Capítulo 16: Instinto

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Stalin.

Pues ya llegó mi hora, la hora en que me voy a entrenar como Omega.

Son las 5 a.m, me visto con ropa deportiva, flexible y cómoda, la verdad es que pasaré con esta ropa varios meses, la limpiaré en ríos, al igual que me ducharé en ellos.

Sin hacer ruido dejo una nota diciendo que un amigo de mi edad cuidara de Fénix, mi caballo y de Tyler.

Mi madre después de la batalla de ayer, al llegar a casa, me dijo que había comprado una montura, y que ya puedo correr con él. Cuando voy de campamentos en varios de ellos hago Hípica y por eso ya sé montar a caballo.

Después de estar hora y media "entrenando", divirtiéndome y despidiéndome, me dirijo a casa con Fénix y Tyler.

Me despido y embargo mi nuevo camino.

12 días después.

Estoy corriendo cerca de la playa, ocultándome entre los bosques, para evitar que me puedan ver, ya que estoy corriendo a cuatro patas, pero sin estar convertido en hombre lobo.

Después de estar, creo que dos horas corriendo, me detengo en un rio y me quito la camiseta, la hecho en el rio sujetada a un palo para que no se me valla. Me tumbo a descansar en la sombra de un árbol, ya que el sol pega fuerte.

Después de unos 10 minutos, escucho pasos. Y de repente me encuentro arrinconado contra un árbol por cuatro chicos, tres de ellos sujetándome y uno observando.

— Vaya, vaya, ¿que tenemos por aquí?, un Omega, por unos de mis ríos preferidos, un pancho ensuciando el agua donde me encanta bañarme— comenta el que no me sujeta.

Me intento zafar del agarre de los tres, uso suficiente fuerza de la calculada por sus cuerpos, incluso un poco más, pero me resulta imposible.

— Mira quien nos quiere hacer frente, este panchito de mierda— me dice acariciando mi cara con sus garras.

— Tu no sabes quien soy ¿verdad?— le digo desafiante.

— Eres el quién no volverá a pasar por aquí nunca más— me pega un puñetazo en la tripa y los demás me tiran al suelo.

— ¿Porque lo diga un trozo de mierda como tu?— le digo levantándome, cuando se iban y me daban la espalda.

— Pues nada, pesábamos que ibas a hacer caso, se nota que no sabes quien soy, ni donde estas.

Me pongo de pie, me acerco a él le pego un puñetazo con mucha fuerza. Ni se inmuta.

¿¡Pero que cojones!? debería estar desangrándose.

— Esto es todo lo que tienes, que pena— me pega un puñetazo en la cara y me estrella contra el árbol.

— ¿Sabes que? me has impresionado, aguantas mucho, pero no puedo perder.

Me transformo en hombre lobo, ya que no ganaré si no uso todo mi poder, seguro él es un Alfa y por eso es tan poderoso.

— De acuerdo, yo también me convertiré, y seguro que según nuestra diferencia de poder piensas que soy un Alfa, pero te equivocas, mi Alfa es mucho más poderoso que nosotros juntos, incluido tú— se transforma y se deja ver sus ojos azules celestes.

Me pega simultáneamente en varias partes de mi cuerpo, al detenerse me coge de la cara y me estrella contra el árbol nuevamente.

— Quiero que me hagas rivalidad.

— De acuerdo, nunca me rindo.

Me seco la sangre de la nariz y de la boca. Me pongo serio.

Corro hacia él, con todo mi poder, lanzo varios golpes y patadas contra él, pero este fácilmente los esquiva, detiene una patada mía y me estrella contra el suelo.

El Alfa Divino: La Leyenda Del Hombre LoboWhere stories live. Discover now