Por eso y mucho más, nunca se da el nombre real a un desconocido.

Salgo de aquella celda y camino en dirección dónde el oficial me indica lo más rápido posible al escuchar a Paula y Marisol gritándome desde la celda que les de mi número para salir de fiesta la próxima vez que estén en Nueva York. En la sala dónde me darán mis pertenencias me encuentro con unos enormes ojos castaños y de inmediato su gesto se torna molesto, no me queda de otra más que sonreír ampliamente.

—Holi —digo con un tono amable, mostrando mis dientes y tomando mis cosas, siento vergüenza, ni siquiera puedo verla a los ojos.

—¿Holi? —cuestiona, con su entrecejo fruncido —¿Porqué le llamaste hija de puta a una oficial? —murmura, cruzándose de brazos.

—En mi defensa —ahora si me paro frente a ella, ni tan de frente porque es bastante pequeña, la miro a los ojos —yo no se lo dije en su cara, yo creí que ya se había ido pero no... la bruja seguía ahí... —susurro esto último viendo a mis alrededores, no quiero pasar por lo mismo otra vez.

Salgo de la maldita comisaría y una oleada de aire frío me recibe, amo ser libre, abro mis brazos e inhalo profundamente la libertad cuando me trago un jodido mosquito y casi me ahogo... en frente de Natalie.

¡Maldita sea! ¡Todo tiene que pasarme en frente de ella!

Luego de ir al banco para pagarle el dinero que había regalado a los oficiales para que compren sus malditas donas, llegamos al lugar que la había invitado en un inicio.

—¿Ya estás mejor? —pregunta, acariciando mi espalda y haciendo círculos con la palma de su mano.

—Sí, no te preocupes —la verdad no, aún siento ese jodido insecto en mi garganta, voy a tragármelo a punto de cerveza, tal vez me provea proteínas —espérame un segundo, iré a la barra ¿Tú quieres algo de tomar? ¿Una cerveza? ¿Una soda?

—Una cerveza —dice con un gesto amable, tomando lugar en un pequeño sillón esquinero que rodea una mesa, me retiro, tengo que ir a toser tranquilo a otro lugar.

Una vez que pido la cerveza para ambos, regreso dónde está ella viendo algo que se está proyectando en el tv de aquel lugar, tomo mi lugar frente a su persona, extiendo su cerveza y la toma de inmediato llevando su mirada a mí.

—¿Sabes qué es la cerveza? —digo, acomodándome en mi lugar —Es el mejor amigo del hombre, es algo así como un perro embotellado —ella frunce su entrecejo y me observa con intriga soltando una risa.

—Algo me dice que tú y yo seremos mejores amigos —enarco una ceja ¿Cómo debo de tomarme eso?

—¿Qué clase de mejores amigos? —la miro fijamente con una sonrisa pícara, en ese preciso instante intenta reír mientras toma un trago de su cerveza y el líquido se resbala por su barbilla y cae exactamente en su escote, no puedo evitar sentir envidia por como esa jodida gota recorre su pecho, ella toma una servilleta y se limpia específicamente esa parte, de inmediato desvío mi mirada hacia otro lugar para evitar tener pensamientos pecaminosos en frente de ella, mi vista se detiene en la pantalla y hay un tipo con una chica en un cuarto que parece una cámara de tortura usada para una película de Saw.

—¿Te gusta esa película? —pregunta, vuelvo mi mirada a ella y ahora no puedo evitar que mis ojos se vayan a otro lado, pero hago lo mejor que puedo para ver sus ojos.

—¿Qué película es? —frunzo mi entrecejo tomando más cerveza.

—50 sombras de Grey —dice de inmediato, con gesto de desesperación —¿nunca la has visto? —hace una expresión como si es la cosa más jodidamente extraña ¡Por supuesto que no! Lo más gay que he visto es El Titanic.

Recién Cazados © (Borrador de la 1era edición)Where stories live. Discover now