Capitulo 82: Un Mes (Parte Final)

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Omnisciente.
Stalin se transforma en hombre lobo y sus ojos brillan de un color ámbar.
Comienzan a intercambiar golpes, la mujer de Tlalpan tiene ventaja en la lucha ya que es más veloz, Stalin no puede leer los movimientos y no puede detener los golpes. Tras una ráfaga de golpes sale disparado contra un árbol, cae al suelo, el árbol se parte y cae encima de este.
— Eres muy rapida, pero...— se quita el árbol de encima. — Al asegurar tu ventaja en velocidad reduces tu fuerza.
— Para haber descubierto hace muy poco que eres un hombre lobo tienes facilidad en analizar un combate con alguien superior a ti.
Stalin corre hacia ella, esta no lo esperaba y golpea directamente en la cara haciéndola traspasar un árbol con su cuerpo. Va hacia ella, no la deja levantar, la lanza al aire, la agarra de una pierna y la lanza contra otro árbol, en el suelo la agarra del cuello y la levanta con la mano izquierda, con la derecha golpea su estómago, hasta que finalmente la agarra con las dos manos del cuello y la estrella contra el suelo, partiendole la columna vertebral.
Saca sus garras y las coloca en su cuello.
— No he matado nunca a nadie, así que te doy la oportunidad de escapar y dejar esta guerra, o te juro que por mi familia me da igual matar a alguien— le clava las garras y su cuello comienza a sangrar.
— Stalin...— toce. — De verdad crees que me has derrotado—su cuerpo comienza a retrocerse y suena como sus huesos comienzan a reconstruirse.
Golpea con una patada a Stalin y este sale volando.
— Ahh!!!...— comienza a gritar y sus huesos vuelven a su lugar. — Tú... No me conoces, no sabes de lo que soy capaz. No dejaré que me derrote un niñato y mucho menos un Memberry.
Se lanza a por Stalin, lo golpea en la cara, esta vez Stalin intenta cubrirse, pero los golpes lo debilitan y comienza a sangrar, lo golpea en el abdomen, comienza a sangrar por la boca, le parte las costillas, hasta que cae al suelo de rodillas pero no se mantiene y cae al suelo de cara. Escupe sangre y le cuesta respirar.
Sus pulmones estan llenos de sangre y tiene la cara rasgada.
— Uff... Que gusto poder atacar con tanta brutalidad, todo este tiempo he estado limitada, hasta el dia de hoy que me dejaron soltar todo mi potencial, aunque pensé que seria contra tu madre, que sabía que me entreteneria mucho más que tu... Mirate ya no puedes ni respirar.

*Mente de Stalin*

— Stalin... ¡STALIN! Despierta...
— ¿Si? ¿Quién eres?
— Pronto lo sabrás, pero ahora debes despertar.
— Si estoy despierto, hablando contigo.
— No. ¿Que estabas haciendo justo ahora?
— ¿Yo? No sé, creo que estaba dormido en el bosque.
— Si pero con quien estabas.
— Estaba solo ¿no?
— Piensa.
— No lo sé, pero siento dolor por todo el cuerpo.
— Si.
— ¿Estaba peleando?
— Si, pero ¿con quién?
— ¿No estaba entrenando con Zend?
— No, es alguien muy poderoso, una mujer.
— Estamos en guerra.
— Eureka!
— Estaba luchando con la mujer de Tlalpan.
— Si.
— ¿Me he desmayado?
— Has quedado inconsciente.
— ¿Y por qué estás aquí? ¿Has venido a ayudarme?
— No. Has venido tú.
— ¿Y que me aconsejas? Si estoy inconsciente es que me ha ganado.
— ¿Que pasaría si pierdes ahora?
— No sé, no puedo pensar en que he perdido- está cabizbajo sangrando y casi desmayandose.
— ¡Stalin!— ruge.
Los ojos de Stalin brillan.
— Si pierdo ahora...— levanta la cabeza, está sangrando, la sangre le cae en los ojos y no puede casi abrirlos. — Si pierdo ahora mis hermanos tendrán que enfrentarse a ella, los tres podrían morir, porque mi madre y mis tios deberán enfrentarse al rey y a sus betas, aún así quedarían por enfrentarse a las manadas, que mis amigos son muy pocos para todas las manadas del reino.
— Stalin Memberry, despierta tu poder oculto y lucha junto a tu familia, junto a los que te quieren y protege a aquellos quienes te importan.
Stalin mira hacia esa sombra que le hablaba y sus ojos se iluminan.

*En la batalla*

Stalin está recibiendo los golpes de la mujer, esta le agarra del cuello, lo estrella contra un árbol caido y pierde la transformación.
Stalin nada más tocar el suelo se levanta y con su camiseta se seca la sangre de los ojos para poder ver. Sus ojos comienzan a brillar y esta vez de un tono celeste.

Sin pronunciar palabra comienza a caminar hacia ella.
— Te han cambiado los ojos, pero necesitas algo más que un milagro para poder vencerme— rie de forma burlona.
Continua caminando y el vello le brota en la cara, los músculos de su cara se deforman para dar una apariencia de lobo.

— No dejaré que mi manada a luche esta guerra sin mi.
La mujer le lanza un golpe pero lo esquiva y se pone cara a cara.
— No podrás vencerme tu solo— le responde al tenerlo enfrente.
Stalin le pega un cabezazo, cae de espalda, se levanta y lanza una patada a la altura del abdomen, la detiene y baja la pierna, acerca su puño a la altura del pecho con cinco centímetros de distancia antes de tocarla.

— Tengo un poder desconocido hasta para mí, me toca averiguarlo contigo— termina la frase y con esa distancia la golpea

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— Tengo un poder desconocido hasta para mí, me toca averiguarlo contigo— termina la frase y con esa distancia la golpea.
Se escucha la costilla partirse, el golpe crea un impulso que la manda hacia atrás y cae al suelo boca arriba.
Esta intenta coger aire, pero varios huesos se han incrustado en los pulmones lo cual le crea una hemorragia interna.
Varios segundos después le levanta.
— No entiendo cómo puedes dañar tanto mi cuerpo siendo inferior a mi, y yo simplemente puedo hacerte sangrar.
— Pocos lo saben, pero si me tocas la cara me haces pelear enserio, aunque pensé estar peleando con todo desde el principio, pero estos ojos azules son prácticamente nuevos para mí, pero sí los entrené para esta guerra.
Amanda corre hacia Stalin y consigue golpearle, lo agarra del cuello y se lo parte.
— Me da igual si tus ojos son azules, amarrilos o negros, vas a morir aquí y ahora.
Stalin esta paralítico, ella le pisa el cuello y le parte la garganta y este intenta respirar por los agujeros que dejó la garganta, lo rodea y pisa su hombro.
— Nadie me creerá cuando diga que derroté a Stalin Memberry— disloca sus dos hombros.
Stalin padece de dolor, pero no puede emitir un solo sonido, y sus lágrimas comienzan a brotan junto a la sangre de sus ojos. Se acerca a su rodillas.
— Nadie sabrá de ti, ya que la familia Memberry desaparecerá— aplasta sus rodillas.
Stalin ha entrado en shock y ya no siente lo que le pasa, pero su cuerpo no deja de sangrar.
— Por ser hombre lobo tienes buena recuperación, por tu familia es aún mejor— se acerca a su cara.
Lo agarra del mentón y sacude su cuello.
— Ya no sientes, pero me ves y oyes— lo suelta y este tiene la mirada perdida. — Por muy hombre lobo Memberry que seas, no podrás recuperarte de todo— acerca sus garras al pecho. — Te mataré, aunque el rey me quería negar ese gusto, pero al acabar con los Memberry no le importará.
Clava sus garras en el pecho y lo perfora, separa las costillas dejando ver su corazón y se lanza a clavarle las garras.
Antes de tocar el corazón unas hondas la lanza por los aires.
Es Carla, se acerca a Stalin, se queda asustada al verlo en ese estado.
— Stalin, reacciona— dirige su mirada hacia ella. — Por favor, no te mueras— lágrimas caen de sus mejillas.
— Banshee— ríe a carcajadas. — Qué gusto truena su cuello. Tengo que decirte que es mi especie favorita, para asesinar.
Carla tiene la mirada fija en ella, la mira enfadada, con sus ojos lagrimosos.
— Buen grito, pero no te servirá de nada, aparte de tu apariencia juvenil, se nota que no has usado nunca su poder.
La banshee grita hacia ella, coloca las manos en su dirección y maneja las ondas que crea para que vayan a su dirección, la mujer fortalece su paso y con dificultad se enfrenta a las ondas, se acerca a la banshee, esta se queda sin aire y desaparecen las ondas, la mujer la agarra del cuello y la levanta.
— ¿Quién serás tu para la familia Memberry? O mejor dicho ¿quieres tu para Stalin?— la lleva hasta Stalin, quien tiene la vista perdida.
Lo levanta con la otra mano, Stalin tiene el cuello colgando.
— No quieres mirarla, jugandose la vida por ti— apreta el cuello de Carla. — ¿Sabes que aunque las banshees pueden llegar a ser poderosas nunca desarrollan una defensa como la nuestra?, no tienen curación, así que es fácil matarlas.
La banshee comienza a ahogarse, Stalin con la mirada perdida tira la última lágrima y sus ojos se cierran completamente.

El Alfa Divino: La Leyenda Del Hombre LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora