Capítulo 35 Algo

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-Esto es una estupidez. Comenté mientras que Alexander movía los muebles de la estancia.

-Dices eso por que sabes que lo que te digo es cierto. Dijo empujando la mesita de cristal a un lado para apilarla junto con el sofá. En teoría Alexander quería "jugar" según él, pero soy débil, tanto que no podía ni siquiera defenderme.

-Por supuesto que no puedo defenderme de ti, es ilógico, eres más alto, más fuerte. Pronuncié de brazos cruzados en medio de la estancia desorganizada.

-¿Y el hecho que sea físicamente más fuerte que tú, quiere decir que no te vas a defender?. Sentenció golpeando me en la parte trasera de la rodilla y hacerme caer.

-No quiero hacer esto. Supliqué pero era demasiado tarde, la cacería había iniciado y yo era la presa.

Alexander se inclinó para tomarme por los tobillos y arrastrarme hacía él mientras que yo daba manotazos al aire tratando de agarrarme de algo para evitar ser arrastrada pero no funcionó, cuando me tuvo a su alcancé me giró para vernos de frente, traté de ponerme de pie pero él me dio un empujón y volví a caer.

-¡Defiende te, maldita sea!. Gritó inmovilizando mis piernas con su tórax.

¿Defender me?. No podía y tampoco quería.

-¡Alexander para!. Grité respirando muy fuerte, esto se estaba saliendo de control, él estaba disfrutando la escena pero en el fondo estaba enojado por mi falta de violencia. -¡Detente, por favor!.

Le di una cachetada que lo tomó por sorpresa e intenté correr pero él se abalanzó sobre mi nuevamente. Mis ojos se ampliaron al ver como se abría paso entre mis piernas bruscamente rasgando mi ropa, no quería defenderme pero tampoco deseaba que siguiera, si esto era una broma estaba yendo demasiado lejos, comencé a golpear sus brazos pero ni siquiera se inmutaba, estaba muy concentrado bajando el cierre de sus jeans, así que clave mis uñas en su antebrazo e intenté patearlo pero sólo provocó que me diera un revés.

-Ahora sí tendrás derecho a gritarle al mundo que abuse de ti.

-¡PARA! ¡NO QUIERO!. Chillé desesperada y él colocó sus labios en los míos violentamente y entonces mordí su labio inferior haciéndolo gimotear cuando sentí como un líquido caliente rozaba mis labios y entonces el aflojó su agarre para empujarme y separarse de mí por lo que me arrastré hacía atrás para ver como Alexander tenía una mano en el la boca que luego alejó para ver un líquido color carmesí sobre el dorso de su mano y empezar a reír, poniéndose de pie.

Había mordido tan fuerte a Alex que le había roto el labio inferior y él estaba riendo mientras caminaba hacía mí ofreciéndome una mano para ponerme de pie.

-Ni creas que hemos terminado con esto, si es necesario lo repetiremos cada semana, cada día hasta que no te pueda poner ni un dedo encima. No te estoy felicitando pero es un buen comienzo.

-¿Qué pasará si no logró defender me?. Pregunté de pie pero aún con la respiración agitada y muerta de miedo.

-No lograste defenderte hoy, te pude hacer mía a la fuerza pero decidí tener un poco de compasión. Dijo tomando un mechón de mi cabello y colocarlo tras mi oreja. -Pero no puedo asegurar que la próxima vez pueda resistirme ¿entiendes?. Dijo caminando con dirección a la cocina sin antes darme una leve palmada en el muslo.

No podía creer lo que pasó, tenía que ser una broma ¿no?. Era imposible pelear contra Alexander y aunque perdiera él no iba a...

Todo era mi culpa, si yo no lo hubiera amenazado con acusarlo de violación esto no estaría pasando pero ahora mi mentira se convertiría en realidad y él...

Alejé esa idea de la cabeza, Alexander es bueno, solo tiene unos gustos raros y un humor ácido, solo estaba tratando de asustarme.

Al menos eso esperaba.

○●○●○●


Mientras Alexander preparaba la comida aproveché para encerrarme en el baño para cambiarme de ropa y meditar las cosas, no sabía cómo actuar o que decir, es difícil vivir con una persona sensible, cambiante de humor, él era una persona única, compleja y aunque no me agradaba la idea tenía algo raro y maniático dentro de él pero a pesar de eso, con todos sus defectos lo quería y mucho, la cuestión es:

¿Puede el amor soportar algo que no comprende?

Antes de poder asimilar la pregunta un golpeteo rítmico en la puerta me hizo cerrar el grifo del lavabo y abrir la puerta para encontrar a Alexander tras ella, sonriente, como si nada hubiera pasado.

-¿Estás bien? La comida está lista y llevas media hora ahí adentro. Pronunció señalando el pasillo.

-Claro ¿vamos a comer?. Dije haciéndolo a un lado para poder salir del sanitario pero el atrapó mi muñeca para atraer me hacía él y dar me un suave beso.

-Te amo y si te asusté es por tú bien ¿entiendes bonita?. Dijo y me vi obligada a forzar una sonrisa.

-¿Te duele?. Pregunté acariciando con mi dedo índice su labio y el se apartó ante el tacto.

-No importa... ¿Qué tal tú?. Preguntó pasando el dorso de su mano por mis brazos y mejillas en donde me había golpeado y me di cuenta que debía de estar horrible con moratones por todos lados. -Tengo algo para ti. Dijo enlazando los dedos de mi mano con los suyos y guíandome hacía la cocina. Él empezó a rebuscar en la alacena mientras que yo echaba un vistazo a la pasta que había cocinado. -Toma, con esto pudes cubrir los golpes, te ves muy mal con ellos, no me gustan. Dijo ofreciéndome una crema en forma de maquillaje. -También tienes que tomar una por día sin falta. Dijo tendiendome un frasco blanco sin etiqueta.

-¿Qué es?. Dije abriendo el frasco para encontrar pequeñas cápsulas de color blanco.

-Pastillas anticonceptivas. Dijo en un tono como si fuera lo más evidente del mundo. -No queremos tener un bebé. Dijo girandose hacía el sartén y meneando la pasta con una cuchara.

-¿No queremos?. Repetí en un tono dudoso y dejó caer el sartén en el suelo provocando que me sobresaltará al ver toda la comida regada por el suelo.

-Por supuesto que no, es fantástico estar así, los dos solos ¿comprendes? si tienes un bebé arruinaría lo que tenemos, además de los riesgo de que el feto tenga una mal formación o algo así. No te puedo compartir con alguien sabiendo que esa persona sería muy importante para ti... incluso más que yo, eso me volvería loco. Pronunció y yo asentí levemente. -¿Podemos comer más tarde? Arruiné la comida, ¿Qué te parece si vamos a la iglesia y luego pasamos a comer pizza?.

-Me encantaría. Contesté con una sonrisa, mientras Alexander tomaba sus llaves.

No le gustaba como se veía mi piel con marcas que el me había hecho pero disfrutaba hacerme daño.

Ilógico ¿No?.

¿No queríamos un bebé o él no quería compartir me?

Compartir. Una palabra tan caritativa y egoísta a la vez. Yo no soy algo que se pueda o no compartir, yo soy alguien.

Todos somos alguien.

Pero comenzaba al sospechar que para Alexander yo no era "alguien" sino "algo".

Porque "alguien" tiene derechos, tiene sentimientos, puede expresarse y decidir por sí mismo, si desea tener hijos o no, puede decidir cuando sale a la calle y tiene un pensamiento propio pero sin embargo "algo" no tenía ninguna opinión sólo se limitaba a obedecer porque ese "algo" no era más que una cosa que se podía utilizar a su antojo sin la más mínima consecuencia.

Yo soy alguien.

RED Sobreviviendo al Infierno COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora