Capítulo 10 Congelada

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El reloj marcaba las tres de la mañana, no había dormido nada para preparar todo y demostrarle a Alexander que no debía marcharme. Había sido un trabajo difícil pero todo estaba listo.

Justo cuando estaba a punto de subir para darme una ducha, noté algo raro la puerta de la habitación de Alexander estaba sin seguro, era la oportunidad perfecta.

Subí corriendo las escaleras dirigiendo me el cuarto de baño mientras repasaba mentalmente que no faltara nada.

Fotografía, listo. El dibujo en papel, listo. Todo estaba listo.

Salí de la regadera y me vestí con un short rojo y una vieja camiseta de Alexander, no me molesté en cepillar mi cabello para desenredarlo, simplemente fui a la cocina y tomé las cosas además de sacar los pastelillos del horno.

Bueno, realmente no los horneé simplemente son pastelillos congelados que se preparan en dos minutos dentro del microondas, no sabía hornear ni siquiera podía cocinar una pasta sin que esta se viera arruinada.

Solté un suspiro antes de abrir la puerta de la habitación de Alexander.

La habitación estaba completamente oscura a excepción de la débil iluminación que entraba por una ventana mal cubierta que dejaba ver un cuerpo durmiendo sobre la cama boca abajo, abrazado a una almohada.

Era lindo ver lo de esa manera, no parecía el chico que me insultaba y me golpeaba hasta desmayar. Solo era un chico indefenso atrapado en sus propios sueños.

Caminé a tientas hasta la cama sintiendo el frío suelo bajo mis pies. Dejé las cosas a un lado de la cama mientras sacudía cuidadosamente el cuerpo de Alexander.

-Alex... despierta quiero hablar contigo. Murmuré y sonreí al ver que su cuerpo empezaba a moverse hasta que sentí un golpe en la mejilla que me tiró al piso mientras las luces se encendían y podía escuchar el sonido de un cajón abriéndose con brusquedad.

-¡Mierda!. Pronunció Alexander con una pijama color celeste mientras que con una mano se tallaba los ojos para quitarse lo adormilado y con la otra me apuntaba con un arma. -¿No te dije que te largaras?. Murmuró mientras bajaba el arma y me jaloneaba con la otra mano hasta lograr que me pusiera de pie.

-Quiero hablar contigo y me tendrás que escuchar así que cierra tu bocota y presta atención. Dije sonando autoritaria, sonreí por dentro.

-No tenemos nada de qué hablar, vete o yo mismo te saco. Dijo cruzando los brazos sobre su pecho.

-¡Claro que sí! No puedes correr me de la casa, sigo siendo menor de edad.

-¿Y qué harás? ¿Demandarme? ¡Adelante! Lo único que lograrás es que me obliguen a pagarte una mensualidad, si gustas podemos ahorrarnos el juicio y te daré dinero cada vez quieras pero vete ahora.

-¿Recuerdas esto?. Pregunté señalando una hoja de cuaderno arrugada con un dibujo de dos personas, un chico alto y cabello negro sosteniendo la mano de una niña rubia con un vestido rojo. -Este dibujo lo hice cuando tenía siete, te habías enfermado y yo tenía mucho miedo así que te hice un dibujo para que te sintieras mejor... Y me dijiste que... nunca te ibas a ir de mi lado, que siempre cuidarías de mí y estaríamos juntos. Agregué con un nudo en la garganta pero a él parecía no importarle.

-De verdad, no estoy de humor para esto. Dijo rebuscando algo en su cajón y con el arma aún en mano, no podía negar que ese detalle lograba que mi corazón palpitara mucho más rápido. Finalmente encontró un fajo de dinero y me lo tendió. -Con esto te alcanzará para ir a otra Ciudad, y quedarte en un buen hotel por unas semanas, te enviaré la misma cantidad cada quincena.

Seguí ignorando.

-Esta fotografía fue cuando me llevaste a la playa, no sabía nadar y tu me dijiste que me iban a comer los tiburones... Ese día no entré al mar hasta que tu me lanzaste. Dije lanzándole la fotografía que el atrapó y luego de darle un rápido vistazo dejo caer.

-Esto es absurdo. Dijo pero yo lo dejé pasar. -Tienes que entender algo...

-¿Y qué me dices de esto? Pregunté interrumpiendo lo y levantando un frasco de vidrio con una mariposa muerta en él. -Su nombre era Piken y me la obsequiaste, fue mi mascota por una semana hasta que dejó de volar.

-Eres una zorra y en mi casa no hay espacio para personas como tú.

-¡Sí! Tienes razón. Acepté finalmente aunque no lo creía pero estaba segura que eso era lo que quería escuchar. -Soy una zorra, la peor de todas pero a pesar de eso soy tu hermana. Quiero que recuerdes los buenos momentos que hemos tenido... Quiero que olvidemos todo y comenzar desde cero... Aún podemos ser una familia, eso es lo que mamá hubiera querido. Dije y pude ver como los músculos de su cuerpo se tensaban.

-No puedo hacer eso... Yo solo te voy a hacer daño. Pronunció mirando el suelo.

-Si eso es lo que tengo que pagar para estar a tu lado, no me importan las golpizas.

-No te entiendo. Admitió mirándome a los ojos. -Estás dispuesta a soportar que te golpeé y te humille cada vez que se me de la gana... ¿Te das cuenta de lo que dices?. Unas bofetadas no se comparan en nada con lo que voy a hacerte si sigues aquí, no te humilles más, tú y yo ya no podemos estar juntos. Me das asco y tu deberías sentir lo mismo por mí. Estoy cansado de esto, de ti.

Sentí ganas de morir.

-Mamá hubiera querido que estuviéramos juntos siempre. Confesé llorando aunque tenía razón, estaba humillando me, dejándome pisotear por un poco de cariño pero si con eso lograba estar con él no me importaba mendigar. -Haré cualquier cosa con tal de permanecer juntos como her...

-¡NO DIGAS ESO!. Gritó levantando la vista, bastante alterado volviendo a levantar el arma. -Nunca podré ser tu hermano... y no quiero que me veas como tal... quiero que me mires de la misma forma en que yo lo hago. Dijo en un susurró casi inaudible mientras que mis ojos se dilataban al escuchar esas palabras.

-¿De qué hablas? Pregunté mientras que él se acercaba a mí mientras que su cuerpo rodeaba el mío por detrás en un abrazo.

-De esto... Susurró en mi oído mientras que sus manos tocaban mi piel bajo la camiseta, su tacto era frío así que no pude evitar sobresaltarme al sentir el contacto de su piel con la mía.

Me congelé.

RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora