Servilleta

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Chris tenía miedo de aquel chico que trataba de separar sus brazos, no quería que le golpeasen más, pues dolía mucho, él quería que su tía o su hermana mayor vinieran por él como cuando era un niño pequeño, así se sentiría realmente seguro.

Esto se sentía como cuando era pequeño y para picarle en su cumpleaños le regalaban audífonos, tal vez él pudo seguir estudiando en una escuela normal, de no ser por la idiotez y egocentrismo de algunos niños seguro sería el mejor de una clase normal.

Michael suspiró al ver a aquel chico tan asustado, es que en serio parecía un niño pequeño, entonces recordó que en su última visita al doctor (que fue el día de ayer en la tarde) le había regalado una paleta que debía seguir en su bolsillo y así fue, tal vez era una paleta para diabéticos, pero la diferencia es insignificante.

Presionó con su dedo índice la rodilla del niño Castaño y este levantó su mirada encontrándose con aquel chico ofreciéndole una paleta y para alguien que ama los dulces, eso puede ser tomado como en un caso extremo, hasta una pedida de mano, pero Christian tenía claro que esto sólo era como una ofrenda de, en lo probable, amistad.

Michael sonrió al ver como Christian se sacudía el polvo de sus pantalones al levantarse, su cabello estaba más revuelto de lo normal y su nariz seguía sangrando, así que Michael le entregó un paquete de pañuelos y se ofreció a llevarlo a la escuela, total, todavía no tenía nadie con quién almorzar y quedaba mucho tiempo aún.

Este no era ni el primer ni último caso de amistad entre las escuelas, así que cuando el portero de la escuela de Chris pidió la identificación de Michael, este la entregó sin problemas, sabiendo que no la vería hasta que decidiese salir por aquella puerta.

....

Ninguno de los dos sabía porque estaban en aquella situación, Michael se sentía de alguna forma culpable por odiar al hermano de la chica que le gusta y cree que ese fue el único impulso que lo llevó a estar en esta mesa, aquí y ahora, pero muy dentro de él sabía que quería proteger a aquel chico hasta que se tranquilizara, tal vez es por el instinto maternal que Michael desarrollo al tener hermanos pequeños o tal vez era porque quería a aquel chico como amigo, pero sus acciones jamás tenían respuestas concretas y era mejor así.

Chris estaba muy agradecido con el chico que comía tranquilamente su sándwich frente a él, como no sabía cómo decírselo, decidió tomar una servilleta y escribir en ella un “gracias”, era una suerte que siempre llevara un lápiz en sus bolsillos, Michael sólo miro embobado el papel, no había visto una letra tan bonita y ordenada jamás, ya que la letra de todos sus amigos era digno de un doctor manco árabe.

Volviendo a la realidad, Michael negó con su cabeza, no tenía nada que agradecer, el chico frente a él le regaló una sonrisa, en serio, en todos sus aspectos parecía un niño, porque se veía como una sonrisa de lo más pura, Michael también sonrió y Chris volvió a tomar la servilleta.

“¿Cómo te llamas?” Es cierto, Michael recordó que Christian no sabía su nombre.

El oji cielo pensó la respuesta, luego buscó un lápiz en sus bolsillos, pero no traía ninguno, el castaño frente a él le había estado atendiendo su lapicera desde hace un rato, cuando por fin Michael lo notó Christian soltó un bufido divertido, aunque este fue bastante bajito.

"Michael Castillar.
Christian Evans, ¿verdad?"

El chico asintió emocionado, tomó la servilleta, pero apenas está hizo contacto con la lapicera, se rasgó.

Ambos se miraron por unos segundos, no tenían más servilletas.

–Rayos-–Murmuró Michael por la costumbre, aunque de inmediato Christian le miró confundido, el más alto no sabía cómo decirle que no era nada.

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