¡Michael no sabe entregar cartas!

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Christian no sabía que acababa de pasar, su mesa estaba volteada y sus cuadernos en el piso, aquel chico con el que chocó en el almacén miraba con odio a un chico que tenía debajo, si Christian sabía algo en ese momento era que tenía miedo, mucho miedo.

El oji gato se levantó, dejando ir a su “víctima”, aquel que había desafiado a Michael aún seguía en el salón, no le había golpeado, no se rebajaria a su nivel, pero eso no duró mucho.

—Levanta tus manos—Exigió demandante el oji cielo.

Aquel tipo era el único que tenía gotitas de sangre en sus manos, de donde venían era demasiado obvio, de Christian, de su pequeña nariz y labios.

Tal vez Michael y Christian no sean cercanos y mucho menos amigos, pero si a Michael le cabrea algo es que los fuertes se burlen de los debiles, más le cabrea que la persona de la cual se aprovechan se haya tomado su tiempo escribiéndole algo para agradecerle, porque, seamos sinceros, eso ya nadie lo hace.

Michael rompió el labio del chico, debía darle algo a cambio de su golpiza, luego lo dejó ir, aunque aquellos cobardes no dudaron en mentir respecto a su “pelea” aunque en realidad era una agresión, por lo cuál en menos de diez minutos Max, Michael y Chris estaban sentados en espera de pasar a la oficina.

—Esos bastardos—Dijo Max frustrado, lo cuál sorprendió a Mike, pues él nunca decía aquellas cosas refiriéndose a alguien, su estilo no era insultar o al menos, no en serio.

Michael miraba disimuladamente a Christian, entonces notó 2 cosas interesantes en él.

1-No puede estar más de diez segundos sin mirar su entorno.
2-su respiración es demasiado lenta y calmada.

Sabía que era algo estúpido, pero quería oír su voz.

Christian se levantó y el oji cielo quedó pegado, Max se limitó a seguir al castaño mientras su amigo seguía en trance.

...

Una mujer bastante joven “hablaba” con Christian, el silencio en la habitación rompía las tripas de todos base de nervios, la profesora miró a ambos chicos y entonces susurro algo en el oído del director.

—Evans dice que ustedes sólo se defendieron y lo defendieron a él, por tanto no veo motivos para enviar un castigo a su escuela, aunque como sospechan, tuvimos que avisar de su situación y tienen el resto de día “libre”—El director pausó— lamentamos los inconvenientes.

—Oh...no se preocupe, está bien—Dijo Max, Michael asintió.

Tal vez era algo apresurado, bastante en realidad, pero Michael vio la cara sonriente de Chris y lo lleno de ternura, sus ojitos se cerraban de una forma bastante bonita, también sus labios eran lindos, aunque los golpes no dejaban ver toda su belleza.

O eso era lo que pasaba por la cabeza de Michael y, es que Michael detesta frenar sus pensamientos, sólo los deja ser sinceros, aunque esta vez al ser un chico le parecieron un tanto incorrectos.

Salieron de la oficina y caminaron por los pasillos, si tenían el día libre no habría problema en acompañar a Chris a buscar sus cosas, entonces Michael lo recordó.

—¡La cart—Fue interrumpido por el sonido de estómago de Chris que moría de hambre, Max rió y revisó su bolso, tendiendole una galleta con chispas de chocolate, los ojitos de Christian se iluminaron y las acepto sin pensarlo, pero luego se avergonzó, no debía tomar regalos tan a la ligera.

Devolvió más de la mitad del paquete de galletas.

Ambos chicos sabían que eso no era necesario, ellos ya habían comido, aunque...¿Cómo decírselo?, Se miraron entre sí, escondieron sus manos detrás de la espalda , dando vueltas con Chris que buscaba las extremidades de los chicos.

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