Capítulo 29 Buena Causa

426 37 2
                                    

En la salida del lugar me he topado con Enrique quien me mira con incredulidad como si fuera una aparición o algo por el estilo pero a final de cuentas me sonríe.

-Pensé que estarías descansando. Habló con las manos en los bolsillos de su pantalón negro y dejándome ver un reloj con apariencia costosa.

-He conseguido a la doceava y es  perfecta, es un poco mayor que el resto pero creo que se portará muy bien aunque no hay que fiarse, por cierto he estado pensando  y creo que los chicos de seguridad podrían portar un arma y hacer los tomar un curso de capacitación o algo por el estilo, así como también necesitaremos un médico o una enfermera para que revisé que las niñas estén bien, no quiero que el burdel se llené de infecciones y también sería bueno construir una tarima en la entrada principal para que...

-Tranquilo que no puedo captar todas tus ideas ¿a qué viene tanto rollo?. Dice interrumpiendo me.

-Quiero que este lugar sea el mejor de todos ¿entiendes?.

-Eso traerá muchos gastos pero si así tu lo quieres, así será. Tú pagas, tú mandas. Responde imitando un saludo de cabo.

-En la noche llamaré al banco y haré una cuenta nueva para que te encargues de repartir los salarios y cubrir los gastos sin necesidad que yo te entregué el dinero personalmente.

-Me parece una gran idea, por cierto el entrenador está furioso porque no has ido a las prácticas. Comenta sacando una nota de color amarillo con números escritos con grafito. -Me pidió que te diera esto para que le llames. Dijo y tomé la nota.

-¿No te has enterado? Me echaron del colegio. Dije con una sonrisa amarga.

-Lo sé y él también, pero de todas formas insisitió en que lo llames, quizás el pueda ayudar te, eres uno de sus mejores deportistas.

-Sí pero no me interesa, me siento un  poco mayor para esto. Murmuré frotando  la parte trasera de mi nuca. -¿Tienes algún problema aquí?.

-No. Valentina, la niña a la que quemaste ya no ha intentado nada aunque llora todo el tiempo, me da un poco de pena.

-Pues evita ese sentimiento, eres un proxeneta. No te pago para sentir pena por ella sino para que me ayudes a cuidar y manejar el lugar, además que es un considerable pago. Digo a regañadientes.

-Lo siento... ¿Pero en que demonios estabas pensando? ¡Es una niña! Llevará esa marca de por vida. Insiste Enrique pero me niego a escucharlo.

-Deja de cuestionarme, era lo mejor para ti, para mi, para ella. Es solo por su bien. No lo entiendes, lo sé pero así son las cosas ahora... Además, ¿Qué me dices de ese reloj nuevo? Se ve bastante costoso. No olvides que Valentina y las demás chicas son las que pagan tu motocicleta, tú reloj, tus fiestas y todos los lujos que te das. Aclaré quizás de una manera no tan buena y solo guardo silencio. -¿Dónde está?.

-¿Valentina?.  Interrogó con incredulidad. -Esta en una habitación alejadas del resto, como querías.

-Quiero verla. Dije y Enrique negó con la cabeza pero finalmente me guío hasta la habitación de la pequeña.

En cuanto llegamos abrí la puerta con brusquedad pero sin antes advertirle a Enrique que se quedará afuera.

La pobre chica estaba recostada de lado, abrazando una almohada y con muy mala cara, al verme, no pudo evitar entrar en pánico.

-¡No por favor! ¡Ya no intentaré escapar! ¡Lo juro!.

-Shh. Traté de tranquilizar la, sentándome a su lado. -No vengo hacer te daño, no te quiero quemar de nuevo. ¿Sabes? Eres muy linda, y no logró entender ¿por qué tienes esa actitud? tratamos de ser buenos contigo, te alimentamos, vistes bien, recibes una paga. Solo quiero que te portes bien ¿Si?. Pregunté acariciando su mejilla empapada por el llanto.

RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora