—Miré una foto tuya —dice de pronto, tengo que bajarle el volumen a la canción de AeroSmith, vuelvo mi mano al volante y la observo solo por unos segundos con el ceño fruncido, tiene su vista clavada en mí y vuelvo mi vista a la carretera —supongo que con tu familia.

—¿De dónde sacaste esa foto? —recuerdo que solo tengo una en mi casa, así que ya sé de donde la sacó.

—Estaba buscando una libreta y salió de ahí —me quedo en silencio recordando aquella fotografía de cuando era feliz con mi familia —se debe sentir bien tener fotos en familia.

No contesto, hay temas de los que no me gusta hablar y este es también uno de ellos, ella no dice nada más al ver que me cierro ante el tema, vuelve su vista a la ventana y yo continúo viendo la carretera, aunque pensándolo bien, al menos yo sí tuve una familia, aunque por un corto tiempo.

—Sí, se siente bien, aunque solo queden para recuerdos —puedo sentir su mirada sobre mí pero no dice una palabra, tal vez notó que no quiero hablar sobre ello y no quiere preguntar, así que prosigo —desde que mi padre murió nada volvió a ser igual.

—¿Y... qué pasó con tu hermana?

—Es prostituta.

—David, no puedes juzgar a una mujer por su vida sexual —me riñe, la miro por un momento y sus ojos furiosos me miran de forma inescrutable que hasta me da un poco de gracia, esto que no sabe que la he llamado peor.

—Una mujer que tiene sexo con hombres sólo por querer dinero sin trabajar, también es una prostituta.

Ella arruga su frente en el momento que la observo para decir estas palabras, estamos justo llegando a casa, llama mi atención un auto estacionado al frente, a estas horas, y de inmediato mis ojos van hacia la tortuga ninja que está parado junto al señor que cubre su espacio por la noche, frunzo mi entrecejo al verlo y justo en el momento que me detengo para esperar que el portón se abra Natalie baja del auto y solo la observo por el parabrisas caminar hacia Camilo.

Me bajo enseguida para conocer el motivo de su visita y en ese momento él saca unas llaves que tintinea frente a nosotros. Natalie suelta un grito perforando mi tímpano y lo abraza, yo... no sé qué pensar.

La imitación en rubio de Jackie Chan me mira y se remueve incómodo separándose de ella con una sonrisa luego de aclarar su garganta.

—Yo no sé como agradecértelo, en serio —dice Natalie eufórica y me percato que el auto estacionado frente a nosotros es el suyo.

—No tienes que hacerlo, te dije que sabía mucho de autos —dice y yo solo los observo.

—Bien ¿Cuánto te debo? —digo, caminando hacia él. Camilo el casado me mira, ambos me miran y Natalie me hace una seña sutil de negación con su cabeza, me encojo de hombros, nadie hace favores de gratis y prefiero pagar por ello.

—Señor Schmitt —habla de inmediato —con todo respeto, pero no suelo hacer favores para esperar algo a cambio... o dinero —observo que Natalie le esboza una sonrisa y vuelvo mi mirada a él.

—Bien —contesto, giro sobre mis talones para volver a mi auto y finalmente entrar a mi casa para dormir como si no hubiera un mañana.

—¿Necesitas un empujón a tu casa? —escucho a Natalie antes de subir a mi auto, lo que me hace sutilmente girar a verlos.

—Si no le molesta al señor Schmitt —contesta de inmediato viendo en mi dirección con una mirada dudosa, sí, si me importa hijo de p...

—No, para nada —digo, sin esperar respuesta solo subo a mi auto y sin ningún tipo de gesto espero que se aparten para poder pasar y así lo hacen. Pero antes de que ponga en marcha mi auto miro a Natalie caminar hacia mí lo que me hace bajar la ventanilla de mi auto con mi entrecejo fruncido.

Recién Cazados © (Borrador de la 1era edición)Where stories live. Discover now