Capítulo 18 Enfermera

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Un pequeño martilleo en la cabeza me hace entrar en consciencia, seguida por el sonido de un profundo “bip” seguido por otro y otro. Mis ojos fueron cegados por la luz artificial de un bombillo encima de mí pero poco a poco mis ojos se fueron adaptando a la luz, hasta poder estar completamente en mis cinco sentidos y darme cuenta que me encontraba en una habitación con las paredes y el techo en color blanco con un dolor en la cabeza como si me hubiera golpeado con algo, quisé asegurarme de no tener ninguna herida pero me llevé una gran sorpresa al descubrir que mis manos estaban sujetas a la camilla con unas correas sin rodear las muñecas vendadas...

Y entonces recordé todo...

En seguida la puerta se abrió, dejando al descubierto una linda enfermera de cabello negro y ojos grises quien al verme despierta sonrió.

-¿Skyler?. Preguntó registrando el diagnóstico a los pies de mi camilla y sacaba una pequeña ampolleta sin etiqueta.

-¿Por qué estoy atada?. Pregunté tratando de librarme de las correas pero ella avanzó hasta mí y sujeto mis manos.

-Tranquila, no quieres reabrir los cortes ¿o sí?. ¿Recuerdas lo que sucedió? Trataste de suicidarte y tus padres optaron por tomar algunas medidas para evitar que vuelvas intentarlo. Dijo aún sonriente sacando una jeringa de los bolsillos de su uniforme y quitándole el empaque para absorber el contenido de la ampolleta.

-¿Qué es eso?. Cuestioné mirando como ajustaba el suero de mi intravenosa para cerrarlo y retirarlo por completo, sin embargo no retiro la intervenosa ya que por ella aplicaba el contenido de la inyección.

Escuché el sonido del monitor médico dispararse junto a mis pulsaciones mayores a los 140 mientras el líquido ardía recorriendo mi muñeca y extendiéndose hasta mi brazo mientras que un montón de luces brillantes y burlonas se atravesaban en mi vista seguidas por un calor abrumador en todo el cuerpo.

Sentía mis sentidos agudizar, escuchando la puerta abriéndose. Sintiendo mucha energía que quemar e intenté librarme de las correas nuevamente pero no tomé en cuenta la recomendación de la enfermera.

Mis cortes se volvieron a abrir sintiendo un dolor intenso como si mi piel se desgarrara y solté un alarido de dolor girando mi cabeza para ver la sonrisa de la enfermera.

-Ayúdame. Susurré mientras que la enfermera tomaba la jeringa nuevamente aunque esta vez no tenía ningún contenido y se acercaba para darme un piquete en el hombro sintiendo como la aguja metálica atravesaba mis venas azules para luego ser retirada y dejar un punto rojo en su lugar.

-¡Ayuda! Grité más alto esperando que alguien de afuera pudiera ayudarme mientras que la enfermera trataba de cubrir mi boca con su mano izquierda cubierta por un guante de látex pero le mordí.-Maldita hija de... Vocífere mientras ella tomaba la aguja nuevamente y la acercaba a mi mejilla.

-En la cara no. Escuché una voz masculina dentro de la habitación sin embargo no podía ver de quién se trataba debido a que no podía enderezarme y tragué saliva girando los ojos inútilmente para ver su cara.

No había visto su rostro pero me era familiar su voz.

-¿Sander?. Pregunté mirando como los signos en el monitor se normalizaban poco a poco pero no existió respuesta alguna, sin embargo la enfermera giró su rostro hacía la puerta esperando algo, inexpresiva. -Sé que estás ahí. Susurré lo suficientemente fuerte para que pudiera escucharme pero no contesto, en cambio la enfermera volvió a clavar la aguja pero esta vez en mi hombro, lo suficientemente cerca de mi rostro para que pudiera contemplar la perforación de mi piel.

RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora