Math

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(Esto fue escrito en una clínica,  espero que puedan sentir la atmósfera)

....

Los pacientes quedaron confundidos y tristes al ver a los doctores correr con una camilla por los pasillos, en ella había un niño ni tan pequeño ni tan grande, pero verlo era destrozante, estaba conectado a aire, suero y otros cables que regulaban sus pulsos.

Aquel chico se llamaba Michael Shizen, ya llevaba dos infartos seguidos.

Uno en casa, otro en la ambulancia.

Los doctores gritaban cosas mientras corrian con el niño, lo metieron en una habitación, donde intentaron mantenerlo estable o de bien, salvarle la vida.

En los pasillos una mujer corría devastada, trataba de correr detrás de la camilla donde estaba su pequeño hijo.

Ya había perdido a su padre, no quería perderlo a él.

La mujer no sintió el paso del tiempo mientras miraba al infinito, los 5 niños estaban en silencio, incluso la más pequeña, su hermano estaba luchando contra la muerte y no tenía buenas armas.

Un doctor salió y preguntó por el apellido Shizen, la pelirroja se levantó y camino lentamente hacia él, el doctor la miró y dijo.

—Su hijo está estable, en unas horas podrá verle—La mujer abrió los ojos luego de unos segundos y tembló, el doctor se volteó, alejándose de ella, pero apenas la oji verde pudo reaccionar corrió hacia él, abrazandole y agradeciendole por haber salvado al niño.

Michael estaba bien, todo estaba bien.

...

Ya habían pasado dos meses y el niño seguía internado por haber tenido otros 2 infartos recientemente, Michael miraba la ventana aburrido, quería salir, quizás habían más niños en la clínica ¡Quizás podría hacer amigos!

Así fue como en las noches empezó a salir a escondidas, se había hecho amiga de una niña que estaba allí por una reciente operación en su brazo, a veces ambos se encontraban en los pasillos por las noches y jugaban un poco, pero el niño tenía otro amigo y con él, no era necesario esconderse en algún lado de la habitación, aunque aquel niño siempre estaba dormido y no importa cuanto Michael tratara de despertarlo, él no le hacia caso.

Aunque él lo fuera ver todas las noches.

Michael sabía que a aquel niño le gustaban las estrellas, las naves espaciales y el universo en si, ya que tenía muchas cosas relacionadas a este en su habitación, lo que más le llamaba la atención a Mike era una nave de juguete que tenía luz, se parecía a un juguete que tendría un bebé, cosa que se le hizo extraña.

Las enfermeras de aquel lugar eran geniales, jugaban con Michael y le ayudaban a respirar, también le enseñaron a inyectarse algo llamado “insulina”, cuando Alex iba a verle llevaba una guitarra y tocaba canciones que al castaño le gustaban muchos, el día que Alex llegó con lentes se le hizo raro a Michael, también cuando llegó con una niña de cabello corto como un chico y rizado, la niña tenía ojeras y ojos sin vida, tampoco reía ni mostraba expresión alguna por nada, cuando su primo, que era amigo de Alex, le hablaba, ella no respondía nada, el amigo de Alex era raro, tenía ojos de distinto color y siempre llegaba con golpes, pero al castaño le caía muy bien, también sentía cariño por la chica de ojos azules que lo acompañaba siempre, aunque también le daba miedo, aún así, fue raro cuando dejo de ir a verle, su primo también se veía más decaído luego de eso, pero Alex le hacia reír.

—Hey, hermano—Habló el chico de 6 años.

Alex lo miró—¿Si? ¿Te duele algo?

—Quiero que me enseñes a tocar guitarra—Dijo decidido, a lo que su hermano asintió y sonrió, cosa que muy pocas veces hacia.

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