Capítulo 39 Sin colegio

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La mañana siguiente en vez de despertar y ver a Alexander a mi lado somnoliento, encontré una nota escrita de manera apresurada en un pedazo de hoja de libreta.

《El chofer te dejará en la escuela y te traerá de vuelta a la casa, no me esperes a comer, lo más probable es que llegué en la tarde. Alexander》

Te odio a ti y a tus zorras.

Me quedé sentada en la cama unos minutos con la mente en blanco hasta que finalmente me puse de pie y me cambié para ir al colegio vistiendo unos jeans de color negro y una camiseta rosada acompañada de un suéter gris y unos tennis deportivos, no me molesté en desayunar a pesar que Alexander había picado fruta para el almuerzo, sólo lo llevé en la mochila.

Al salir de la casa efectivamente el chofer estaba esperando con una camioneta de color blanco y lo saludé con un "Buenos días".  A pocos minutos de llegar a la escuela decidí preguntarle por Alexander.

-No lo sé, el jóven me llamó muy temprano para decirme que necesitaba que pasaba por usted. Contestó en un tono muy formal antes de detenerse a la entrada de el colegio. -Buena suerte señorita Dinnar, nos veremos en la salida. Dijo sonriente, abrí la puerta y bajé del coche, para mi mala suerte al cruzar los portones de la entrada la psicológa Wendy me estaba esperando vestida con una ajustada camiseta de botones blanca y una de sus usuales faldas ceñidas en color azul marino.

-Buen día Paola ¿traes la hoja que te pedí?. Preguntó de inmediato al ver me.

-La olvidé en casa. Contesté tratando de seguir el paso de camino a mi salón pero ella lo impidió colocándose frente a mí, con sus aires de grandeza.

-Se me olvidó decirte ayer que sin la notificación firmada no tienes derecho a presentarte a clases.

-Mi hermano la firmó, solo que la olvidé encima de la barra ¿puedo traer la mañana?. Pregunté y ella negó con la cabeza.

-Lo siento, no son cosas mías es política del reglamento pero puedo llevarte a tu casa o llamar a Alex para que pase por ti. Dijo sonriente como un muñeco de aparador.

-Gracias pero vine con mi tío y seguramente aún no se marcha así que mejor me daré prisa para que no me dejé. Pronuncié dándome la vuelta y caminando de prisa, escuchaba como ella me llamaba pero aún así no me detuve, sino que corrí un par de cuadras hasta entrar en una cafetería, con el dinero que me daba Alexander podía tomar algo y pedir un taxi que me llevará a casa, ya después encontraría la forma de decirle a Alex que me regresé del colegio porque no me dejaron entrar.

La cafetería era un local pequeño pero muy mono de color verde con enormes ventanales de cristal, un poco sucios pero de todas formas abrí la puerta para entrar y sentarme en una de las mesas del fondo. El lugar no estaba muy lleno, sólo unas cuatro mesas con personas de todas las edades comiendo y bebiendo, hasta que enfoqué mi vista en una mesa con cuatro chicos que portaban camisetas celestes con toques de color azul marino y un escudo de color amarillo, el chico rubio de la mesa levantó su mano para agitarla en el aire a modo de saludo para luego ponerse de pie y murmurar algo a sus amigos para caminar hasta mi mesa y sentarse justo en frente de mí.

Sebastían.

-Me alegra volverte a ver... ¿qué haces aquí? ¿Alexander está contigo?. Preguntó formalmente observando con atención y distinguí cierto temor.

-Estoy sola y realmente no hago nada, solo te sigo para secuestrar a uno de tus apuestos amigos. Dije en tono de bufa señalando a la mesa en la anteriormente estaba sentado. -¿No se supone que deberían de estar en el colegio?. Cuestioné y se encongió de hombros.

-Estamos de pinta, iremos al centro comercial con otros compañeros ¿quieres venir?. Preguntó desbloqueando su móvil para enseñarme una fotografía de él con sus tres amigos y dos chicas más, todos sonrientes ante la foto.

No era buena idea, mejor dicho era una pésima idea aunque no tenía a donde ir.

-Ahí podemos hablar de tu hermano ¿que dices? Prometo que estaremos de vuelta antes de las tres de la tarde.

-Quizás no le agrade a tus amigos. Murmuré tratando de decir que no.

-No te preocupes ellos son increíbles...¡Chicos! ¿Pueden venir un segundo?. Gritó a sus amigos quien inmeditamente acudieron a nuestra mesa. -Ella es Paola una buena amiga ¿no creen que sería bueno que viniera con nosotros?. Les preguntó y ellos asintieron animosamente.

-De acuerdo, iré. Dije sujetando de nuevo mi mochila.

-Estupendo, este de aquí es Dylan. Dijo señalando a un chico de cabello castaño y grandes gafas de color negro para después dar le un golpe en el hombro a uno pelirrojo. -Este de aquí es Raúl y su hermano gemelo Saúl.

-Creo que es más que obvio que somos gemelos, no tienes porque decir lo evidente, como sea mucho gusto Paola. Dijo uno de los gemelos.

-Hola. Murmuré sonriente, emocionada, nerviosa ¿Estaba socializando? ¿Ellos serían mis nuevos amigos?. El timbre del móvil de el castaño sonó. Un mensaje.

-Fer y Olivia nos estan esperando, dicen que es mejor que nos demos prisa si no queremos que nos golpeen por llegar tarde. Dijo quien suponía, era Raúl, era difícil distinguirlos cuando realmente son casi idénticos y vestidos de la misma manera era casi imposible.

RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora