la escena. Sonrío por la caballerosidad de mi socio comercial, hombre de impecables modales que desborda gentileza.

A Pesar De Las Espinas ©Where stories live. Discover now