panqueques y columpios

2K 317 211
                                    

Michael:

Tenía un recuerdo en mi mente, siempre presente.

Cuando papá murió Alex y yo dormíamos en la misma cama, andábamos uno detrás de otro todo el día, jugábamos juntos y me deprimía cuando él iba al jardín infantil.

Éramos muy unidos, después de todo, somos hermanos, ambos hombres, era normal.

Crecimos siendo siempre así, él me enseñó  andar en bicicleta, me enseñó a tocar guitarra, a veces leíamos cómics juntos por las noches, acampabamos en el jardín y calentábamos malvaviscos en la estufa.

Él siempre fue mi héroe.

Abrí mis ojos, sintiendo mi cuerpo cansado, no quería despertar, no quiero moverme, no quiero nada.

Mi cabeza subía y bajaba con calma, levanté mi mirada con pereza y vi la carita de Christian, me había dormido sobre él, el castaño aún tenía sus manos en mi cabeza, me había hecho cariño hasta quedarse dormido.

Moverme sin despertarlo era imposible y aún estamos en medio de la madrugada, puedo sentir su cuerpo calentito, pero si no se cubre con frazadas se enfermará.

Me levanté rápido y Christian despertó sobando sus ojos, me miró y se acercó a mi, puso con cuidado su mano sobre mi mejilla golpeada y acarició con cuidado.

La idea era que lo despertaría para que volviese a dormir en la habitación, pero ahora no quería que me dejara solo.

—¿Te sientes mejor?—Preguntó mostrándome su rostro preocupado—Tú, ojos rojos, muy rojos.

—Si, estoy mejor, gracias—Dije y sus ojitos brillaron.

—Tu voz, linda, me gustas—Dijo parando mi corazón—No llores, a mi—Dijo apuntándose—Me duele mucho.

—¿Si?—Pregunté.

—Si—Respondió.

—Lo siento—Dije acariciando su cabello.

No podía creer que esto estaba pasando, tendría más lógica que me hubiese desmayado y esto fuera un juego de mi cabeza.

Christian caminó hacia la cocina y abrió los cajones de la alacena, suspiró al verlos vacíos y escribio en su celular, luego se acercó al ventanal y se puso frente  a este, mirando el cielo de madrugada, me senté a su lado.

—Christian, quería disculparme por lo que pasó ayer, no debí—Miré al castaño que me veía con los ojos entrecerrados.

—Yo no poder entender bien—Dijo y me di un golpe mental, era tan idiota.

Escribí mis disculpas por mensajes de texto y él se acercó a mi negando con su cabeza, luego se puso detrás de mi y apoyo su espalda en mi espalda.

"Está bien ¿Quieres contarme lo qué pasó o...?"

Trague con dificultad, al parecer Christian lo sintió, ya que escribió otro mensaje.

"No es necesario que lo hagas, aún sin saber el porqué me quedaría contigo".

Sonreí, no fue una sonrisa amplia, pero me sentí bien con sus palabras.

Aún así le conté todo lo que yo había visto, todo lo que había pasado y un par de sentimientos que tenía revueltos, como espinas floreciendo en mis intestinos, en mi faringe, en mi cabeza...

Y Christian como siempre, sabía como calmarme.

"No creo que tu familia se destroce por esto, sólo es un mal rato, son 9 hermanos, es raro que aún no pasara nada.
Seguro Alex está presionado, enjaulado en sus dudas, las cosas se salieron de control, no lo estoy defendiendo, sólo digo que quizás él también lloró mucho anoche.
De todas formas, él no es malo y te ama, eres su hermano, volverá, quizás algo falte, pero ese algo puede ser reemplazado".

Mute Donde viven las historias. Descúbrelo ahora