- No sé y si...

- Mi hermano no estará tranquila. - La interrumpió Jane. - Además ha vuelto a su apartamento.

Lana respiró aliviada. - Esta bien, iré. - Dijo sonriendo ligeramente.

Trabajo y más trabajo es lo que tenía Paul, lo que le distraía y le ayudaba a no pensar.

- ¿Ernesto Silas? ¿De qué me suena ese nombre? - Dijo para sí mientras leía los informes de una de las nuevas empresas que habían firmado con ellos.

Dos golpes en la puerta se escucharon - ¿Señor Blake?

- Pasa. - Le dijo a su secretaria, una mujer ya mayor pero eficiente que llevaba trabajando en la empresa más de seis años, dos junto a él.

La mujer abrió la puerta. - Le comunico que su reunión empieza dentro de diez minutos.

- Esta bien, ¿tienes todo preparado? - Habló calmado.

- Sí señor y la sala de reuniones ya esta lista.

- Bien, entonces vamos. - Dijo mientras se levantaba y cogía los papeles.

Ya en la reunión donde se encontraban varios inversionistas, Bárbara y otros directivos importantes, Paul empezó a hablar.

- Bueno señores y señoras, les comunico que la importación y exportación de los nuevos productos ha sido un éxito y que ya dos de las tres pequeñas empresas han firmado el contrato con nosotros.

La reunión ya había concluido, tenían previsto otra reunión con el dueño de la última empresa para que aceptara el contrato que beneficiarían a ambas partes.

- Hijo, quedate un momento.

- ¿Qué pasa madre?

- Creo que hay alguien que nos roba.

- ¿Cómo? - Preguntó alterado. - Eso no puede ser.

- He visto las cuentas de la última semana, desde que firmamos los contratos nuevos hay números que no cuadran.

- ¿Has puesto a alguien en ello?

- No, de esto me encargo yo, ahora mismo no confió en nadie.

- ¿Papá lo sabe?

- Sí, se lo he comentado esta mañana. Él piensa que es muy probable que sea la gente de las otras empresas que han estado malversando fondos.

- Pero para eso tendrían que tener nuestras contraseñas. - Dijo pensando un momento. - Ernesto Silas.

-¿Qué pasa con él?

- Ya sé de que me suena el nombre, es el padre de Lana. Ella le ha pasado información, te dije que no podíamos fiarnos de esa mujer. - Habló con rabia.

- Paul, te estas precipitando.

Sin hacer caso a Bárbara salió corriendo de la empresa dirigiéndose a la tienda de Lana por segunda vez.

El tintineo de la puerta anunciaba la llegada de un Paul muy cabreado, tenía sus manos apretadas en puños y una expresión de enojo.

- ¿Qué haces aquí? - Preguntó extrañada. Lo miró a los ojos y lo único que podía apreciar era furia.

- ¡Tú sabes lo que hago aquí!

- No tienes derecho a hablarme así. - Dijo firme.

- Le has estado pasando información de mi empresa a tu padre para robarnos. - Habló enfurecido.

Lana retrocedió, empezaba a tener miedo.

- ¿QUÉ? ¿De qué coño hablas? Hace meses que no veo a mi padre, él se largó. - No quería llorar pero la impotencia era más fuerte y las lágrimas empezaron a salir.

- Si crees que llorando me vas a ablandar estas equivocada. - No era cierto, Paul al ver la reacción de Lana cambió su expresión, ya no estaba tan alterado. - Es mucha casualidad que justo cuando tú te haces amiga de mi hermana y tu padre firma un contrato con nosotros empiecen a fallarnos las cuentas ¿no crees?

- Claro y lo más fácil es culparme a mí ¿no? No tienes ni idea, mi padre está fuera del país, ¡se largó! ¿Acaso has investigado algo? ¿tienes pruebas?

Paul no decía nada, ella tenía razón. Los dos se mantuvieron en silencio por un minuto hasta que Lana volvió a hablar.

- No me conoces, yo no soy una interesada. Nunca le he pedido dinero a nadie, todo lo que tengo lo he ganado yo. ¿De verdad crees que soy tan mala persona?

- Yo no sé que...

- Sé que te han hecho daño. - Le interrumpió. - A todos nos hacen daño alguna vez y debes superarlo en vez de amargarte y amargar a todos los que te rodean.

Paul la miró a los ojos ¿estaría equivocado con ella? Hasta ahora Lana no le había demostrado ser como él creía que era.

- Demuéstramelo.

- ¿El qué? - Preguntó mientras se quitaba las lágrimas de las mejillas.

- Que eres alguien diferente.

Alguien diferente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora